PERFIL

Adrián Santos Pérez, un arquitecto que siempre soñó con cambiar su ciudad

El alcaldable de Ciudadanos asegura que defiende el patrimonio porque le marcó el derribo del cuartel de Benalúa

Adrián Santos Pérez, alcaldable de Ciudadanos en Alicante

Adrián Santos Pérez, alcaldable de Ciudadanos en Alicante / Jose Navarro

C. Pascual

C. Pascual

Adrián Santos Pérez Navarro (Alicante, 1985). Así se llama el alcaldable de Ciudadanos en Alicante. Porque, como admite, Adrián Santos es su nombre, aunque no son pocos lo que todavía, tras ocho años en el Ayuntamiento (en dos etapas), piensan que Santos es apellido. «Es el nombre de mi abuelo y le hacía ilusión que me lo pusieran también a mí», explica el concejal de Urbanismo del gobierno del bipartito, que ahora lidera la candidatura de Ciudadanos. Sería, de conseguir acta, su tercer mandato: el primero fue con apenas 25 años, con el PP de Sonia Castedo.

En esa lista entró por su pasión por Alicante. «Mientras estudiaba Arquitectura, hice un blog sobre proyectos sobre Alicante. Y eso fue el germen de mi paso a la política porque me seguían», prosigue Pérez, quien asegura que su interés por el patrimonio le viene de niño. «Yo era un nene muy tímido. Y cuando iba al colegio, a Salesianos, siempre miraba por la ventana en el autobús. Así vi cómo derribaron el cuartel de Benalúa, y eso me marcó. De ahí creo que viene mi respeto por el patrimonio», añade el alcaldable, que elige el Parque del Mar, frente a las Harineras de Benalúa, para las fotografías de campaña con INFORMACIÓN. Su conservación es uno de los hitos de su paso por Urbanismo, según presume. «El derribo era una de las primeras cosas que iba a tener que hacer cuando llegué, fue un drama. Así que trabajamos para que sigan en pie», continúa el edil, quien también destaca el preacuerdo para la eliminación de las vías del entorno de Casa Mediterráneo.

Pese a esa pasión con la que habla de la ciudad, no todo en su vida es urbanismo. Asegura que le gusta salir a la montaña para desconectar, dibujar con la tablet y también el deporte, en concreto correr. Aunque también probó con el «crossfit». Le va la intensidad, por tanto. Su refugio es su barrio de siempre. Nació en San Gabriel y ahí sigue viviendo, tras sus años en València, donde acabó la carrera que empezó en Alicante. «San Gabriel es mi refugio. De ahí son los principales recuerdos de mi infancia, desde las salidas en bicicleta a la sierra del Porquet a las cabalgatas en fiestas. Sin olvidar, por ejemplo, los Domingos de Ramos en la plaza de la iglesia», relata quien antes de ser arquitecto y de meterse en política activa también trabajó los fines de semana para sacarse un dinero.

Fue en el Cap i Casal, en esos años que le sirvieron para independizarse. «Empecé estudiando en Alicante, pero entonces la facultad de València tenía más trayectoria y estaba más organizada. Muchos nos fuimos. Ahora la cosa ha cambiado en Arquitectura. En València trabajé de monitor de vela», añade. Ahora, rozando los cuarenta años, quiere seguir trabajando para transformar Alicante. En unos años, cuando lo consiga, dice que volverá a su estudio profesional, para cambiar la ciudad, pero ya desde otra perspectiva.