Lágrimas solidarias

La Reina Mayor y sus Damas se emocionan en una visita a Cáritas, horas antes del pregón, al conocer la realidad de una parte invisible de la sociedad - El presidente de la Gestora se compromete a estrechar lazos e implicar a las comisiones

M. Alarcón

M. Alarcón

Hay novelas, leyendas e historias que cuentan de reinas que salían por los pasadizos recónditos del castillo para ver al populacho, a la parte más baja de la sociedad, y conocer una realidad muy distinta de la que veían en palacio. Ayer, horas antes del pregón de Fiestas de Agosto 2023, donde iban a ser protagonistas, vestidas de calle pero preparadas para la que iba a ser una jornada de emociones, la Reina Mayor Alejandra Juan Aristizábal; y sus Dama Mayores Alba López Antón e Isabel García García, vivieron una experiencia tan intensa, sin duda, como la que les aguardaba más tarde en la Plaça de Baix. Vieron a una parte invisible de la sociedad, la pobreza, mostrada por Cáritas en una experiencia que nadie olvidará y que creó lazos a los que se les dará una continuidad, como aseguró el presidente de la Gestora, Fernando Jaen.

Reina y Damas escucharon con atención los testimonios de los «invisibles». | ÁXEL ÁLVAREZ

Reina y Damas escucharon con atención los testimonios de los «invisibles». | ÁXEL ÁLVAREZ / M.ALARCÓN

Cara a cara

Verse cara a cara, en una inmensa mesa cuadrada con personas que lo han perdido todo, hasta su dignidad, pero que ahora se sienten orgullosas de cada paso que dan para salir de ese pozo y escucharlas una tras otra, fue una lección de vida que siempre les acompañará. No solo a ellas, sino a los miembros de la Gestora de Festejos Populares, que ayer demostraron que no solo son eso: festeros, también son solidaridad; como también las hasta cuatro concejalas del equipo de gobierno que acudieron: Aurora Rodil, de Familia; Inma Mora, de Festividades; Celia Lastra, de Acción Social, y Loli Serna, de Transparencia y Participación.

La emoción estuvo presente toda la mañana en Cáritas. | ÁXEL ÁLVAREZ

La emoción estuvo presente toda la mañana en Cáritas. | ÁXEL ÁLVAREZ / M.ALARCÓN

Fue el director de Cáritas Elche, Alejandro Ruiz, quien logró el compromiso de una visita metida con calzador en una jornada que iba a ser agotadora para las protagonistas, al mediodía de uno de los sábados más importantes de sus jóvenes vidas. Puntuales a las 12 del se fijó la entrevista. Una traca, como no podía ser de otro modo, recibió a la Reina y sus Damas, miembros de la Gestora y representación municipal en una visita que no figuraba en la agenda municipal. Escucharon el pasodoble más famoso, que no dejará de acompañarlas durante estos días porque identifica a esta ciudad y pasaron al comedor. Frente a ellas, separados por una inmensa mesa les esperaban, sin mantel, sin cubiertos ni vasos, una veintena de personas invisibles. Todas ellas nerviosas, con los ojos muy abiertos, felices de sentirse protagonistas.

Justa e igualitaria

Dijo Alejandro Ruiz, rompiendo el silencio, que Cáritas abría sus puertas para visibilizar problemas, para dar a conocer a las entidades su labor, que no deja de ser otra que contribuir a cambiar hacia una sociedad más justa e igualitaria. «Que nos conozcan y conozcan los problemas de la gente. Somos un pequeño hogar», dijo. Explicó en qué consiste la labor de reincorporar a la gente a la sociedad y «acompañarlas en sus procesos de desarrollo». Habló Rubén, uno de los responsables de la institución sobre cómo es ese trabajo: «Que estas personas reconecten consigo mismo desde una expulsión social severa. Nos marcamos pequeños objetivos en el día a día para que se redescubran, parece que no son gran cosa: salud, higiene,...». El edificio se divide en dos plantas, a la superior, que reúne las condiciones de una vivienda, van aquellos que «necesitan un trabajo más a fondo, donde seguir con el proyecto y lograr la autonomía de la persona».

La concejala Celia Lastra se abraza ayer a una de las personas que vive en Cáritas. | ÁXEL ÁLVAREZ

La concejala Celia Lastra se abraza ayer a una de las personas que vive en Cáritas. | ÁXEL ÁLVAREZ / M.ALARCÓN

Tapias del castillo

«¡Esto es el comedor!», dijo en un momento de sopetón uno de los «invisibles» rompiendo la fina escarcha que les separaba. A esa hora, las lágrimas corrían por los rostros de algunas de nuestras reinas. Habían saltado las tapias del castillo, no estaban ya en el palacio. La actividad no buscaba ni mucho menos el objetivo de entristecer a tres jóvenes en uno de los días más importantes de sus vidas. Pero estas personas y sus historias, que fueron narrando, de forma muy corta, prácticamente como si se resumieran en un tuit, les conmocionó más de lo que nunca hubieran pensado. A todos.

La vivienda que comparten en la planta superior de Cáritas, dentro del proceso de reinserción. | ÁXEL ÁLVAREZ

La vivienda que comparten en la planta superior de Cáritas, dentro del proceso de reinserción. | ÁXEL ÁLVAREZ / M.ALARCÓN

Campañas

Fernando Jaen añadió que «desde la Gestora hacemos una labor social, no solo con Cáritas pero hay que sentarse a hablar. En pandemia recogimos alimentos y hacemos campaña en Navidad o la donación de sangre que es donar vida. Hay muchas comisiones que se integran en sus barrios y colaboran con sus parroquias, pero me quedo con volver a vernos todos otra vez de primera mano. Entregarnos y estar un día con estas personas y que compartan la historia que hay detrás de cada uno porque eso es lo que nos humaniza». Otmane, Fran, Conchita, Conchi, Mirta, Darío ya no son tan invisibles. Escucharlos fue una conmoción de gratitud, difícil que no se escape una lágrima de tristeza por estas personas a las cuales la sociedad les gira la cara para no verlas. «Mi familia se avergüenza de que esté aquí, yo estoy orgullosa», dijo una mujer que bien podría ser la madre o la abuela de cualquiera de las reinas.

Se escucharon testimonios y recibieron obsequios hechos con tanto amor por las manos envejecidas por el olvido de estas personas. Se les veía ufanos del trabajo acabado y de lo que representaba porque no todos los días viene una reina a verte a tu infierno personal, a escucharte y escuchar cómo hablas de tú vida y de lo que Cáritas está haciendo por ti. De gente que está saliendo del pozo, que no fue a hacer amigos pero ahora los tiene e inseparables. Unos granizados de limón y café sirvieron para sellar uno de los momentos más inolvidables de estas fiestas.