Elche dará ayudas para conservar edificios singulares y poner freno a la degradación del patrimonio

El Ayuntamiento redacta las bases de un programa piloto de subvenciones enfocado a la rehabilitación de ermitas y otros inmuebles de «relevancia social» en manos privadas  

Estado ruinoso de la ermita de El Molar, en la pedanía de La Marina, que pertenece a una propiedad privada.

Estado ruinoso de la ermita de El Molar, en la pedanía de La Marina, que pertenece a una propiedad privada. / j.r.e.

J. R. Esquinas

J. R. Esquinas

 Proteger edificios singulares antes de que la degradación pueda con ellos. Esta podría ser perfectamente la reivindicación histórica que expertos en patrimonio llevan años abanderando en Elche y ahora también es uno de los retos del equipo de gobierno. El Ayuntamiento va a lanzar una línea de ayudas para conservar inmuebles de alto valor en el término municipal. Por ahora los técnicos están redactando las bases de lo que sería un programa piloto de subvenciones que, de entrada, iría enfocado a la rehabilitación de ermitas en la línea que ha desarrollado la Diputación provincial, señala a este diario el propio alcalde, Pablo Ruz. 

Sin embargo, no se cierra la puerta a que propietarios de edificaciones históricas como torres defensivas, que ya se documentaban en el siglo XVI, podrían gozar de un incentivo económico por parte de la administración local, siempre y cuando quede justificada su relevancia social. 

Criterios

Tanto el regidor como desde el área de Contratación matizan que todavía están por detallarse los criterios que se seguirán para que las solicitudes presentadas sean aceptadas. El equipo de gobierno deja claro que este plan, que tendría un montante inferior a 100.000 euros en esta primera convocatoria, no tiene la finalidad de reformar casas si no conservar las señas de identidad del patrimonio que, sobre todo en el caso del diseminado por el Camp d’Elx, está sumido en el abandono en la mayoría de los casos. 

Preguntado sobre si los planes que hay previstos para la torre vigía de Ressemblanc para abrirla como reclamo turístico, como pasó con la de Vaíllo junto a la UMH, pudiese ser extensible a otras construcciones, el alcalde reconoce que es complejo porque en muchos casos «se choca con la propiedad privada», aunque entienden que con diálogo se puede trabajar.

Como ejemplo, el alcalde indica que hay casos en los que se podría actuar como la ermita de El Molar, en La Marina, que está en manos privadas y se encuentra en la ruina. La actual heredera ya explicó a INFORMACIÓN que se encontraba en una encrucijada porque económicamente no podía asumir la rehabilitación y tampoco quería desprenderse del solar que compró su padre. Hace años buscó amparo de la Generalitat y la UE para darle salida al edificio, sin éxito. Sostienen que son los primeros interesados en que el espacio sirviera como una especie de museo o centro de interpretación de la historia de la pedanía.

Reivindicaciones

«Los bienes en manos privadas deberían tener una protección mucho mayor y el Ayuntamiento tiene el trabajo de convencer a los propietarios de que tienen que conservar un bien que muchas veces es muy costoso», remarca José Cámara del Institut d’Estudis Comarcals en referencia a la dificultad de proteger «con todas las armas» las torres vigía que han llegado a formar parte de caserones y faenetas. Desde el organismo cifran en 17 el número de este tipo de construcciones a lo largo de los 326 kilómetros del término municipal. Las cuatro que hay en el núcleo urbano son públicas (torre del Consell, Calahorra, Vaíllo y Ressemblanc) y son las que, sin duda, mejor estado presentan. 

Restos históricos de la Torre  del Pinet, en  La Marina.

Restos históricos de la Torre del Pinet, en La Marina. / Áxel Álvarez

En el Camp d’Elx hay otras trece, la mayoría privadas, y a pesar de que tres contaban con algún grado de protección, están desaparecidas, como sería la Torre de Siuri, la de El Pinet, de la que poco queda de lo que fue o la de Estanya, en Alzabares, que representa el caso más sangrante. Según el colectivo, pese a que estaba declarada como BIC, está borrada del mapa en medio de un largo proceso judicial que se inició hace dos décadas entre el Ayuntamiento y la propiedad para tratar de rehabilitar. 

 Si bien, hay otras que siguen en pie pero su sentido se desvirtuó y es casi imposible adivinar que un día sirvieron de sistema de vigilancia defensivo como la Torre de Aznar, que durante años funcionó como club de alterne y después terminó siendo adquirida por un grupo inversor. Insisten desde el instituto en que el nuevo plan de protección del patrimonio tiene que establecer una «firme comunicación» entre el ciudadano y la Historia de la arquitectura y la construcción para «garantizar la conservación de ejemplos del mayor número de tipologías arquitectónicas posibles».

Propuestas

«Si pudiéramos imitar el trabajo que se ha hecho en Alicante con las Torres de la huerta de Alicante, sería genial porque allí han hecho un enorme trabajo de divulgación, rehabilitación y creación de redes entre entidades para su desarrollo» destaca Josué Cerdán, promotor del portal Elche Singular que se dedica a hacer visitas guiadas por la ciudad. El profesional lamenta que no consta un plan específico para promover las torres vigía.

El Camp d’Elx alberga varias  casonas con torres defensivas  como la de San Matías, en  Asprillas. antonio amorós

El Camp d’Elx alberga varias casonas con torres defensivas como la de San Matías, en Asprillas. antonio amorós / Áxel Álvarez

Desde la Associació per al Desenvolupament Rural del Camp d’Elx (ADR) también secundan la reivindicación de que exista un apoyo firme a los dueños de casas señoriales para preservar la arquitectura. Lamentan que hay propietarios que no pueden costearse el mantenimiento y tampoco encuentran vías de financiación, apunta Marga Guilló, directora técnica de ADR, que pone de ejemplo el caso de la torre de San Matías, conocida como «La Hasiendesica», en Asprillas, que fue construida en torno al 1710. Los actuales dueños viven desde hace cuatro décadas en el enclave y han hecho pequeños arreglos pero han manifestado que no pueden asumir la protección total del inmueble.

Desde la entidad refieren que en las pedanías sigue existiendo otro tipo de patrimonio que está invisibilizado como el hidráulico. Alertan de que el azud de Argamasa, de origen medieval, «se puede venir al suelo» ante una gran inundación y «no está excavada, ni catalogada ni estudiada». Entienden que este sistema se podría complementar con otras azudes para explotarse turísticamente a través de rutas donde se haga repaso de azarbes y elevaciones de agua históricas. Añaden que se deberían proteger caminos de la centuriación romana. Guilló, que es muy crítica con la gestión que se ha hecho con los recursos del Camp d’Elx, insiste en que el patrimonio del campo «el que no ha desaparecido, está desapareciendo». 

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