El envejecimiento generalizado de la población que se está produciendo por el brutal descenso de la natalidad y el hecho de que las personas vivimos cada vez más años ha convertido a Benidorm en una ciudad situada en las antípodas del País de Nunca Jamás, aquella isla fantástica imaginada por el novelista escocés James Matthew Barrie para referirse al lugar al que se mudaban los niños que no querían crecer.
Lejos de ella, las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que Benidorm se hace cada año un poquito más mayor, hasta el punto de que en la actualidad tiene una población que suma dos personas mayores de 65 años por cada niño menor de 15, a pesar de los estragos que la pandemia de coronavirus ha causado en términos de letalidad en el grupo de población de mayor edad.
Los benidormenses que han superado la edad de jubilación han crecido en la última década un 15%, hasta alcanzar ahora mismo los 14.891 vecinos, lo que representa el 21,5% del total de personas empadronadas en el municipio, 69.118 según los últimos datos publicados por el INE, que también alertan de un descenso de 1.342 habitantes en el último año. De este modo, uno de cada cinco vecinos que residen en la ciudad tiene más de 65 años, cuando hace una década este grupo poblacional representaba al 17,5% del total de los residentes, cuatro puntos porcentuales menos que ahora.
Y, lo que es aún más llamativo, entre 2011 y 2021, los residentes con 100 años o más han llegado incluso a duplicarse: de 16 a 30 personas, mientras que la población de 90 a 99 años ha pasado de 420 a 606 personas, experimentando un incremento del 44,2%.
Por contra, los ciudadanos con menos de 20 años ha caído en picado en todo este tiempo, hasta alcanzar un descenso del 8,7%. El número total empadronados de 0 a 19 años alcanza las 11.084 personas. Dentro de este colectivo, el grupo de niños de 5 a 9 años es en el que más se ha reducido la población, con 394 personas menos, seguido muy de cerca por los niños de 0 a 4 años, donde hay 351 empadronados menos.
Y los datos de cara a un futuro cercano tampoco avanzan un panorama más optimista que el actual. De hecho, la población que tiene entre 20 y 35 años, que por edad cronológica están llamados a convertirse en padres en los próximos años, también han sufrido una extraordinaria evolución a la baja en la última década. De hecho, por cada cuatro jóvenes que había en la ciudad hace ahora una década ahora hay tres.
La franja de empadronados de entre 20 a 24 años contaba en 2011 con 4.490 personas frente a los 3.280 registrados ahora; esto es, 1.210 ciudadanos menos, lo que se traduce en un porcentaje de descenso del 26,9%. En el grupo inmediatamente posterior, el de 25 a 29 años, el descenso es también es acusado: 5.330 personas frente a las 3.956 actuales; es decir, un 25,7% menos. Por último, los ciudadanos de entre 30 y 34 años también son ahora 1.571 menos: de 6.136 en 2011 a 4.565 en 2021, lo que representa un descenso del 25,6%, siempre según los datos del INE.
¿Cómo repercute todo esto en el día a día de la ciudad?
Como ocurre en muchos otros municipios que están registrando la misma dinámica, el cada vez mayor envejecimiento de la población se está empezando a notar en muchos aspectos. Basta recordar los enormes problemas que tuvieron algunos sectores económicos de la ciudad, como el de la hostelería, para encontrar mano de obra para trabajar en bares, restaurantes u hoteles durante el pasado verano. Entre las causas, encontramos principalmente el retorno de muchos inmigrantes, tanto de otras regiones de España como de otros países, a sus lugares de origen con motivo de la pandemia y, con ellos, a la pérdida de decenas de manos para trabajar, a lo que se une también el hecho de que cada vez hay más gente jubilada y menos en edad laboral.
El Ayuntamiento de Benidorm también ha tomado en los últimos años muchas decisiones encaminadas a adaptar la ciudad a este paulatino envejecimiento de sus ciudadanos y a fomentar el envejecimiento activo, tanto de residentes como de turistas, un segmento en el que la ciudad también es un destino líder a nivel nacional.
El alcalde Toni Pérez presentó en la pasada edición de Fitur un proyecto denominado ‘Care Lab’ y que, entre otras cosas, preveía la programación de eventos y actividades relacionadas con el envejecimiento saludable en playas, parques y espacios naturales.
Igualmente, el Consistorio también está ejecutando obras de mejora de la accesibilidad en muchos de los barrios donde reside un mayor porcentaje de personas de la tercera edad.
Entre estos proyectos figuran algunos que se están ejecutando con cargo a los fondos de la EDUSI en zonas como el barrio de Foietes-Colonia Madrid, donde además de eliminar barreras arquitectónicas y rebajar aceras también se va a crear una nueva plaza con bancos y arbolado en Prelado Antonio Bayona para atender una petición de los vecinos de mayor edad, que se quejaban de que no tenían un sitio donde sentarse a charlar: o, también, la que se ejecutará en la zona de Alfredo Corral, un barrio plagado de escaleras y donde está previsto instalar rampas y ascensores para mejorar la movilidad de los mayores.
Medio millón para ayuda domiciliaria
Además, el Consistorio ha presupuestado para este 2022 medio millón de euros en la partida de Bienestar Social para atender los servicios de asistencia domiciliaria, la mayoría de los cuales son demandados por población de la tercera edad para que una persona les ayude con acciones básicas, como las tareas domésticas o el aseo personal.
Fuentes municipales indican que en 2021 esta ayuda fue demandada por un total de 243 usuarios, de los cuales 74 eran hombres y 177, mujeres. Con respecto a la asistencia prestada, la misma se distribuyó en 132 casos de atención personal por otros 109 casos de ayuda doméstica, teniendo en cuenta que un mismo caso activo puede percibir a la vez tanto atención personal como doméstica.
