El fondo documental del MARQ, un rincón para la memoria

El archivo del museo alicantino conserva cerca de 150.000 documentos que registran la actividad arqueológica de la provincia desde 1932, de los que ya se han digitalizado 95.000

Lo que ahora registran drones o recogen ortofotos o configuran procesos informáticos, en los años 30 del pasado siglo suponía un largo proceso de dibujado, planimetría, fotografiado y revelado. Esta evolución en el trabajo arqueológico se recoge fielmente en el archivo documental del MARQ, un departamento que se impulsó en 2005 para conservar esa lectura de la historia de la provincia y también para proceder a su digitalización como estrategia para preservar la integridad de estos testimonios y también para ponerlo a disposición de los investigadores.

El fondo podría llegar a los 150.000 documentos, de los que ya se han digitalizado 95.000, gracias a la labor de Miguel Benito Iborra, experto en arqueozoología, que se encarga de esta misión desde 2005. Planos, dibujos, textos, informes técnicos, fotografías o memorias de excavaciones forman parte de esta documentación. 

El archivo abarca desde 1932, cuando se inauguró el Museo Arqueológico de Alicante en los bajos del Palacio Provincial, aprovechando la visita de Niceto Alcalá- Zamora a la ciudad, hasta la actualidad. «El inicio es el fondo antiguo de la biblioteca de ese centro que se trasladó aquí y se impulsó en 2005», asegura el encargado del archivo.

Colecciones y fondos

La importancia de este archivo radica en las destacadas colecciones que conserva y su importancia para conocer la evolución de las excavaciones arqueológicas en la provincia. Entre ellas, las de Figueras Pacheco, el Padre Belda, Vicente Martínez Morellá o Enrique Llobregat.

El fondo de Figueras Pacheco es «fundamental» para conocer la historia de Alicante y del museo. «Todas las excavaciones pasaban por él», apunta Miguel Benito Iborra. «Hay fotos antiguas de lo que era la Albufereta, la documentación de las excavaciones en el Tossal de Manises y la Illeta de El Campello, que empezaban entonces, dibujos y las memorias».

Una parte muy interesante de este legado son los dibujos que realizaba de las piezas encontradas, que después pintaba con pincel y los entregaba a la imprenta Such y Serra para que las reprodujera en una especie de postales.

Dibujos de Figueras Pacheco, que pasaba a tarjetas impresas.

Dibujos de Figueras Pacheco, que pasaba a tarjetas impresas. / Héctor Fuentes

También se conserva un estudio enciclopédico fundamental que tenía Figueras Pacheco, la Geografía de la Provincia de Alicante, de Carreras y Candi, publicada en 1915. «Tenemos un ejemplar original y recoge todo el patrimonio y toda la historia de la provincia pueblo a pueblo».

La familia de Martínez Morellá, cronista de la provincia, presidente del Instituto de Estudios Alicantinos, posteriormente Gil-Albert, y presidente de la Comisión Provincial de Monumentos, cedió todo su fondo fotográfico al MARQ. 

Otra de las colecciones importantes a resaltar es la de placas de cristal de Sánchez de Prado, que permite con un visor estereoscópico que tenemos expuesto en la sala de moderna y contemporánea ver en 3D toda la información que aportan esas placas. «Era un familia que viajaba mucho, que estuvo en la Exposición Universal de París en 1905, que documentó la visita de Alfonso XIII a Alicante o las primeras hogueras de la ciudad. Recoge las costumbres y el urbanismo alicantino, los paseos. Tenemos miles de placas».

En 2005, también llegó al MARQ todo el legado documental de Enrique Llobregat, primer director del Museo Arquelógico de Alicante cuando estaba en los bajos de la Diputación. «Aquí tenemos todas las fotografías que hizo en los años 60, una impresionante colección gráfica que nos aportó la familia, desde su etapa de posgrado en Palestina e Israel, donde estuvo formándose, hasta de las excavaciones que realizó, las visitas que hacía, los dibujos, los congresos nacionales en los que participaba...». 

Uno de los dibujos de una excavación.

Uno de los dibujos de una excavación. / Héctor Fuentes

Hay también unas memorias del yacimiento del Tossal, «que son tomos y tomos», y toda la documentación gráfica y documental del proyecto del MARQ, «que se hizo en el 99 y que dio lugar al contenido del museo».

El archivo incluye elementos documentales desde la primera sala que se inaugura en los bajos del Palacio Provincial hasta prácticamente el traslado del museo. «Esto está todo en carpetas y la mayoría está ya digitalizado». También hay material de exposiciones de producción propia que hemos hecho en el propio museo y documentación gráfica de las muestras internacionales que han venido al MARQ».

Otro fondo importante es el de la prensa. «Tenemos todas las noticias sobre patrimonio provincial, de arqueología, de folclore que se publicaban. Tenemos una colección desde los años 60 hasta el 2000, ya en parte catalogado».

Se ha digitalizado también la colección permanente del MARQ, «que fue lo primero que hicimos en 2005 porque se necesitaban para el normal funcionamiento del museo, ya que estas piezas se siguen pidiendo a diario para documentar alguna cesión o para investigadores».

La historia de una sociedad

«Aquí está la historia arqueológica de la provincia en gran parte», destaca Manuel Olcina, director del MARQ. «Hay fotos también de otros museos, como Dénia, Alcoy, sobre todo de los años 30 y 40, de los inicios de la arqueología en Alicante».

Considera que los archivos son «la memoria de una sociedad y tenemos la obligación de que ese legado documental no se pierda». Para ese fin, «los medios actuales nos permiten conservarlos y acceder a ellos sin manipularlos», de manera que se puedan utilizar «sin riesgos». 

Y ese es el objetivo final de la labor de ese archivo documental, «verter a la web todo este fondo». Sobre todo, afirma Olcina, el legado fotográfico y documental de la primera mitad del siglo XX. «Hay que estudiar qué y cómo lo vamos sacando».

En su opinión, es un servicio «fundamental de los museos» y son muchos los que incluyen este departamento, «pero nosotros lo hemos potenciado mucho porque es la memoria documental del museo y hemos intentado que tuviera una continuidad y unos objetivos, algo que estamos haciendo gracias a la constancia de Miguel».