Condenado a 43 años de cárcel por matar a martillazos a una mujer octogenaria y a su hijo en Orihuela

El condenado discutió con ellos porque le debían dinero por la instalación de una reja en una ventana por la que les cobró 50 euros

Vivienda de Orihuela donde ocurrió el doble crimen.

Vivienda de Orihuela donde ocurrió el doble crimen. / Tony Sevilla

Rubén Míguez

Rubén Míguez

 La Audiencia Provincial de Alicante ha condenado a 43 años de prisión a un hombre tras declarar probado que asesinó a martillazos a dos vecinos suyos, una octogenaria y su hijo, el 6 de junio del pasado año en Orihuela.

La sentencia, que puede ser recurrida en apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, recoge el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular al término del juicio, que se celebró entre los días 16 y 19 del pasado mes de octubre.

Los hechos ocurrieron cerca de la medianoche del 6 de junio de 2022, cuando el acusado se acercó al domicilio de sus vecinos, una vivienda de la calle San Antonio de Padua en Orihuela, y discutió con ellos porque le debían dinero por la colocación de una reja en una ventana.

Casa de la calle San Antonio de Padua donde ocurrió el crimen.

Casa de la calle San Antonio de Padua donde ocurrió el crimen. / Tony Sevilla

La Policía Nacional averiguó en los primeros momentos que una deuda de 50 euros que reclamaba el asesino confeso fue el desencadenante de la agresión mortal, aunque la familia de las víctimas afirmó que no le debían nada y que ya le habían pagado 40 euros, como publicó en su día este diario.

Terminada la discusión, el ahora condenado se marchó a su vivienda, situada en la misma calle, y regresó unos veinte minutos después con las manos cubiertas por unos guantes de plástico y armado con un martillo tipo maza.

Aprovechó que la puerta de la casa de sus vecinos estaba abierta para entrar y dirigirse a la cocina donde, "de forma sorpresiva y sin darle posibilidad de defensa", asestó varios golpes con la maza en la cabeza a una de las víctimas, un hombre de 50 años, que le provocaron la muerte unos minutos más tarde, según refleja la resolución judicial.

A continuación fue hasta el salón, donde se encontraba sentada en un sillón la madre de la víctima, de 80 años, y le golpeó también con la maza en la cabeza repetidamente para acabar con su vida y evitar que pudiera delatarlo. La mujer murió 57 días después en el Hospital Vega Baja a causa de un fallo multiorgánico causado tras el golpe que el agresor le asestó en el cráneo.

Veredicto popular

La magistrada de la Audiencia que presidió este juicio, de conformidad con el veredicto del jurado popular, ha condenado al acusado por dos delitos de asesinato a sendas penas de 20 y 23 años de cárcel, la primera por el asesinato del hombre y la segunda por el de su madre. No obstante, conforme a lo que establece el artículo 76.1 c del Código Penal, el máximo de cumplimiento efectivo de la condena será de 40 años.

Además, le ha impuesto la prohibición de aproximación a menos de 300 metros y de comunicación por un tiempo superior en diez años a las penas de prisión respecto a un hijo y hermano, respectivamente, de los asesinados, al que deberá indemnizar con 130.000 euros en total por el fallecimiento de sus familiares.

Al final se han ratificado las penas de 43 años como solicitaba la fiscalía y la abogada de la acusación particular, Irene Gasch, después de quedar probado que el hecho de que consumiera cocaína no era razón para haber perdido la conciencia y no saber lo que estaba haciendo.

Consciente de lo que hacía

En el juicio quedó acreditado que el ahora condenado, que era consumidor habitual de droga, era consciente de lo que hacía y no sufría un trastorno mental. Así lo aseguraron los forenses. Según los especialistas, a pesar de que el sujeto consumía cocaína "su voluntad y la inteligencia están conservadas, por lo que no hay una disminución de su inteligencia para no saber lo que hacía", apuntaban las conclusiones del informe de imputabilidad que se leyó en la sala. En muestras de orina no constaba que bebiese alcohol.

De igual forma, se mostró un informe de ADN sobre objetos que pudieron ser utilizados por el agresor como guantes o el martillo que coincidirían con los vestigios de sangre hallados en los cuerpos.

Según se mostró en la sala, la primera víctima, el hombre de 50 años, murió casi en el acto al recibir un fuerte impacto con un objeto contundente, como un martillo, que le hizo nueve fracturas en el cráneo, y no se observaron evidencias de que hubiese un forcejeo porque la víctima no tenía ningún resto del agresor, según reveló la autopsia.

Como publicó este diario, unos vecinos dieron la voz de alarma tras escuchar el grito de una mujer y solicitaron ayuda al teléfono 112 de Emergencias. Asimismo, otro vecino que iba en moto pidió ayuda a una patrulla de la Policía Local que estaba por la calle y cuando entraron los agentes en la casa descubrieron el cuerpo sin vida del hombre y a su madre, de 80 años, malherida con un fuerte golpe en la cabeza, por lo que procedieron a taponarle la herida que tenía en la cabeza mientras llegaban la ambulancia. Murió casi dos meses después en el hospital.