Opinión

Lo primero, credibilidad

Angela Merkel ha prometido que todos los alemanes estarán vacunados antes del 21 de septiembre.

Angela Merkel ha prometido que todos los alemanes estarán vacunados antes del 21 de septiembre.

Angela Merkel ha prometido que todos los alemanes estarán vacunados antes del 21 de septiembre. La ministra de Sanidad de España insistió, nada más tomar posesión de su cargo, en la vaga teoría formulada por su predecesor de que, en junio, el 70 por ciento de la población española también lo estará. El ritmo de las vacunaciones, en este último caso, no parece acompasarse con la promesa de un Gobierno que tampoco goza precisamente entre sus escasas virtudes de credibilidad, después de que Pedro Sánchez hubiese proclamado a los cuatro vientos en julio la derrota del virus.

Afortunadamente para los alemanes, su canciller resulta mucho más creíble. Alemania, con cierta condescendencia, probablemente subestimó el alcance devastador de la ola infecciosa que siguió al verano. Los retornos de vacaciones trajeron de vuelta a muchas personas infectadas. Merkel advirtió entonces que, a menos que se aplicaran medidas restrictivas, la curva del contagio volvería a subir. Su voz de alarma fue ignorada por la mayoría de los primeros ministros regionales, quienes tienen la responsabilidad principal de la atención médica incluso en tiempos de emergencia. Aquí sucede todo lo contrario, los presidentes autonómicos se han estrellado, con sus imploraciones, contra las prioridades políticas del principal partido del Gobierno.

Ahora, leo cómo Alemania sabe extraer conclusiones del error de haberse relajado y prolonga las restricciones por coronavirus hasta el 7 de marzo, pese a que los contagios han vuelto a bajar. Pero, además de las medidas represivas y como no todo consiste en encerrar a las personas cancelando las actividades, Merkel estudia dedicar 6.200 millones, una parte de los presupuestos federales, para comprar más vacunas y acelerar las inmunizaciones. La mejor inversión en estos momentos. De esa manera resulta creíble que la totalidad de los alemanes pueda estar vacunada antes de septiembre. En la política, las palabras, si no van acompañadas de los hechos, solo sirven como artilugio ineficaz de la retórica del incumplimiento que tan bien conocemos.

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