Opinión

¿Por qué hay tanta violencia?

¿Por qué hay tanta violencia?

¿Por qué hay tanta violencia? / INFORMACIÓN

Resulta sorprendente la reiteración de hechos violentos que se siguen sucediendo cada día en distintos puntos del país y en el resto del mundo. Y lo peor de todo es que quienes la ejercen siempre encuentran una justificación para llevarla a efecto pretendiendo reforzar su ejercicio mediante argumentos que utilizan para defender sus posiciones de que la violencia que ejercen es correcta y adecuada para conseguir su fin, o como reacción ante algo que para ellos les supone un ataque y que entienden que la mejor forma de responder es con la violencia.

Se demuestra esta forma de actuar mediante la constancia de la presencia de las guerras en el mundo, pese a haberse demostrado las nefastas experiencias que se han vivido en la humanidad con las guerras mundiales y una especie de «todos contra todos», como si la manifestación del poder se debiera plasmar por esa violencia contra quien crees que es tu «enemigo» y la pérdida de vidas humanas que suponen las obsesiones de algunas personas por incrementar sus dosis de poder, o de demostrar a los demás que lo tienen y que no se les ocurra llevar nada a cabo que lo intente cuestionar.

Se está utilizando la violencia como primera y única respuesta del ser humano para actuar contra algo con lo que no está de acuerdo, y que pretende escenificar para atacar física, y también verbalmente, a aquellas personas contra las que se tienen diferencias de criterio, opinión, o, simplemente, porque consideran que esas personas les han hecho algo que no consideran correcto, y que en lugar de utilizar la palabra, lo hacen con el empleo de la violencia.

Se ha pasado del debate y la confrontación de ideas al directo empleo de la violencia, como si se tratara de una especie de línea más directa y eficaz para quien la ejerce que utilizar la vía del diálogo, que la consideran más lenta y menos efectiva que la violencia, dado que consideran que mediante ésta consiguen vencer cualquier tipo de oposición por las víctimas de la misma.

Y esto es algo que ya se venía venir desde hace tiempo. Porque aunque es cierto que las reacciones violentas son algo que es parte de la forma de ser de un sector de la población, en los últimos tiempos se ha percibido no solo un incremento de este tipo de manifestaciones por más personas, sino que la graduación de la gravedad de esa violencia es cada vez mayor, al punto de que resulta dramático y sorprendente comprobar las noticias que vemos en los medios de comunicación.

Todo ello ha llevado a que podamos adjetivar los hechos de violencia según el marco o escenario concreto en el que ésta se manifiesta. Y así, podemos encontrar una violencia de género y doméstica en el hogar y, por ello, en el seno de la familia, que es la forma más aberrante de violencia que se puede comprobar, habida cuenta que resulta inaceptable, e incomprensible, que se ataque verbal y físicamente a quien forma parte de tu directo núcleo familiar, y que a quien debas proteger por naturaleza le acabes atacando de forma despiadada.

También vemos los casos de la violencia vial con muertes provocadas por la violencia en carretera y por la insistencia en incumplir las normas de circulación y de circular a velocidad excesiva, o bajo los efectos del alcohol o las drogas. La violencia en la escuela con ataques a profesores, que son quiénes te enseñan y educan, o la violencia sanitaria con hechos violentos contra los profesionales que trabajan en la sanidad pública o privada, algo también incomprensible, como supone agredir físicamente y faltar el respeto a los profesionales de la sanidad, que son a quienes más debemos cuidar, porque son quienes nos salvaron a todos, por ejemplo, en la época del covid y en cuyas manos estamos siempre, porque son ellos sin los que el resto de actividades no se podrían desarrollar. Y supone ejercer la violencia contra quien te puede salvar una vida, o, simplemente, curarte de una dolencia que te está alterando tu vida. Y todo por discrepancias en cuanto a cómo entiende quien ejerce la violencia que debe ser atendido en un servicio médico, que siempre está necesitado de más ayudas, más apoyos y más reconocimiento por todos los que formamos esta sociedad.

Resulta, por todo ello, inadmisible que la violencia forme parte tan presente en nuestra sociedad. Resulta inadmisible que tengamos que estar pendientes y en vilo porque algunos ciudadanos ejerzan la violencia frente a los demás, y se crean en el derecho y poder de ejercerla cuando quieran.

Por ello, hace falta más educación, más potenciación de la cultura del respeto y de la igualdad y valores y menos pensar en cosas que son secundarias, que no nos aportan nada positivo y que se está perdiendo el tiempo en cuestiones estériles en lugar de actuar desde los responsables públicos, quitando de una vez la violencia de nuestras vidas.