El Hércules, contra todos... y el caucho

El Hércules no puede hacer cálculos. No debería. Necesita ganar. Cerrar la competición con su mejor racha de la temporada. Y, si lo consigue, confiar en que eso sea suficiente para dar el salto de categoría por el camino más rápido, el único seguro. Restan cuatro fechas, dos a domicilio, en Manresa y Vic, y otras dos en Alicante, frente a la Peña Deportiva y el Lleida. El margen es exiguo.

El líder ha acusado el cierre del curso (y la salida súbita de su entrenador al Andorra de Piqué) y los blanquiazules, después de dos victorias seguidas, han recobrado un hilo de esperanza a pesar de que todo le jugaba en contra después de ser incapaz de marcarle un gol al colista, la Nucía, que solo le ha quitado puntos al equipo de Torrecilla.

Ese empate y la derrota en casa frente a la Penya Independent, también lejos de poder salvarse, han complicado un desenlace que podría haber sido muy amable si hubiera dado la talla en esos dos compromisos frente a enemigos muy débiles. El Hércules no depende de sí mismo a pesar de que aún tiene que medirse con Badalona y Lleida.

Si el Europa firma los mismos números que los alicantinos, serán campeones, lo mismo que el Sant Andreu, al que habría que recortarle tres goles en el diferencial de tantos a favor y en contra para rebasarle en caso de igualar en cabeza al final del campeonato.

Al Europa, con quien el golaveraje está perdido, tampoco parece fácil recortarle el +29 de coeficiente en ese capítulo que sella después de 30 jornadas. De modo que hay que aplicarse para sacar adelante los cuatro encuentros que restan para el cierre de la fase regular. Dos de ellos, además, presentan una dificultad añadida, dado que se disputan sobre caucho, más decente el del Nou Congost que el del Estadi Hipòlit Planàs. La superficie sintética manresana se sustituyó en diciembre de 2021 y se adaptó al estándar profesional de FIFA. El césped apócrifo de Vic, en cambio, sufre más desgaste y presenta unas dimensiones más reducidas.

Al Hércules se le han dado especialmente mal sus visitas a Cataluña para competir sobre hierba de mentira. Ha perdido dos de sus cuatro encuentros allí y solo fue capaz de arañar dos puntos con sufridos empates en Terrassa (2-2) y Cerdanyola (1-1). Cayó con el Sant Andreu (3-1) y con el Europa (1-0).

El balance general esta temporada jugando en moqueta es malo. Hasta la fecha ha jugado diez veces sobre caucho y solo ha ganado en cuatro, todas en las Islas Baleares: Formentera (1-2), Penya Independent (1-2), Penya Deportiva (1-5) y Andratx (0-2).

La última vez que los alicantinos tuvieron que lidiar con la ingratitud de las bolitas de caucho fue el pasado 25 de febrero, en les Fontetes. Allí no pasó del empate con el Cerdanyola (1-1), el primero de los cinco seguidos que encadenó el equipo de Torrecilla hasta conseguir la victoria sanadora en Alzira en el minuto 95, la que parece haber cambiado el signo de un curso que estuvo cerca de perecer tras un enero negro.

Dieciséis puntos se le han escapado al Hércules jugando en terrenos de juego pintados de verde, sin raíces, más de los que ha conseguido sumar. No ha ganado en el 60% de las visitas que ha realizado a equipos que compiten sobre césped artificial, un dato que ahora debe corregir si de verdad desea aspirar a finalizar en la primera posición la temporada regular.

Este domingo, a las 12:30 horas, espera el Nou Congost, un estadio en el que no estarán a disposición del técnico, de momento, ni Artiles, convaleciente, ni Alfonso Candelas, que debe cumplir sanción después de ver la quinta amarilla en el triunfo sobre el Atlético Saguntino del pasado domingo. Su lugar en el campo lo ocupará Alberto Retuerta, que apenas ha gozado de minutos de calidad desde que se lesionó en noviembre, con el Deportivo de La Coruña, su anterior equipo.