Opinión | Tribuna
¿Dónde están los límites?

¿Dónde están los límites?
Cada ser humano tiene sus propios límites. Lo que ocurre es que es necesario saber dónde están en cada persona y hasta dónde se puede llegar al objeto de evitar frustraciones derivadas de no saber conocer realmente hasta dónde una persona es capaz de llegar y alcanzar objetivos en su vida. Y es que hay personas que no ponen los medios necesarios para conseguir sus objetivos y, por ello, no se ponen límites, considerando que todo es «alcanzable» como si se tratara de una lotería o de un golpe de fortuna, lo cual no existe, porque en la suerte como mecanismo medial para conseguir un objetivo no se puede confiar, porque solo el esfuerzo y el espíritu de superación es el único mecanismo para alejar el tope o límite que cada uno tenemos.
Así, cada uno se pone sus propios límites, y para ello es preciso depositar una serie de medios y medidas para superarnos y estar en condiciones de ir superando limitaciones, que serán mayores en la medida en que adquirimos habilidades y conocimientos que nos hacen estar en mejor disposición de que los límites estén más lejanos cada vez.
Los límites son aquel punto a partir del cual el ser humano no puede avanzar o progresar, por lo que cuanto más lejanos sean éstos en cada individuo más posibilidades y capacidad de alcanzar objetivos tendrá el individuo. Y ¿cómo extender la lejanía de los límites? Pues en el espíritu de superación diario y en la capacidad de sacrificio que cada uno sea capaz de poner encima de la mesa. Y en el grado de formación, preparación y capacidad de sacrificio que ha ido adquiriendo en la vida para estar debidamente preparado a la hora de afrontar retos personales y de trabajo. Porque los límites son mucho más amplios en la medida en que una persona se ha esforzado en la vida en trabajar bien, aprendiendo, formándose y adquiriendo los suficientes conocimientos para alejar los límites .
El problema es que hay personas que se creen que no hay límites en su vida, pero no han hecho absolutamente ningún esfuerzo personal en ser mejores cada día, adquirir notables conocimientos y no hacen sacrificios para conseguirlo. Así, la frustración llega cuando las personas no se ponen límites y consideran que sin esfuerzo alguno se pueden conseguir las mismas cosas que otra ha conseguido con mucho esfuerzo y sacrificio personal.
En esta vida nadie regala nada, y todo se consigue por el esfuerzo y la disciplina personal en alcanzar progresivamente metas para llegar a un punto con la idea de tomar impulso y llegar a otro para ir perfeccionando la posición personal en el ámbito laboral, social y el individual. Las cosas no se consiguen por suerte en la vida, sino por valores cada vez más desaparecidos, como son la disciplina, las ganas por ser mejor cada día, el espíritu de superación personal, el sacrificio y la actitud para enfrentarnos a cualquier situación adversa que pueda ocurrir. Si a todo esto se le añade la aptitud personal, los límites estarán más lejanos. Pero, como decimos, los objetivos, no se consiguen por un golpe de fortuna o de suerte, sino por una palabra que cada vez es menos valorada y más desconocida, así como menos aplicada que se llama el «esfuerzo».
La vida no consiste en estar esperando que te venga un golpe de suerte que nunca llegará si esta suerte no se busca mediante la aportación personal del sacrificio y esfuerzo personal. Es importante, además, identificar los límites de cada uno y no ponerse límites superiores a las que cada uno es capaz de alcanzar. Porque, desde luego, no todas las personas son iguales y no es una buena táctica pretender alcanzar objetivos que otros han conseguido, pero con otras actitudes y aptitud por las características personales de esfuerzo que estas tienen. Por ello, es impensable que una persona pueda creerse capaz de llegar al punto profesional o personal que otras personas han conseguido si las características son absolutamente diferentes, o, incluso, los esfuerzos que se han realizado también los son. Sin embargo, hay personas que no conocen sus límites, no se forman y preparan para conseguir objetivos a lo largo de su vida y pretenden llegar a metas que otros han alcanzado sin poner los medios para ello y con una menor actitud para alcanzar esos fines concretos.
Por otro lado, también es preciso aprender y saber poner límites a los demás con respecto a nosotros mismos, al objeto de no permitir sobrepasar determinadas líneas invisibles, pero que se hacen visibles cuando una persona se excede en su forma de comportarse con los demás y traspasa barreras que son infranqueables y que es preciso también hacer ver a los demás donde están los límites de unos hacia otros para evitar que se sobrepasen unas líneas que algunos quieren hacer invisibles, pero que son perfectamente visibles en cuanto nos referimos al exceso en los comportamientos de algunas personas con respecto a los demás. Por ello, debemos conocer los límites personales y poner los medios para que estos sean mayores. La suerte solo está en los juegos de azar.
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