Opinión

Esbozo de la esquizofrenia en ‘El silencio de Elvis’

Esbozo de la esquizofrenia en ‘El silencio de Elvis’

Esbozo de la esquizofrenia en ‘El silencio de Elvis’ / INFORMACIÓN

El silencio de Elvis

TEATRO PRINCIPAL DE ALICANTE

** ½

Texto y dirección: Sandra Ferrús

Iria Producciones

Más autoras como la valenciana Sandra Ferrús y su compromiso social con «El silencio de Elvis», obra que ha dirigido ágilmente y en la que interpreta a la comprensible hermana de un joven con esquizofrenia, que lleva dentro al rey del rocanrol y que sabe lo que la gente va a decir. Son los trastornos mentales y José Luis Alcobendas. Depresión, intento de suicidio o la denuncia sobre un sistema que no actúa con la eficacia necesaria. La salud mental es un problema individual y colectivo. Siempre conviene ponerse en el lugar del otro.

Intervienen Elías González, Susana Hernández y Martxelo Rubio, quien asume los papeles de Elvis, forense y psiquiatra en el entorno de una gris escenografía de Fernando Bernués. Según las intenciones, una «historia de amor, perseverancia e incomprensión». Alcobendas tiene un eufórico papel que no es exageración exactamente. Lo maneja con control y desparpajo.

González es un padre convencional que tiene gracia, y Hernández, la madre, la típica señora angustiada ante las dificultades. Rubio tiene seguridad y mueve piernas y caderas recordando a Elvis Presley, del que oímos algunos fragmentos. «Love me tender», «El rock de la cárcel», «In the ghetto» o el tímido arranque de «King creole».

La versatilidad de Sandra Ferrús se manifiesta en una mujer de teatro a la que vemos muy segura y extrovertida en escena. El texto apunta y dispara, pero es insuficiente al exponer esta problemática. Hay inclusiones, como lo del concurso televisivo, que frivolizan o nos desvían y no ayudan al núcleo básico. Fármacos, terapias psicosociales, posibles ingresos hospitalarios…

El joven tiene mucha simpatía y ciertos arranques. La familia pide ayuda. Dictan orden de alejamiento para que no se acerque a su madre, y pasa por un psiquiátrico penitenciario. Quiere una vida normal, trabajo e hijos. O ser un pájaro libre. La cuestión es atender adecuadamente, acabar con ese estigma y no caer en el miedo o el desamparo si fallan las familias. Esto se captó en la Muestra. En el Principal de Alicante.   

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