Así es la coreografía que busca coronar a Nebulossa en Eurovisión

La valenciana Verónica Mejía ultima los detalles junto a María Bas y los dos bailarines a pocos días de la gran final en Mälmo 

Verónica Mejía junto al resto del equipo de Nebulossa.

Verónica Mejía junto al resto del equipo de Nebulossa. / LEVANTE-EMV

Saray Fajardo

Saray Fajardo

La canción «Zorra» se ha convertido en uno de los temas más escuchados durante los últimos meses. Sólo en la plataforma de Spotify este tema de Nebulossa (dúo formado por los valencianos María Bas y Mark Dasousa) ya acumula más de 15 millones de escuchas. Sin embargo, no sólo la letra ha conseguido conquistar a los eurofans de España y del resto de países, sino también su coreografía, que esconde un potente mensaje con el que pretenden ganar el corazón de Europa y alzarse con el micrófono de cristal en la gran final de Eurovisión de este sábado en Mälmo (Suecia).

La coreógrafa valenciana Verónica Mejía, que lleva más de 35 años en el mundo de la danza, fue la artífice de este baile con el que María Bas triunfó en el Benidorm Fest hace unos meses. La propia Mejía recordaba hace unas semanas a este diario que fue la artista quien se puso en contacto con ella para preparar la coreografía. "Desde el primer momento hubo una conexión brutal", recuerda. 

Desde ese momento, ambas empezaron a preparar cada uno de los pasos, no sólo de la propia artista, sino también de los bailarines Iosu Martínez y César Louzán, que también se suben al escenario este sábado. Sin duda, el movimiento gestual ha sido uno de los pilares fundamentales de «Zorra». «Es una mujer que no necesita nada, ya que sólo con la mirada y el movimiento se empodera», afirmaba la coreógrafa. 

Nebulossa minutos antes de su ensayo en Mälmo.

Nebulossa minutos antes de su ensayo en Mälmo. / RTVE

«El proceso ha sido muy fluido. Ella es una mujer dulce y humilde, pero también muy potente. Eso es lo que hizo que ganara», señala la valenciana, que ha trabajado con el equipo durante todo estos meses para que Nebulossa triunfe en la gran final. Así lo han querido demostrar a través de la coreografía. En cada uno de los movimientos, Nebulossa reivindica el empoderamiento, la libertad y el hecho de sentirse bien con uno mismo. «Es un baile sencillo, elegante y original porque la propia canción ya tenía un mensaje muy potente, por lo que me pareció más adecuado hacer algo sencillo para que se sintiera cómoda y arropada sin llegar a quitarle protagonismo», afirma. Sin embargo, Mejía ha realizado algunos cambios para, en sus palabras, "destacar la esencia de la canción". Además, han tenido que adaptar el baile al escenario de Mälmo. "Ha habido un proceso de adaptación porque aquí es más grande y hay público por todas partes", explica.

«Momentos icónicos»

Mejía reivindica el gran trabajo que se ha llevado a cabo durante estos meses para perfeccionar la coreografía, pero sin perder la esencia del Benidorm Fest. Ahora se encuentra con ellos en Mälmo para potenciar y trasladar al público cada uno de estos pasos tan icónicos. «Hay momentos muy icónicos que han marcado a la gente. Es lo mejor que puede pasar porque eso quiere decir que el lenguaje del movimiento ha llegado», reconoce la coreógrafa. El objetivo del equipo es que estos pasos también formen parte del imaginario eurovisivo y que los fans aprendan algunos de estos movimientos. 

La valenciana recalca que cada paso pretende representar el empoderamiento, el cual está acompañado de «connotaciones de libertad, representada a través de los dos bailarines, para que cada uno sea como quiere ser». El objetivo es que el mensaje llegue a todo el mundo, ya que, en sus palabras, «la canción va dirigida a todos». A estos movimientos reivindicativos, Nebulossa también pretende manifestar guiños relacionados con España y su cultura. Por ejemplo, como explica Mejía en sus redes sociales, «hay toques aflamencados para que se viva el momento español». 

En este sentido, una de las herramientas para representar este empoderamiento es el uso de tacones, tanto por parte de la artista como los dos bailarines. «Los tacones son una arma para creer en uno mismo», señala Mejía, quien lo muestra en cada una de sus clases. «Es una herramienta de reafirmación personal. Nuestra pretensión es que llegue a todos porque llevamos un mensaje muy potente que, seguramente, llegará al corazón», concluye.