Herencias: un tercio de los valencianos rechaza tener que dejar una parte a sus hijos

Trece de cada cien ciudadanos declara su voluntad de diferenciar en el reparto patrimonial entre sus vástagos, según la Fundación BBVA

La mayoría de los ciudadanos está en contra del impuesto de sucesiones.

La mayoría de los ciudadanos está en contra del impuesto de sucesiones. / LEVANTE-EMV

Jordi Cuenca

Muchos ciudadanos de la Comunidad Valenciana, en concreto una tercera parte de ellos, no están nada a favor de que por ley sus hijos tengan que recibir al heredar una parte de su patrimonio independientemente de la voluntad del testador. Es lo que se conoce como la legítima, que en el caso de los hijos y descendientes se corresponde con dos terceras partes de la herencia del padre y de la madre, aunque estos podrán disponer de una de las partes para aplicarla como mejora a sus hijos o descendientes. La otra tercera parte es la de libre disposición.

Así lo constata un estudio de la Fundación BBVA basado en una investigación del catedrático de la Universidad de Málaga Luis Ayuso a partir de una encuesta a 1.127 personas mayores de 60 años. Preguntados sobre la legítima, es decir sobre la obligatoriedad del código civil español de dejar al menos un tercio de la herencia a los hijos, dos tercios se muestran a favor, frente a un tercio (31%) que querría poder dejar toda su herencia a quien quisiera. En el caso de la Comunidad Valenciana este último porcentaje sube al 34,2 %, uno de los principales datos entre las mayores autonomías de España, aunque lejos del 53,8 % del País Vasco, donde hace pocos años se aprobó un cambio legislativo que «permite altos grados de libertad a la hora de disponer de la herencia».

Pese a esto, una inmensa mayoría de los encuestados en la Comunidad Valenciana se muestra partidaria de no diferenciar a sus hijos a la hora de hacer el reparto de su herencia. En concreto, se encuentra en esta situación el 85,8 % de los consultados, frente al 13,3 %que sí querría diferenciarlos.

Por otro lado, el estudio constata que la sociedad española es mayoritariamente partidaria de no repartir nada de su patrimonio hasta el fallecimiento. Lo declara un 42 % de los encuestados, aunque un 24 % se decanta por darlo todo en vida y un 19 %, solo una parte. No hay diferencia por sexo, pero sí por nivel de estudios y edad, de tal manera que los españoles con menor graduación educativa son los más contrarios al reparto en vida, al igual que los más mayores. La razón que más influye en ese reparto es que la persona se sienta sola o muy sola, donde el 58 % de los consultados son partidarios de no dar nada hasta la muerte.

Vinculado con esta cuestión aparece la práctica bancaria de la hipoteca inversa, que implica intercambiar una propiedad por una paga mensual hasta el momento del fallecimiento. Dos de cada tres encuestados descarta recurrir a este producto financiero y solo un 11 % está a favor. Quienes no tienen hijos son ligeramente más favorables a esta opción.

Impuestos

Otra cuestión analizada por el informe es la de la fiscalidad. El 83 % de los españoles aboga por proteger las herencias porque «representan el esfuerzo de padres e hijos» y solo un 7 % opina que deberían desaparecer «porque favorecen la desigualdad desde el nacimiento». Se trata de un pensamiento que se refleja también en la opinión sobre el impuesto de sucesiones, dado que el 61 % es favorable a su supresión. Un 22 % propone que vaya en función de los ingresos y un 10 % opta por implantar una tasa baja.

Por último, el documento traza un perfil del patrimonio que heredan los españoles. En las personas de más de 60 años, el principal bien que se obtiene es la vivienda, con un 44,4 %, seguido por el dinero (24 %). La tercera posición corresponde a las propiedades rústicas, como fincas o campos, con un 19,8 %, y el cuarto, las propiedades urbanas como locales comerciales o garajes, que se quedan en el 7,6 %.

El aumento de la esperanza de vida y los cambios en las relaciones familiares han provocado que el enfoque individualista gane terreno en el singular mundo de las herencias. El estudio constata que en España la inmensa mayoría de los mayores de 60 años considera que su patrimonio debe ir a parar a sus hijos cuando muera. «La herencia sigue simbolizando a la propia familia, representa el esfuerzo intergeneracional de padres e hijos que asegura la continuidad familiar», afirma el documento.

No obstante, acto seguido añade que «comienzan a detectarse algunos indicadores de cambio». Y es que prevalece la idea de que por el mero hecho de ser hijo una persona es merecedora de la herencia de sus padres (un 57 % del total), pero en un 40 % de los casos apuntan que los vástagos «deben demostrar que merecen esa herencia. Es decir, se comienza a poner requisitos más allá de los de sangre para ser beneficiarios de esta herencia». Se trata de un tendencia que se observa «sobre todo en las generaciones con mayor nivel de estudios y menores de 80 años».

Otro factor que retrata los nuevos tiempos se deriva de la «existencia de un principio de familiarismo individualista representado por el 57 % que se muestra en contra de que se deba ahorrar para dejar un patrimonio a los hijos/familia». La conclusión del autor del informe es que «el sentido del ahorro tiene un carácter cada vez más personal que comunitario».

El documento deja constancia de que se está modificando el ‘contrato’ según el cual la ayuda de padres a hijos se ve compensada por el apoyo de estos en la vejez. Así, la percepción que tiene la generación que supera los 60 años sobre sus últimos años de vida no pasa por sus descendientes, porque solo el 9 % espera estar en casa de alguno de ellos, frente al 39,5 % que desea permanecer en su vivienda o el 28 % que opta por una residencia. Son unos porcentajes muy similares también para el caso de quienes no tienen hijos. 

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