Juan Arráez: "Descubrir que en Petrer hubo una fábrica que reparaba hélices y de la que nadie sabía nada me llenó de orgullo"

El historiador aeronáutico y militar repasa la historia de la industria militar en el Valle de Elda durante la Guerra Civil en un libro en el que se descubre por primera vez que en la zona se fabricaron 100 pistolas Astra únicas sin seguro de empuñadura

El autor del libro, Juan Arraéz, en la Ciudad sin Ley de Petrer.

El autor del libro, Juan Arraéz, en la Ciudad sin Ley de Petrer. / ÁXEL ÁLVAREZ

Lydia Ferrándiz

Lydia Ferrándiz

Juan Arráez siempre ha soñado con volar. Su vida ha estado ligada al sueño de conquistar las nubes desde que tiene memoria, pero media dioptría de miopía le arrebató ese sueño cuando quiso ingresar en la academia general del Aire en San Javier (Murcia). Sin embargo, esto nunca impidió que este vecino de Petrer cumpliera su sueño. Fue uno de sus superiores en el ejército - al que al final entró como voluntario - el que le subió a un avión por primera vez. Arráez cuenta que tuvo un viaje "atroz" con el que intentaron quitarle las ganas de volar, pero no lo consiguieron.

Ahora, a sus 84 años, el historiador aeronáutico y militar, ha juntado su pasión por volar con su amor por la historia en un libro - "La industria militar en el Valle de Elda durante la Guerra Civil"- en el que recorre los recuerdos de una industria que, durante la Guerra Civil, llenó las fábricas del Medio Vinalopó. 

¿Cómo surge este interés por la industria militar en el Vinalopó?

Yo sabía que la industria militar había estado en esta zona toda la vida. Un amigo mío de la infancia me contaba cuando éramos jóvenes que sus abuelos tenían una fábrica de muebles que se encontraba junto a la estación de Elda y que fue incautada durante la Guerra Civil. En ella, la Unión Naval de Levante puso en marcha la fabricación y reparación de vehículos blindados, proyectiles y artillería. Era la fábrica número 22, mixta, con una parte en Elda y otra en Petrer, en la Ciudad sin Ley, en la fábrica de García Navarro. 

¿Qué fue de esta fábrica tras la guerra?

Ahora poco sabemos de ella, cuando acabó la guerra cuentan que se abrió una excavación en la que se metió todo el material que quedaba en la fábrica y la taparon. Encima de ella plantaron una higuera y sabemos perfectamente dónde está. Sería interesante que el Ayuntamiento de Elda tomara ahora conciencia de lo que pasó y se implicara en sacar lo que ahí abajo queda y hacer un museo etnológico como el que han hecho en Petrer, pero mientras ahí está todo bajo tierra, pudriéndose. 

Y el resto de la industria, ¿cómo llegó a saber de ella?

Al casarme con mi mujer, que es de Elda, empecé a oír hablar de la Ciudad sin Ley de Petrer. Decían en el pueblo que allí hubo más fábricas y un amigo de mi suegro, Conrado Poveda, que fue concejal en el Ayuntamiento de Petrer, me habló un día de este espacio. Me contó que allí lo que hacía la industria era reparar fusiles rusos. Había fusiles Mouser modelo 1916 y pistolas Astra 400, y me contaba que al finalizar la guerra las llevaron al Ayuntamiento y, como él era maestro de obras, bromeaba diciendo que el puente que se encuentra a la entrada de Petrer lo mandó construir con cemento armado: cemento mezclado con los restos de metal de fusiles que había en la Ciudad sin Ley (ríe). 

"Sería interesante que el Ayuntamiento de Elda tomara conciencia de lo que pasó y se implicara en sacar lo que queda para hacer un museo etnológico"

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A pesar de ello había cosas de estas historias que le causaban controversia.

Sí, fui mirando libros, pero había cosas que no me cuadraba que hubieran podido suceder. En el proceso de investigación encontré unos documentos que indicaban que en las inmediaciones de Sax y en alguna zona de Elda existía una fábrica en la que se elaboraban hélices de madera y se reparaban hélices metálicas, pero nadie sabía nada de esa fábrica. Un día un amigo me recomendó buscar en los archivos de la Armada y, tras enviar varios correos electrónicos, me enviaron un documento del cuartel general del generalísimo del servicio de información y policía militar, que es como se llamaba al servicio secreto nacional, y que dice lo mismo que ya sospechaba, pero asegura que está en un lugar llamado Santa Bárbara. 

Entonces, se encontraba más cerca de lo previsto, estaba en Petrer. 

Sí, y es curioso porque en Monóvar también había una fábrica en la que reparaban este tipo de hélices y fabricaban pates de aviones, pero esta dependía de la fábrica de Petrer y de esta nadie sabía nada. Fue una novedad y me llenó de orgullo descubrir que esta fábrica estaba ahí. 

Precisamente, hace poco, tuvo la oportunidad de ver una de estas hélices fabricadas en Petrer.

Sí, un amigo de Tarragona, que es muy aficionado a la aviación, consiguió unos planos del avión ruso "mosca", como lo llamaban los republicanos, y se puso a construirlo. Le faltaba el motor y en un viaje a Checoslovaquia consiguió uno original. En ese momento me llamó y me dijo que solo le faltaba la hélice y le recomendé que probara suerte en Sevilla porque allí hubo destinados muchos de estos aviones. Allí encontró una hélice y qué sorpresa cuándo me llamó para decirme de dónde era. Era una hélice metálica preciosa y en una de las palas se podía leer perfectamente "SAB 6" y el año 1938. Esa hélice había sido reparada en Petrer y ahí está en ese avión, le pedí que me la regalara, pero no quiso (ríe). 

Esto no era lo único que se escondía en Petrer.

En las naves de la Ciudad sin Ley había muchos tipos de industrias. La mayoría eran talleres dónde sobre todo se reparaban fusiles, hasta aquí llegaban camiones desde el frente con fusiles con roturas para su revisión y reparación de los cañones y los dejaban como nuevos. La fábrica de Lito servía de almacén y hasta esta zona trajeron un torno para ayudar en las reparaciones. Había también una carpintería donde trabajaban sobre todo hombres de Petrer y al final de la calle era dónde se hacían los disparos de la prueba de fusiles. 

Pero en Petrer nunca se fabricó munición a pesar de lo que dicen.

La munición aquí no se fabricaba, había industria que en sus orígenes fabricaba munición, pero estuvieron sobre todo en Novelda y en Ibi, donde aprovecharon las fábricas de juguetes para fabricar munición rusa en cantidades ingentes. Aquí en la comarca se colectivizaron por parte de los sindicatos las distintas fábricas, y en la de García Navarro se fabricaban los proyectiles de artillería rusa también del calibre 105, 210 y un calibre ruso muy raro, el 122. 

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Aunque un modelo único sí que se gestó en esta zona.

Un día en la fábrica a en la que se reparaba la pistola Astra modelo 400 se descubrieron unas armas que no eran como las demás. Llevaban las siglas RE, de República Española, y difería en detalles como que era una pistola que no era recta y no llevaba un seguro de empuñadura. Quisieron probar e hicieron una serie de 100 pistolas, esas sí que se fabricaron en Petrer en la Ciudad sin Ley y fue lo único que se hizo al 100% en este municipio. 

Sabiendo esto, ¿podemos llegar hacernos una idea de cómo eran las personas trabajaban en estas fábricas?

A diferencia de otras zonas de la provincia aquí trabajaban pocas mujeres, porque no eran trabajos femeninos, pero alguna había aunque no en cantidades. Lo que sí que había era hombres del pueblo que trabajaban en la carpintería y alguno que era tornero o herrero. Sobre todo aprovechaban que, si trabajaban en una empresa de guerra, eso les hacía estar exentos de ir al frente, y claro, el que podía se venía a trabajar aquí (ríe). 

"Hicieron una serie de 100 pistolas, esas sí que se fabricaron en Petrer en la Ciudad sin Ley y fue lo único que se hizo al 100% en este municipio"

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No solo había personas del pueblo, comenta en el libro que hasta aquí se desplazaron a trabajar muchas personas del norte de España. 

Los encargados de las fábricas eran la mayoría asturianos y algún vasco. Vinieron a parar a Elda y a Petrer cuando cayó el norte primero fueron a las fábricas que había en Vinarós y en València, pero conforme fue avanzando la guerra acabaron formando parte de la industria de la zona, en el libro aparece la mayoría de nombres que he podido encontrar. 

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