Opinión

Todos los cerditos

Vista general de viviendas en Ibiza.

Vista general de viviendas en Ibiza. / VICENT MARÍ

La mamá cerda dijo a sus tres cerditos: «Ya es hora de que salgáis al mundo y construyáis vuestros propios hogares». Y así, hicieron las maletas y econtraron afuera un mundo nuevo, un bosque frondoso y un prado repleto de hermosas flores. Pero también a un lobo que, al verlos, empezó a salivar con los ojos encendidos como brasas. No todas las casitas que construyeron los hermanos resultaron un refugio seguro y la de paja, y hasta la de madera, se derrumbaron ante la voracidad del lobo: «Soplaré y soplaré y tu casa derrumbaré». Y al final, la ansiada —¡y merecida!— independencia no resultó tal y acabaron compartiendo habitación en la humilde casa de ladrillos del cerdito mayor.

Un retrato de bestias con enormes colmillos que se asemejará a muchos lugares, pero permítanme, una vez más, traerla a mi querida y maltratada Ibiza. Asoma ya allí, a lo lejos, el neón de Semana Santa, la ansiada ‘temporada’ lo mismito que en otro cuento un lobo feroz asoma la patita untada en harina para tratar de devorar, ahora, a siete cabritos. Pero es la enésima trampa. Un trampantojo, como la manida promesa de que el «turismo de lujo» sería el maná del que ganaríamos todos y resultó apenas una gran cama balinesa en un reservado que apuran a repintar en pan de oro cada temporada pero está podrida de carcoma por dentro. ¡Y qué importa si la compran, y la venden! Y la vuelven a comprar. Un círculo vicioso de gilipollas y especuladores donde usted y yo —tú y yo—, vemos los billetes pasar.

Me preguntó mi hijo si sabía de una habitación en alquiler para una amiga que trabaja en Ibiza. No ya por el dinero, que «no le importaba pagar los 900 euros que había pagado el verano pasado» ¡900 euros! Sino porque le estafaron 1.500. 20 años tiene la criatura y no puedo evitar sentir congoja de lo rápido que ha descubierto la Ibiza del día a día que nunca aparece en los folletos de Fitur. Un rato entre los portales de alquileres y grupos de Facebook con nombres como ‘Alquiler razonable en Ibiza’ o ‘Estafas en Ibiza’ da para comprobar que lo primero no existe y lo segundo sobra.

«Estudio por 1.474»; «Alquilo habitación de abril a octubre: precio 1.350 + mes de depósito. Gastos aparte. A pagar todo por adelantado. Si cumples con los requisitos y estás interesado, hablamos por DM»; «Habitación doble para dos chicas por 675 + gastos, cada una»; «Caseta de obra ideal como vivienda ocasional. Montada, 5.600»; «Hermosa tienda de campaña con impresionantes vistas por 1.453 al mes»; «Caravana por 7.933»; «Furgoneta a 3.300». Entre muchísimos anuncios de personas que se anuncian con trabajo fijo, tranquilos, no fumadores; que incluso se ofrecen a realizar reformas, y que aún así, pagarían hasta 1.100 por una habitación… y no obtienen respuesta. Me apiado de un hombre que busca urgentemente habitación para él, su mujer y sus dos hijos y «pagaría hasta 700». ¿Qué será de ellos?

Y entre medias, estafas; los lobos que se alimentan del miedo de los cerditos y cobran reservas por habitaciones que no existen: «Busco habitación tras 2 estafas que me han dejado tirado, y lo dejé todo en Madrid para cambiar de residencia»; «Lo tienen todo pensado y da igual DNI, videollamadas, etc. Son parásitos sin escrúpulos y lo único que hacen es aprovecharse de la desesperación de personas como nosotros que solo buscamos una habitación que encima te cuesta al mes hasta 1.300».

Me duele, me duele esta Ibiza de negocios de toda la vida cerrando porque no encuentran personal, ¿cómo puede una panadería pagar a sus empleados para que les quede sueldo despues del alquiler? De médicos durmiendo en habitaciones de hospital, policías en coches y asentamientos de chabolas creciendo a pasos agigantados en el backstage de la mentira del lujo y el glamur. La Ibiza del incendio en 2019 de un edificio abandonado y vendido por la Sareb (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria) que siguió abandonado por los nuevos dueños. Poco más que una estructura de hormigón donde malvivían cerca de 80 personas. Diez resultaron heridas, una mujer —encadenada por su pareja—, murió. De los 47 vecinos atendidos, 27 tenían trabajo estable.

Me duele la amiga de mi hijo y los amigos de los hijos de cualquiera. Que nuestros jóvenes —¡y no tan jóvenes!— no puedan tener un proyecto de vida: plantearse tener hijos, crear una familia o divorciarse si las cosas no funcionan. Volver a empezar. Empezar. Me duelen los políticos y sus mismos mensajes cíclicos que arrancan siempre con un sonoro «¡Hay que!», «¡Vamos a!» y continúa en futuro perifrástico con un «vigilar», «acabar», «perseguir implacablemente»… que rellena un mitin pero no se materializa en nada. En un pasar los años, las legislaturas, las desgracias y la vida por un prado donde ya no crecen las flores... Solo los lobos soplando casitas de papel moneda de curso legal.

«Piensa que es libre porque anda suelto

mientras arrastra la soga al cuello»

Ana Belén y Antonio Banderas

@otropostdata

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