Opinión

El 8M que está por llegar

"El 8M que está por llegar", un artículo de Toni Cabot

"El 8M que está por llegar", un artículo de Toni Cabot / Rafa Arjones

Hace unos días tuve la oportunidad de conocer la historia de María, una mujer jubilada con la que coincidí en el piso de nuestra común amiga Sara Navarro. María se hizo empresaria de la noche a la mañana a raíz de un infarto que dejó postrado a su padre, propietario y primer ejecutivo de una empresa de artes gráficas en Alicante, y en contra de la voluntad de su entonces marido, que nunca aceptó que su mujer dedicara el tiempo a otra cosa que no fuera el hogar y la familia. Sobre ese sembrado, inmersa en un tenso ambiente familiar que impregnó de distancia y silencio corrosivo la relación del matrimonio, María no solo logró enderezar la empresa fundada por su padre, sino que la convirtió en puntera del sector a base de tesón, innovadoras apuestas de diseño y una decidida inversión en la tecnología más vanguardista del momento. 

Aquella etapa no fue fácil para María. Además de bregar entre la machista esfera empresarial del pasado siglo, donde toda aportación sugerida por una mujer quedaba puesta en entredicho hasta por los propios empleados, la entonces incipiente empresaria sufrió en silencio la indisimulada hostilidad instalada en su hogar, a sabiendas de que no cabía esperar la más mínima comprensión o mensaje de aliento frente a los problemas de cualquier índole que emanaran de su trabajo. Hasta que María dijo basta. Se separó de su marido y dobló su empeño en llevar hacia adelante la empresa, que hoy se mantiene con pie firme en el mercado desde el polígono de las Atalayas, actualmente en manos de su hijo, del que se siente especialmente orgullosa. 

La historia de María, que no es ni más ni menos que la de miles de mujeres, concluye con un deseo que no oculta: no tener que conmemorar este día como símbolo para reivindicar sus derechos, es decir, ver pronto el año en el que un 8M signifique lo mismo que el 9, el 10, el 11 o el 31, en el que no haya que recordar la existencia de desigualdad alguna que denunciar. Que el 8M no signifique otra cosa que aquel día que el calendario coloreaba en un tiempo pasado para recordar que las mujeres seguían reclamando sus legítimos derechos.