Atronadora arcabucería en Castalla

El tiempo respeta la segunda jornada de los Moros y Cristianos, con actos como la Guerrilla

La previsión meteorológica daba fuertes lluvias, quizá acompañadas de tormenta, pero finalmente la DANA no se presentó este sábado cual incómoda visita en las Fiestas de Castalla. La segunda jornada de los Moros y Cristianos en honor a la Virgen de la Soledad se desarrolló con total normalidad, sin más «trons» que los producidos por los disparos de los arcabuces, que son los grandes protagonistas de los actos de este día.

Como es costumbre, el Alardo comenzó al mediodía, con los cristianos disparando desde la iglesia parroquial y los moros haciendo lo propio desde el Convento, para encontrarse y dar la batalla en la Plaza Mayor. Una cita ineludible para cualquier festero que ame el ruido y el olor de la pólvora, aunque algo más difícil de seguir para el público en general. Todo lo contrario que la posterior Ballada de Banderes con la que culmina este acto, un elemento muy característico de las Fiestas de Castalla en la que los portadores de las enseñas prácticamente las hacen planear.

Por la tarde, y tras el aliciente de ver pasar el recorrido de la Vuelta a España por la localidad camino del Xorret de Catí, los arcabuces han vuelto a atronar las calles, esta vez en la Guerrilla. Era el preludio de l’Ambaixada del Moro, en la que se repitió el guion de siempre, no por más sabido menos esperado: tras el infructuoso parlamento, el castillo ha caído en manos sarracenas. La llegada de la noche ha marcado el inicio de la Processó del Passeig, con la que concluyen los actos de este 2 de septiembre. La imagen de la Virgen de la Soledad pone el punto final a la jornada, recorriendo Castalla en compañía de todas las comparsas. 

Para este domingo vuelve a haber incertidumbre sobre la climatología. Toca mirar al cielo y confiar en que todos los actos previstos puedan llevarse a cabo, sin que la lluvia lo impida.