Tiene que llover

La nueva encrucijada

La policía belga registra la sede del Parlamento Europeo en Bruselas por el caso de corrupción

La policía belga registra la sede del Parlamento Europeo en Bruselas por el caso de corrupción

Francisco Esquivel

Francisco Esquivel

Con diecisiete años Antonio, primo hermano de mi padre, cogió el petate dispuesto a chuparse mil kilómetros a pie hasta Barcelona donde el 19 de julio estaba previsto alzar el telón de la Olimpiada Popular en respuesta a los Juegos de Berlín en pleno ascenso del nazismo, pero esa misma mañana deportistas caídos de todas partes se despertaron sobresaltados por el tableteo de ametralladoras. Muchos de los desplazados cambiaron las pistas por la movilización para hacer frente a los insurrectos y él dijo hasta luego Lucas. Abrazó Francia y allí pasó toda su vida.

   De lo que no se libró fue de ser reclutado para la Legión Extranjera ni de resultar herido un par de veces en Argel ni de desenterrar americanos por suelo galo. En la familia apenas se habló del primo por si las moscas supongo. Tampoco se acercó y eso que era transportista. El caso es que al apagarse la lucecita en El Pardo se subió con la mujer en Estrasburgo al Mercedes todo menos último modelo, camino de su tierra siglos después. Nada más alcanzarla los cristales recibieron en el primer semáforo un impacto enladrillado mangándole en la confusión el bolso a Suzanne con el dinero y la documentación. Tras la correspondiente denuncia dimos una vuelta por la judería y demás rincones reconocibles y los churros se los tomaron con vino blanco. Lógicamente no estaban bien.

    Al poco de dejar este mundo se extendió hasta esa parte de la frontera con Alemania el brazo parlamentario en el que se ha abierto una formidable zanja con el brote de sobornos registrado en destacados miembros de un asentamiento erguido para consolidar y fortalecer la determinación de unas cuantas generaciones que, en condiciones deplorables, se deslomaron para que el edificio europeo diese cabida a un modo de vida repleto de cohesión social y de oportunidades en el buen sentido. Y es gente formada de sobra la que haciendo uso y abuso de una corriente ideológica decisiva para darle forma al sueño la que pone en jaque la credibilidad de décadas de avance. Valiente pedrada.