Opinión | EL TELEADICTO

Bravo, «Cifras y letras»

Fer en Cifras y Letras.

Fer en Cifras y Letras. / TVE

Su estreno se produjo el lunes 15 de enero y después de dos meses emitiéndose a velocidad de crucero la nueva versión de Cifras y letras está más que consolidada en la parrilla de La 2, en la complicada franja en la que compiten El intermedio, El hormiguero y First dates.

El clásico concurso da una oportunidad a los que creemos en la televisión de antes, en la imperecedera, en la de siempre. Sin gritos, sin barullo, sin estridencias. Una televisión basada en el buen gusto, la inteligencia e incluso los segundos de silencio para pensar. Sin público en las gradas ni mayores efectos especiales que los que dan dos contrincantes enfrentados a pruebas mentales donde los números y las palabras son protagonistas.

La audiencia del programa va remontando, siempre está por encima del 3% (cuando la media de la cadena es un 2,6%) y hay días en que llega al 4% y se acerca a los 400.000 espectadores, algo que para un formato tan austero es toda una proeza. Lo que demuestra que es «inmensa minoría» que servía de eslogan a la cadena hace un par de décadas continúa existiendo, y que solamente hace falta que se le ofrezcan productos de calidad para que los espectadores respondan a los estímulos.

Buena parte del éxito la tienen los expertos que asesoran el programa. Elena Herráiz se encarga de las palabras con un aplomo y una bonhomía encomiables. David Calle es el responsable de los números. Ella siempre va con chaqueta, él de sport. Como maestro de ceremonias, impecable, Aitor Albizua, nacido hace 32 años en Arrigoriaga, lugar que conozco porque en él se celebra un Festival de Cortos de Humor. Él ayuda a que todos nos sintamos cómodos en su territorio.