Opinión

Pepe Lozano Sánchez, sacerdote

Semana Santa, cuatro en una

Semana Santa 2024: Así ha sido la procesión del Morenet en Alicante

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En la Semana Santa se da, en nuestra sociedad, un movimiento popular muy fuerte, de muchos miles de personas, de todas las edades, siguiendo unas costumbres y tradiciones de muchos siglos. Pensando un poco podemos distinguir cuatro formas de vivir o celebrar la Semana Santa.

La Semana Santa Cultural, podríamos llamarla Popular. En ella participan miles de personas. Consiste en los desfiles procesionales de toda la vida y algunos nuevos. Aunque cada persona vive estas manifestaciones religiosas a su manera, y para algunas puede ser una experiencia religiosa de mucho alcance, en estos actos, lo que mira es hacer lo que siempre se ha hecho, y que salga lo mejor posible. No se pone el acento en vivir lo que significa cada imagen que se lleva en la procesión. Esta Semana Santa tiene que ver mucho con el turismo, con la economía y también con la política.

Está la Semana Santa Litúrgica, que se suele llamar Los Oficios que se celebran dentro de las parroquias. El Jueves Santo se celebra la Cena del Señor, la Institución de la Eucaristía, el Lavatorio de los Pies, El Mandamiento Nuevo que nos dejó Jesús, y la institución del Sacerdocio Ministerial. El Viernes Santo se celebra la Pasión y Muerte de Jesús que según nuestra fe es la Salvación de la humanidad. Y el Sábado Santo, por la noche, tiene lugar, en todas las parroquias, la Vigilia Pascual, en la que se celebra la Resurrección de Jesús y la renovación del Bautismo de todos y de cada uno de los miembros de la Comunidad Cristiana. Son celebraciones de mucho contenido. Requieren una gran preparación para vivirlas a fondo. La Cuaresma es una preparación para la celebración de estas celebraciones, pero el ambiente del mundo en que vivimos no favorece su vivencia. También hay unas circunstancias en la Iglesia, que no ayudan a la preparación y vivencia de estos tres días, que son los más importantes de todo el año: La escasez de sacerdotes, la baja participación de la población en las parroquias y el ambiente secularizado de nuestra sociedad.

La tercera forma de vivir y entender la Semana Santa la podemos llamar: la Semana Santa Real. La Pasión y Muerte de Jesús no son sólo hechos de hace dos mil años, sino realidades actuales. Según nuestra fe, Jesús está sufriendo su pasión y muriendo en todas y en cada una de las personas que padecen y están muriendo en toda la humanidad, sobre todo en las personas que son víctimas de las injusticias y la opresión.

A los cristianos nos cuesta mucho encontrar la presencia de Jesús en las personas, cosa que está muy clara en toda la Biblia, sobre todo en el Nuevo Testamento.

Tanto la Semana Santa Cultural, como la Semana Santa Litúrgica (Los Oficios) nos han de servir para comprender y vivir la Semana Santa Real. Cuando no es así, separamos la fe de la vida, ponemos distancias entre la unión con Dios y la unión con las personas y con la humanidad, le quitamos un contenido básico y fundamental a la Semana Santa Cultural y a la Semana Santa Litúrgica. Además de entregarse a la muerte por amor a todos y por nuestra salvación, Jesús sufrió su pasión para asumir en su persona el sufrimiento de todos los seres humanos, como nos dice San Pablo en su carta a la comunidad de Filipos, capítulo dos, del versículo 6 al 8: “El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz…” Hay muchos lugares en el mundo donde está aconteciendo la Semana Santa Real: Ucrania, Palestina, Países del Tercer Mundo. En nuestro planeta mueren de hambre alrededor de 25.000 personas cada día. Y, entre nosotros se dan, todos los días, actos de violencia y de opresión.

Y también está la Semana Santa Laica, la de las personas que viven estos días como las Vacaciones de Primavera. Es la semana de los viajes, las buenas comidas en los restaurantes, el desplazarse a la segunda vivienda y hacer cosas que no se han podido hacer en el primer trimestre del año. Respetamos y valoramos todas las maneras de vivir la Semana Santa, aunque los cristianos tratamos de ver el contenido y sentido profundo de esta semana.