Artículos de broma

Aislarse por deporte

Beatriz Flamini, deportista de élite, cumple el reto de permanecer quinientos días dentro de una cueva, en soledad.

Beatriz Flamini, deportista de élite, cumple el reto de permanecer quinientos días dentro de una cueva, en soledad. / Beatriz Flamini

Javier Cuervo

Javier Cuervo

Beatriz Flamini ha pasado 500 días sola en la oscuridad de los 70 metros de profundidad de la cueva de los Gualchos en Granada. Esta historia ha aparecido en las páginas de sociedad del diario, pero parece que se trata de una noticia deportiva. Los diarios especializados -fundamentalmente futbolísticos y e hinchas de un club- la definen como deportista de élite o destacan que no tenía un historial deportivo. Un debut fulgurante el de esta alpinista de 50 años que ha descendido a cuarenta minutos de la superficie y se ha quedado ahí durante un tiempo récord, para algunos, absoluto; para otros, récord de España y mundial de mujeres, porque -por un problema técnico- tuvo que abandonar 8 días el lugar, aunque no el aislamiento en precario.

Esto tiene de deporte que termina en récords, hazañas que se miden en tiempo, en espacio y en espacio por tiempo, pero lo comparas con los de equipo, que son sociales como la guerra, y se hace raro. Es de los deportes individuales, en los que, por la autosuperación, la victoria se consigue en el mismo momento de la derrota. Las condiciones de Flamini no han sido fáciles, aunque como disciplina física ha sido bastante sedentaria: ha leído mucho, ha pintado algo y ha grabado en vídeos su experiencia.

Los datos forman parte de un experimento científico, sin especificar, sobre la resistencia humana en aislamiento, algo que se puede medir en las ciudades donde hay miles de personas mayores, en situaciones insalubres, poca luz y peores condiciones físicas. A veces, vivir es un deporte individual de riesgo con involuntarios deportistas de élite. Los supercentenarios (personas de más de 110 años) son plusmarquistas de la vida.

Un deporte de aislamiento en una cueva se parece demasiado a una búsqueda interior. Por lo que relata Flamini ha sido así. Dejó la vida que tenía -asegura que siempre enferma- para hacerse nómada y cuando acabó el confinamiento del covid se metió en una cueva de la que, dice, no quería salir. Hay zonas de confort muy incómodas. Estaba buscando algo en ella, quizá lo ha encontrado.

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