Pobre Sempere

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Concluyó el Año Sempere y en lo televisivo la celebración no ha podido ser más parca. Hablo de la televisión nacional, que he escrutado como es mi costumbre. El primer Informe semanal del año ya dedicó un reportaje prodigioso a Eduardo Chillida, advirtiendo que este 2024 cumpliría cien años. Más de un millón de espectadores vieron este trabajo presentado por Ana Blanco. El primer Imprescindibles del año también fue para Chillida. Se trataba de una reposición de un documental dirigido por el sevillano Juan Antonio Barrero estrenado en 2016.

A lo largo del pasado año ha sido el Año Sorolla quien se ha llevado todos los honores, en quien ha puesto la mirada Carlos del Amor para realizar sus piezas en los finales de los Telediarios, y de quien se ha dado cuenta de la multitud de exposiciones que se le han dedicado. Casi siempre en la televisión pública, que ya sabemos que las privadas no son muy dadas a dedicar tiempo a estas cuestiones. Sorolla compartió tiempo de cultura con Picasso, de quien se conmemoraban los 50 años de su muerte.

¿Pero dónde estaba nuestro Eusebio Sempere? Ya expliqué por qué le tenía un cariño muy especial desde que mi programa fetiche de la adolescencia, 625 líneas, emplease como fondos las obras de arte cinético. Es cierto que en La aventura del saber se repuso un reportaje estupendo realizado en el MACA por Helena Pita. Pero nunca se puede comparar la difusión de las diez de la mañana que de la noche.

Por otra parte, no entiendo por qué la estación de tren de Alicante todavía no lleva el nombre de Eusebio Sempere mientras la de Atocha fue bautizada como Almudena Grandes en un santiamén. Hay tantas cosas que no entiendo…