Opinión

Nosotras parimos, ¿nosotras decidimos?

Manifestación por el 8M

Manifestación por el 8M / Rafael Martín/EP

Cual grito de guerra probablemente se volverá a corear este 8M el «nosotras parimos, nosotras decidimos» de siempre como si con ello quisiéramos apuntalar que hemos conquistado para los restos un derecho tan incuestionable de la mujer como es el de decidir cuándo y cómo queremos ser madres.

Nos desgañitaremos cantando el lema a los cuatro vientos y nos iremos a casa, al término de la manifestación a la que hayamos acudido, con la grata pero falsa sensación del deber cumplido sin reparar (o tal vez sí) en que otras que gritaron como nosotras y que como nosotras se creían a salvo de retrocesos (como si los avances no vinieran con freno y marcha atrás), tienen ahora sobre sus cabezas la amenaza de que las penalicen por decisiones hasta ahora amparadas por la ley.

Que les pregunten si no a las argentinas. Y no digo ya a las iraníes, a las afganas y a tantas otras para las que nacer mujer es lo más parecido a una condena por muchos 8M que celebremos en este primer mundo.

En la antítesis está Francia, donde un gobierno mayoritariamente conservador ha dado un ejemplo de savoir faire al consagrar en su Constitución la libertad de abortar protegiendo un derecho tan fundamental de la ideología del gobierno de turno y mostrando al mundo el camino a seguir. Eso sí que es para celebrarlo. Pero no solo «el día de la mujer», sino todos los del año que, como bien sabemos, son igual de legítimamente nuestros.