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Marzà abandona el Consell, deja más sola a Oltra y abre el melón de la sucesión en Compromís

El hasta ahora conseller de Educación, que ya había amagado con dejar su departamento a finales del año pasado, se escuda en que quiere centrarse en la formación, y le sustituye en el cargo Raquel Tamarit, secretaria autonómica de Cultura

Marzà abandona la sede de Compromís y mira a su sucesora, Tamarit. Fernando Bustamante

Por sorpresa. Así anunció este miércoles el conseller de Educación, Cultura y Deporte, Vicent Marzà, que abandonaba el Ejecutivo valenciano. Esta vez las filtraciones prácticamente llegaron en tiempo de descuento, por más que tanto el presidente de la Generalitat, Ximo Puig (PSPV-PSOE), como la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra (Compromís), ya estaban al tanto de los movimientos previamente. Por sorpresa, lo que no quita para que desde no pocos foros se tuviera claro que era una jugada que, en absoluto, deja espacio para la improvisación, sobre todo por el contexto, por los tiempos, y por las posibles consecuencias. Unas consecuencias que, a corto plazo, podrían tener como principales efectos dejar más aislada a Oltra, justo cuando se encuentra al borde de la imputación por el caso de los abusos a la menor tutelada por la Generalitat, y que, de paso, abren el melón de la sucesión en Compromís, ante lo que pueda ocurrir con la situación judicial de la vicepresidenta. Todo, a la sazón, sólo unos días después de que el jefe del Consell anunciara una crisis de gobierno para afrontar el último año de legislatura aprovechando la salida de Manolo Mata como síndic de las Cortes, cuando Compromís se había cerrado por activa y por pasiva a mover consellers, y, encima, después de que la consellera de Justicia, Interior y Administración Pública, Gabriela Bravo, «invitara» públicamente a Oltra a dejar el Ejecutivo valenciano.

Marzà cede el testigo a la hasta ahora secretaria autonómica de Cultura y Deporte, Raquel Tamarit, lo que, a efectos prácticos, garantiza la continuidad en el departamento, aunque no era su apuesta para el relevo, ni a priori parece tener la misma sintonía que tenía el castellonense con Puig. Lo hace tras siete años al frente de un departamento en la que el desgaste personal ha sido más que evidente, hasta el extremo de que a finales del año pasado ya amagó con marcharse tras la salida de Fran Ferri como síndico de las Cortes, y en el que aterrizó cuando el Botànic asumió las riendas de la Generalitat, en 2015. Durante este tiempo, se ha posicionado como uno de los rostros más reconocidos de Compromís y, en concreto, de Més, el antiguo Bloc. Desde esa atalaya, ha hecho pública su renuncia al cargo, con la convicción de haber superado los retos que se plantearon con la llegada al poder del tripartito de izquierdas. Marzà deja el Gobierno, que no el escaño, para afrontar un desafío casi mayor, que no es otro que el fortalecimiento, y con ello la lucha por la supervivencia, de la coalición valencianista de cara a los procesos electorales de 2023. Al menos, eso es lo que sostuvo públicamente. De ese éxito, en cualquier caso, podría depender la reedición de un tercer pacto del Botànic. 

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El adiós de Vicent Marzà como conseller de Educación FERNANDO BUSTAMANTE

Argumentos al margen, se interpreta que su salida del Ejecutivo para centrarse en la maquinaria orgánica abre la puerta a un hipotético escenario de renovación de liderazgos en sus filas, en pleno debate, por otro lado, de posibles confluencias con otras fuerzas de izquierdas de cara a las próximas citas con las urnas. Y todo se produce, además, en el marco de una inminente remodelación del Consell que, en principio, solo alcanzaba a las consellerias lideradas por el PSPV-PSOE, pero que ahora ha adquirido, de forma inesperada, una mayor dimensión. Otra cosa es que tanto en Iniciativa como en determinados sectores del antiguo Bloc se sigue sosteniendo que Oltra es quien debe ser la cabeza de cartel, que Marzà se ve más como sucesor dentro que fuera, y que, puestos a elegir, y a día de hoy, es probable que el diputado en las Cortes Joan Baldoví tuviera más papeletas para convertirse en el recambio natural de la vicepresidenta si las cosas vienen mal dadas en los tribunales. El castellonense, no obstante, en ningún momento cerró la puerta durante su comparecencia a ser el sucesor.

Tamarit, que fue la finalmente elegida, era la candidata que más sonaba para asumir este departamento frente a otras opciones y, además, la apuesta del sector más cercano a Baldoví. Al fin y al cabo, es una de sus personas de confianza. Se impuso, de hecho, a los candidatos de Marzà: el portavoz de Compromís en la Diputación de Alicante, Gerard Fullana, y Maria Josep Amigó, vicepresidenta de la Diputación de València. Cierto es que, a favor de Tamarit, jugaba el hecho de proceder del sector educativo, ser mujer, y valenciana, junto al grado de conocimiento que tiene de la conselleria. Encima, se consigue paridad en el seno de Més sin romper los equilibrios territoriales.

La ejecutiva de Compromís se reúne para concretar el relevo de Marzà. Información

Con estos puntos de partida, tras las ejecutivas de Més y de Compromís, fue Oltra quien salió a la palestra para dar cuenta de la elección de Tamarit como nueva consellera, explicando que, a un año de que concluya la legislatura, no tiene sentido apostar por el desembarco de una persona ajena a la conselleria. 

Horas antes, por la mañana, era la secretaria general de Més, Águeda Micó, la que expresaba delante de las cámaras su apoyo a Oltra sin ningún tipo de ambigüedades. Lo hizo durante la comparecencia en la que Marzà anunció su dimisión, cuando dijo que la vicepresidenta del Consell «tiene la máxima confianza y el apoyo de todo Compromís». Enfatizó que «se ha ganado el derecho de decir sobre su futuro político». Fue, precisamente, la misma comparecencia en la que Marzà no se descartó como candidato a la presidencia de la Generalitat con Compromís. Lo que sí quiso dejar claro es que lo que no haría es utilizar su posición de conseller como plataforma para concurrir después a ningún proceso, añadiendo, en ese punto, que no tiene ambiciones personales. Tampoco quiso pronunciarse sobre si una persona imputada podría liderar Compromís de cara a la próxima batalla electoral. Su pretensión es, hoy por hoy, engrasar la maquinaria orgánica en Més, donde se sitúa como coordinador político, uno de los puestos de más peso, siendo mano derecha de Micó.

El hasta ahora conseller llevaba tiempo meditando dejar sus responsabilidades en el Ejecutivo y, finalmente, ha dado el paso en una etapa en la que está convencido de que la mayoría de los objetivos «se han cumplido o están encarrilados». Esa era una opción que también se contempló a principios de año, cuando Ferri abandonó las Cortes y se especuló con un posible paso del ejecutivo al legislativo por parte de Marzà; un cambio que podría haberle facilitado marcar un perfil político más allá del ámbito institucional. Con el cierre de aquel episodio, que culminó con el nombramiento de Papi Robles como nueva portavoz parlamentaria, se dio por hecho que Marzà encararía la recta final del mandato como conseller, de ahí que este movimiento de calado haya sorprendido por lo inesperado. Tanto es así que este mismo martes la propia Robles aseguraba que no se preveían cambios en las consellerias lideradas por los valencianistas, para, un día después, conocer la salida de Marzà. En determinados círculos de la coalición se aseguraba que la renuncia del conseller no fue consensuada con la cúpula. 

¿Cuándo se formalizará el relevo en la conselleria? Pues bien, esa es una pregunta que no supieron concretar desde Compromís. Oltra señaló que le trasladaría a Puig la propuesta de Tamarit y, en todo caso, será él quien decidiría si formaliza este relevo en solitario o, en cambio, prefiere esperar a ejecutar de forma conjunta los cambios que también planea en las consellerias que encabezan los socialistas. Porque esa es, exactamente, otra de las claves que pone en contexto cuándo se ha llevado a efecto la renuncia de Marzà, que coincide con la remodelación que medita el líder de los socialistas para dar un nuevo impulso al Consell.  

Con muchos interrogantes sobre el momento

¿Por qué ahora? Ésa es la pregunta que se planteaban este miércoles en determinados foros de Més -antiguo Bloc-, sin acabar de encontrar una explicación más o menos lógica. Sobre todo porque había quien no acaba de comprender por qué la marcha de Marzà del Ejecutivo valenciano para ocupar la vacante que dejó Fran Ferri como síndic de las Cortes hace ahora casi medio año se frustró al no aceptarse a ninguna de las personas que propuso como relevo al frente de su departamento y ahora se va y, encima, poco menos que le toca tragar con lo que no quiso entonces. Lo que está por ver qué ocurre con la Secretaría Autonómica que deja vacante Tamarit. Ahí sí es cierto que no se ve tan complicado que alguna de las apuestas de Marzà, entre ellas, Amigó o Fullana, puedan tener más suerte que con el cargo de conseller.

Oltra comparece para anunciar la elección de Tamarit como nueva consellera. Información

Oltra: «No me siento presionada por la decisión de Marzà»

La vicepresidenta del Consell y líder de Compromís, Mónica Oltra, rechazó sentirse presionada por la dimisión de Vicent Marzà, que ocurre en un momento en el que todos los focos apuntan, precisamente, hacia su persona ante la posible imputación por el caso en el que se investiga si la conselleria que dirige encubrió el abuso sexual a una menor tutelada a manos de un educador, exmarido de Oltra. De igual modo, se mostró convencida de que no habrá más cambios en consellerias lideradas por los valencianistas, una cuestión que, de una forma u otra, también le compete a ella. Además, consideró que la renuncia de Marzà no implica cambios en cuestión de liderazgos en Compromís. Aseveró que los tres partidos que integran la coalición ya han celebrado sus congresos y han renovado sus direcciones.

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