Estafetas

En la recta final del mandato de Ximo Puig, el Consell compró los edificios de Correos de las tres capitales provinciales. Los de Castellón y València tendrán uso festero y se convertirán en museos destinados a fiestas oficiales de ambas ciudades. Por lo pronto, el situado en plena plaza del Ayuntamiento de la capital autonómica es uno de los balcones más cotizados para presenciar las mascletás que se celebran del 1 al 19 de marzo. Parte del aforo se sortea entre los valencianos, y solamente el primer día que se abrió la posibilidad de enviar un boleto (informático) para probar fortuna se recibieron 17.000 solicitudes. Todo un indicativo del interés y la motivación que generan propuestas como semejantes. Así las cosas, quienes lleguen finalmente a ser afortunados con la varita de la suerte y vean que su nombre ha sido agraciado para asistir a los espectáculos pirotécnicos que se vienen celebrando desde los balcones de Correos de València tendrán motivos más que sobrados para haberlo celebrarlo previamente a la salud de toda la familia. Estamos hablando, sin temor a equivocarnos, de la mayor concentración de público ante un acto festivo en un mismo punto en todo el país. Así son las mascletás desde 1985. Antes de esa fecha, a los chavales les bastaba con salir del instituto quince minutos antes del disparo en sus motos para llegar a la plaza y colocarse junto a las vallas de seguridad, mucho más cercanas a las zonas de disparo que las de ahora. Yo mismo viví aquello.

Pero vamos a lo nuestro. El edificio de Correos de Alicante sito en la privilegiada plaza de Gabriel Miró se muere de risa, de espaldas a los alicantinos. ¿Para cuándo la biblioteca digna que la ciudad se merece allí?