El cambio climático y el temor a robos aceleran la recolecta de la aceituna

Las almazaras recogen los kilos un mes antes de lo habitual en una «mala campaña» y temen que la caída en las reservas frene las exportaciones

Usuarios cargan garrafas de aceite en la almazara El Tendre de Elche

Usuarios cargan garrafas de aceite en la almazara El Tendre de Elche / Matías Segarra

J. R. Esquinas

J. R. Esquinas

Los efectos del cambio climático y el temor a robos por la alta cotización del aceite están detrás de que este año la campaña de recolecta de aceituna haya sido más rápida que de costumbre. Mientras habitualmente la mayoría de almazaras registraban kilos de los agricultores hasta mediados de febrero, esta vez, para el 10 de enero, estos puntos ya habían atendido al grueso de los productores debido a una campaña corta y con poco volumen. 

Ha salido menos aceituna debido a los efectos adversos de la climatología que no han ayudado a la floración. Y se ha acelerado el proceso porque han contribuido varios factores, según las pesquisas de los profesionales. Por un lado las temperaturas y la falta de lluvias no acompañaron en los meses clave para la maduración del fruto y parte del género se ha visto mermado, hasta el punto de que hay almazaras que estiman que las reservas puedan caer hasta la mitad en comparación a otras temporadas, lo que podría comprometerles las exportaciones.

Otro factor que ha ayudado a recoger rápido las aceitunas es que no se han registrado apenas lluvias este otoño, las fincas no se han enfangado y la recogida se ha podido hacer de forma pareja y rápido, sin parones. 

Robos

Y luego otro aspecto, que tampoco pasa desapercibido, es que debido al alto precio que ahora tiene el aceite, del que se pueden pagar hasta 14 euros el litro en una gran superficie, hay agricultores que han querido ser astutos y retirar la aceituna pronto para evitar robos en el campo o para retirarla antes de que los pájaros se la comieran. Y más teniendo en cuenta que en esta campaña las almazaras han pagado mucho más al agricultor por las entregas.

Un usuario observa una garrafa de aceite antes de comprarla

Un usuario observa una garrafa de aceite antes de comprarla / Matías Segarra

Mientras otros años en los que los precios estaban estabilizados se percibían unos 40-75 céntimos por kilo, esta vez se han llegado a pagar entre 1,20 y 1,50 euros. Aunque pueda parecer una cifra abultada, lo cierto es que el productor tampoco ha terminado ganando demasiado porque la subida de la remuneración, en muchos casos, no ha superado al rendimiento de las explotaciones que tienen. 

Joaquín Sempere, responsable de la almazara El Tendre de Elche explica a INFORMACIÓN que se han juntado dos cosechas malas que les han dejado casi sin existencias, por lo que ahora temen a no tener reservas, «o llueve pronto o estamos perdidos» ya que tienen que aguantar hasta noviembre que es cuando se produzca la próxima cosecha. 

Depósitos a la mitad

Traslada el profesional que la situación a nivel nacional también está siendo crítica ya que el nivel de depósitos de aceite que hay en todo el país se ha reducido a más de la mitad en un año. Si en 2023 el patrimonio del oro líquido representaba 9.573 depósitos, en 2024 quedan 3.959, y el nivel de litros que reciben las envasadoras ha bajado un 30% en el último ejercicio, según datos facilitados por el punto de producción ilicitano, cifras que sólo hacen presagiar al sector que los precios sigan disparándose, lo que, para las almazaras, supone un peligro al atentar contra el consumo, que ha caído más de un 40%, ya que hay familias que están optando por otras alternativas porque no pueden costearse tomar aceite. 

Desde El Tendre también andan con pies de plomo sobre cómo actuar ante las exportaciones, ya que dudan si podrán cubrir todos los mercados a los que llegaban, como Taiwán, Francia o Alemania, si falta aceite. 

Interés

Desde la almazara Candela también tienen sentimientos encontrados con esta campaña. Refieren que llevamos dos años «bastante malos» en cuanto a climatología tanto por sequía como por el hecho de que el calor excesivo de abril y mayo quemó la floración y no cuajó el árbol. Como la naturaleza no ha posibilitado un gran volumen lo notarán en el stock, «que no es demasiado» Manuel Candela, gerente de este punto de molienda refiere que desde que el aceite «está por las nubes» hay mayor interés de los productores por explotar sus fincas, teniendo en cuenta que la mayoría de aceituna que se produce en Elche es de «propiedades pequeñitas, hacen para consumo propio» por lo que en su caso sí que han notado cierto aumento de la recolección porque el usuario esta vez ha preferido dedicar unas jornadas en el campo, en lugar de dejarlo perder, para entregar kilos a cambio de tener asegurado aceite todo el año, sin tener que pagar más de 40 euros por una garrafa. 

Un carro lleno de garrafas de aceite

Un carro lleno de garrafas de aceite / Matías Segarra

Estiman en que tienen un 10 o un 15% más de producción que en 2022, «el problema es que quien fija precios es Andalucía, si allí no hay cosecha el precio se dispara y si hay sobreproducción se hunde, somos cautivos de lo que diga el mercado», y lamenta que a nivel de grandes empresas se está generando una especulación.

Sobre las ventas del aceite, indican que «se ha notado un parón grande» por las subidas de precios, que tildan de «escandalosas». Si bien, la crisis con el aceite de oliva virgen en los últimos años ha hecho que almazaras como esta, tradicional con un siglo de historia, haya ganado una clientela que hasta ahora no tenía, que es la que hasta la fecha compraba este producto en el supermercado. Ahora que el precio está inflado en las superficies comerciales prefieren invertir el dinero en puntos de producción artesanales porque entienden que la calidad es mayor que la que se encuentran en el lineal de una tienda, y el precio, en muchas ocasiones, más bajo.