El mercado de las criptomonedas está como el mapa meteorológico en España: al rojo vivo. Las caídas en las últimas semanas de hasta el 90% en el precio de muchas altcoins y los duros desplomes de Bitcoin y Ethereum respecto a sus máximos históricos han dibujado una "primavera negra" para las criptomonedas, que se preparan para recibir el verano metidas de lleno en lo que en el sector se conoce como "criptoinvierno". Es decir: un enfriamiento del mercado durante un largo periodo de tiempo, normalmente de algo más de un año, después de sufrir una dura corrección.

Los más agoreros y, sobre todo, los detractores de estos activos, que no son pocos, no han tardado en tachar este "criptocrash" como el principio de su fin. Nada que los más veteranos no hayan escuchado antes. Oído, vivido, sufrido o disfrutado, según el caso. Porque todo el mundo cree que con las caídas todos pierden, pero nada más lejos de la realidad. Quienes saben manejarse bien en el trading adaptan sus estrategias y controlan sus riesgos en función de si la batalla la ganan los toros (bull market) o los osos (bear market).

Todo esto ya ocurrió antes. A comienzos de 2018 tuvo lugar el último criptoinvierno y la "hibernación" se prolongó hasta marzo de 2019. Son los ciclos del mercado, solo que en el caso de los activos criptográficos, al ser tan volátiles, las caídas (al igual que ocurre también con las subidas) son vertiginosas y asustan.

De máximos históricos a desplome (y viceversa)

Bitcoin y Ethereum marcaron el pasado 10 de noviembre sus máximos picos históricos: 69.044,77 dólares y 4.878,26 dólares, respectivamente. Hoy, siete meses después, cotizan un -67,93% y un -75,84%. Unas correcciones muy severas, pero que cabe poner en perspectiva. Siempre es conveniente hacer un "zoom out" para no quedarse solo con un detalle de la foto.

Con la llegada del coronavirus a nuestras vidas el precio del Bitcoin cayó desde los algo más de 10.000 dólares que valía entonces hasta los 5.000, su valor más bajo al inicio de la pandemia en la primera mitad de marzo de 2020. En septiembre de ese mismo año ya volvía a estar en 12.000 dólares. Una recuperación extraordinaria que no se quedó ahí.

Gráfico de Bitcoin desde 2017 hasta hoy Coingecko

En general 2021 fue un año muy bueno, aunque en abril, tras haber rebasado los 60.000 dólares, comenzó una caída que le llevaría a cotizar por debajo de 30.000 a mediados de julio. A partir de ahí, la montaña rusa fue de nuevo de subida hasta noviembre, momento en el que llegó a su récord histórico de algo más de 66.000 dólares.

Por su parte, a principios de enero de 2021 el Ether valía 777 dólares. Aún hoy, pese al baño de sangre, está por encima de ese precio: 1169,48 dólares en el momento de escribir estas líneas.

¿Pueden irse más abajo? Claro que pueden. Del mismo modo que podemos verlas en unos meses marcando nuevos máximos. Este mercado es así de loco e imprevisible.

Toda subida parabólica va acompañada de una corrección de al menos un 80%. Y esto es lo que ha pasado, con el aderezo de una serie de factores que han contribuido a exagerar la operación salida de los activos de riesgo, pero a los que tampoco han escapado el resto de los mercados financieros: la invasión rusa en Ucrania, la inflación, la subida de los tipos de interés...

Luna inició el apagón del "To the moon"

En el caso de las criptomonedas, la doble implosión de UST y LUNA de Terra dio un baño de realidad a los que siempre tienen en boca el "To the moon" e hizo que todo se precipitara con una violencia inusitada.

Este colapso, al igual que las estafas relacionadas con criptomonedas con las que nos desayunamos casi a diario, cargó de argumentos a los que no ven con buenos ojos este mercado descentralizado y sin regulación estatal.

La guinda del pastel la ponía este domingo el "corralito" anunciado por la plataforma prestamista Celsius Network. Además, por si fuera poco, Binance también paralizó durante unas horas los retiros de Bitcoin por una congestión debido al alto número de operaciones, y eso hizo que temblaran las piernas a millones de inversores que tienen depositados sus fondos en el que es el mayor exchange cripto a nivel mundial.

Estamos, pues, en un periodo convulso y delicado que se sustanciará, probablemente, con la "muerte" de más de un token o criptomoneda que no sea capaz de aguantar las sacudidas. La lógica dicta que las principales víctimas serán aquellas criptodivisas endebles, las que no están sustentadas por un proyecto serio y no tienen buenos fundamentales detrás.

Se acabó (al menos hasta el próximo bullrun) la alegría para los especuladores de las memecoins y shitcoins, y lo más probable es que se imponga ahora un periodo de "aburrimiento", con recuperaciones lentas y oscilaciones menos bruscas en los precios de lo que suele ser habitual.

Todo esto sobre el papel, ya que el criptomercado es como un animal salvaje que nunca se sabe cómo va a reaccionar.

Los expertos creen que cuando la persistente inflación remita, la industria cripto reverdecerá, por lo que quizá la duración del criptoinvierno no sea tan larga como la del anterior.

¿Qué hago con mis criptomonedas ahora?

Nadie está legitimado ni es quién para dar consejos en esta tómbola, pero el sentido común recomienda a quienes estén sumergidos bajo el agua, esto es, atrapados con inversiones en pérdidas, dejar que amaine el temporal y tener paciencia, a ser posible con sus fondos a buen recaudo en una billetera fría, por lo que pueda pasar.

Si el problema es que quieren vender en números rojos porque necesitan el dinero, ya hicieron algo mal mucho antes, pues la regla número 1 del criptoinversor es no apostar a este mercado más de lo que uno esté en disposición de poder perder sin que ello le afecte a su vida.

Por lo demás, para los que tengan liquidez y ánimo de comprar, los precios a día de hoy están más que golosos. Como recordaba ayer Michaël van de Poppe, uno de los criptoinfluencers más populares, cada dólar que puedas invertir ahora en proyectos sólidos puede valer 50 o 200 en unos años.

Y es que se da la paradoja de que cuando Bitcoin está en 60.000 dólares todo el mundo quiere comprar, pero ahora que está en rebajas (al igual que todas las altcoins sin excepción) pocos se atreven a hacerlo por temor a que se hunda todavía más o desaparezca.

La codicia y el miedo, que siempre van desacompasados. Las emociones aquí, como en el resto de las finanzas, son malas compañeras de viaje.

Cuando llegue el siguiente ciclo alcista, si todo sigue en pie tras la guerra que libran los sistemas centralizados y descentralizados, seguro que muchos se acuerdan de recoger beneficios antes de verse en otra como la que estamos.