Sigue la fuga de talento: Alicante manda a otras provincias 23.000 trabajadores más de los que recibe

Aunque los mayores intercambios de mano de obra se producen en ocupaciones elementales, esta emigración a otras zonas del país también supuso la pérdida de casi 5.000 profesionales altamente cualificados

Varios jóvenes se dirigen a coger un tren en la estación de Alicante.

Varios jóvenes se dirigen a coger un tren en la estación de Alicante. / Héctor Fuentes

David Navarro

David Navarro

A pesar de la notable creación de empleo que se ha registrado desde el fin de la pandemia, la provincia de Alicante aún envía cada año a otras provincias más trabajadores de los que recibe. Una situación que supone una importante pérdida de capital humano para la zona, sobre todo si se tiene en cuenta que entre los que se marchan, además de jornaleros agrarios o trabajadores que se desplazan por el país en función de las distintas campañas, también hay muchos trabajadores altamente cualificados, que no encuentran en la provincia las oportunidades necesarias para desarrollar sus carreras.

Así lo pone de relieve el último informe sobre Movilidad geográfica de la contratación en España realizado por el Sepe con los datos de 2023, que analiza estos flujos entre los distintos territorios. Según este informe, durante el pasado ejercicio los residentes de otras provincias firmaron hasta 73.779 contratos para trabajar en Alicante, aunque fuera de forma temporal (la estadística incluye todas las modalidades de contratación); mientras que a la inversa fueron 97.062 los profesionales con domicilio en algún municipio alicantino que encontraron algún tipo de empleo en otra demarcación.

En otras palabras, que Alicante "exportó" a otras zonas del país 23.283 trabajadores más de los que recibió, lo que supone todo un indicativo de la falta de atractivo que aún arrastra el mercado laboral de la zona.

Mejora

La buena noticia es que en los últimos dos años este déficit se ha reducido considerablemente, ya que en 2021 –con las restricciones que el covid impuso a la actividad turística- llegó a superar los 46.000 profesionales, como recuerda el director de Estudios de Ineca, Francisco Llopis. La mala es que esta mejora se ha registrado en mayor medida entre las ocupaciones sin cualificación que entre los grupos más formados.

Por ejemplo, llama la atención que el año pasado se marcharon de Alicante para trabajar como directores o gerentes 154 profesionales más de los que llegaron a la provincia con un contrato similar debajo del brazo. Aunque la cifra parezca muy pequeña, es una de las mayores de la serie histórica (más del doble que en 2022) y todo un indicativo de los problemas con los que se topan muchos profesionales cuando quieren escalar en sus carreras. Una decisión que, con frecuencia, implica tener que marcharse.

En la categoría de técnicos y profesionales científicos e intelectuales –que agrupa a la mayoría de ocupaciones que requieren formación universitaria- la fuga de talento alcanzó las 4.761 personas, según el mismo informe. Una cifra inferior a la de 2022 –cuando llegaron a contabilizarse 6.840- aunque muy similar a la media de los últimos diez años.

Con todo, la mayor diferencia entre entradas y salidas se contabiliza en el grupo de ocupaciones elementales, con 10.510, aunque también es donde más se reduce el déficit ya que en el ejercicio anterior esta diferencia era de 16.484 personas. Eso sí, en este caso estas contrataciones se corresponden en gran medida con jornaleros que van a realizar campañas a otras zonas del país, siguiendo el calendario agrícola o de determinadas industrias, y suelen ser de corta duración, al contrario que las anteriores, que normalmente son por un tiempo más prolongado o permanentes.

Edificios de oficinas en Madrid.

Edificios de oficinas en Madrid. / EFE

En cuanto al origen y el destino de estos intercambios, como es lógico, los mayores flujos se producen con las provincias vecinas. Así, los alicantinos firmaron hasta 32.628 contratos en Murcia frente a los 27.227 que consiguieron los residentes de la región vecina en la provincia, lo que supone un saldo negativo 5.401 trabajadores. Aún más abultada es la diferencia con Valencia, donde fueron a parar hasta 6.096 alicantinos más de los que realizaron el camino inverso.

Aunque si lo que se mira es la proporción, sin duda alguna, Madrid y Barcelona son las provincias que mantienen la relación más desigual con Alicante en este terreno. El año pasado se mudaron a la capital hasta 13.858 alicantinos por motivos laborales, más del doble de los madrileños que firmaron un contrato en la provincia (6.891), y lo mismo ocurrió en el caso de la capital catalana, donde se mudaron hasta 5.616 profesionales de la provincia frente a los 2.562 que realizaron el camino contrario.

Los sindicatos no dudan en relacionar esta situación con las peores condiciones laborales que se registran en la provincia, con salarios con frecuencia más bajos y un tejido productivo en el que proliferan sectores con una elevada estacionalidad, como el turismo. A este respecto, el responsable de Empleo de CC OO en l'Alacantí i les Marines, José María Ruiz Olmos, recalca el hecho de que también en actividades como la restauración o los servicios personas son más los que se marchan que los que llegan. "¿Faltan trabajadores o falta empleo digno?", se pregunta ante las quejas de algunos empresarios.

Del mismo modo, la secretaria general de UGT en l'Alacantí y la Marina, Yolanda Díaz, insiste en el bajo nivel que se paga en muchos sectores de la provincia, que empuja a muchos profesionales a marcharse en busca de mejores oportunidades.

Más hombres que mujeres y de entre 30 y 45 años

El informe sobre la movilidad geográfica también revela que la emigración por motivos laborales sigue siendo en mayor medida masculina que femenina, algo que la responsable de UGT en l'Alacantí i la Marina, Yolanda Díaz, vincula con las mayores obligaciones familiares que aún se ven obligadas a afrontar las mujeres. De esta forma, mientras que la tasa de movilidad –el porcentaje de contrataciones que implican desplazamiento a otra provincia distinta a la de residencia- alcanza el 22,23% entre los varones, en el caso de las trabajadoras se reduce al 12,57%. Del mismo modo, los que más tienen a mudarse por motivos laborales son los que tienen entre 30 y 45 años.

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