El Ayuntamiento de Elche, a través de las concejalías de Educación y Calidad Urbana, está instalando en los centros escolares sistemas de energía solar fotovoltaica. En estos momentos, son nueve los colegios que cuentan con estas instalaciones.

Con esta iniciativa, el Ayuntamiento pretende inculcar en los más jóvenes la necesidad de apostar por las energías renovables para frenar el cambio climático y el deterioro del planeta. Para ello, los profesores de asignaturas como Matemáticas o Conocimiento del Medio están utilizando estas placas para hacer más prácticas sus clases. Además, estas instalaciones suponen un importante ahorro energético a los centros.

La concejala de Educación, Blanca González, explicó que "esto es más educativo que funcional porque aunque estas placas producen electricidad que se vende a Iberdrola -que paga el kilovatio cinco veces por encima de su precio de mercado- su principal fin es transmitir a los jóvenes la necesidad de apostar por energías renovables".

Las placas producen cerca de 53 megavatios por hora al año y, lo que es aún más importante, evitan la emisión de diez toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera contribuyendo de este modo a evitar el deterioro del planeta.

La primera instalación fotovoltaica se realizó en las dependencias municipales del carrer de La Fira a modo experimental en 2003. Su buen funcionamiento llevó a los responsables municipales a implantar estos sistemas en los centros escolares. En la actualidad, los colegios que cuentan con estos sistemas de energía solar son Els Garrofers, El Palmeral, Las Bayas, Hispanidad, San Antonio (La Hoya), Dama d'Elx, Jaume I, Miguel de Cervantes y Vicente Blasco Ibáñez. En estos dos últimos centros comenzarán a funcionar el próximo curso. Además, colegios como el Mediterrani o el Candalix ya han mostrado su interés en sumarse a este proyecto. La intención del Ayuntamiento es instalar placas fotovoltaicas en dos colegios cada año.

La inversión realizada por el Consistorio en estos sistemas de energía solar supera los 327.000 euros, una cantidad que será amortizada en el plazo de unos siete años, según dijo la edil.