Con toda probabilidad no existe una mejor forma de disfrutar del verano que darse un chapuzón en la piscina con amigos y familia. Sin embargo, pasar por alto las medidas de precaución puede convertir un día placentero en la piscina en una tragedia.

Estar preparado es esencial para un baño seguro, en especial cuando se trata de los niños y los niños necesitan aprender a nadar para minimizar los riesgos pero incluso las habilidades de natación avanzadas no constituyen una garantía ante el riesgo de ahogamiento entre los menores de cualquier edad.

Jeffrey Weiss, portavoz de la Academia Americana de Pediatría, apunta desde la web de la institución americana las precauciones necesarias para minimizar los riesgos que corren los niños en el agua.

Supervisión adecuada

En ningún caso los niños pequeños deben quedar sin supervisión en una piscina. Lo mismo debe tenerse en cuenta en bañeras, spas, piscinas hinchables y contenedores de agua. Se sabe que los niños más pequeños pueden ahogarse en un cubo de agua. Dejar a un niño pequeño bajo la supervisión de otro niño tampoco es una alternativa.

Un adulto debería encontrarse a la distancia de un brazo mientras que observa a niños pequeños o nadadores con pocos recursos. Incluso si un niño es mayor o un nadador con experiencia, los adultos deberían tenerlos a la vista y no distraerse.

La educación es crítica

Enseñar a los niños a nadar es una forma importante para reducir el riesgo de ahogamiento. Desde la Academia Americana de Pediatría se fomentan las lecciones de natación para la mayoría de los niños a partir de los 4 años.

Los padres deberían también elegir apuntar a los niños de entre uno y tres años a lecciones de natación, aunque no todos los niños están listos a la misma edad. Y cuando los padres no estén ayudando a sus hijos a nadar, deberían tomar un curso de reanimación cardiopulmonar para aprender técnicas de salvamento correctas. Si se trata de adolescentes, deben conocer los peligros de jugar en la piscina siempre que exista alcohol de por medio.

Flotar de forma adecuada

Cuando se trate de equipar a los niños con las ayudas adecuadas para flotar en el agua, existen varios errores comunes. Aunque es popular entre los niños el uso de flotadores para nadar, como los manguitos, éstos no proporcionan una ayuda suficiente para flotar en el agua y pueden desinflarse con facilidad. Asegúrese de que los niños emplean chalecos salvavidas adecuados, en especial cuando se trate de subir a un barco o sentarse en el muelle de un río o en un puerto.

Compruebe la profundidad

Antes de dejar que un niño salte a un espacio de agua, los adultos deben comprobar primero su profundidad. En vez de sumergir la cabeza primero para comprobar el agua, debe entrar primero con los pies. Si está inspeccionando un espacio de agua, asegúrese de que exista un socorrista o alguien que esté supervisando la zona.

"Para proteger mejor a los niños, los padres necesitan pensar sobre las vías de protección. Las lecciones de natación deben ser una parte importante de la protección global, que debería también incluir una valla en los cuatro lados de la piscina y una supervisión constante y capacitada", señala Weiss.

"Además, dado que algunas piscinas portátiles o temporales tienen laterales blandos, es muy fácil para un niño asomarse y caer de cabeza al agua. Estas piscinas suponen un riesgo constante y necesitan también de una valla al igual que una piscina permanente", concluye Weiss.