TRIBUNA

En los espacios vulnerables viven personas vulneradas

"El término vulnerable implica una condición de necesidad de protección. Son esos lugares menos “vistosos” de la ciudad, donde nunca llevamos a nuestros hijos a jugar o nunca elegimos para ir a pasear..."

Uno de los espacios públicos del barrio de Torresal, junto a la calle Orihuela de Torrevieja

Uno de los espacios públicos del barrio de Torresal, junto a la calle Orihuela de Torrevieja / Tony Sevilla

Carol Ponce

Carol Ponce

Hace unos días el Diario Información se hacía eco de la imagen de abandono y desidia, precisamente, de la zona que elegí para mi foto de campaña electoral la primavera pasada con el objetivo de reivindicar un cambio en la misma.

La Agenda 2030, de la que oímos hablar con frecuencia, fue acordada en consenso en 2015 por los 193 países de Naciones Unidas con el fin de establecer una guía de trabajo común y unos objetivos de desarrollo sostenible, siendo el más importante lograr una sociedad más igualitaria. En el Objetivo n.º 11 referente a las “ciudades y comunidades sostenibles”, la Agenda se propone la meta de mejorar los barrios marginales.

Seguramente al leer las palabras “barrio marginal” a todos nos viene a la mente la imagen de alguna barriada de extrarradio de ciudad, en la que los privilegios son tener agua y electricidad y, por suerte, nos queda muy lejos. No perdamos de vista, no obstante, que lo marginal, lo desfavorecido y lo excluido no surgen de repente y de la nada, sino que se va gestando a golpe de desatención y carencias. Los barrios marginales son fácilmente identificables por todos, pero antes de quedar claramente “al margen”, fueron espacios necesitados, espacios vulnerables.

Hace años que la literatura social opta por el concepto vulnerable frente al concepto marginal. Donde antes se hablaba de “barrio desfavorecido” se ha pasado a hablar de “zona vulnerable”. El término vulnerable implica una condición de necesidad de protección. Son esos lugares menos “vistosos” de la ciudad, donde nunca llevamos a nuestros hijos a jugar o nunca elegimos para ir a pasear. Si les dijera que piensen en una zona o espacio vulnerable, ¿les resultaría fácil evocar uno en sus mentes? Si la respuesta es no, voy a echarles un cable, Ley en mano:

En el artículo 25 de la Ley 3/2019 de Servicios Sociales Inclusivos de la Comunidad Valenciana se definen los espacios vulnerables como lugares que por sus características urbanísticas, sociales, laborales o económicas, precisan de una actuación integral. Concretamente, dice la Ley que un espacio es vulnerable si cumple con algunos de los siguientes indicadores:

  • Degradación de carácter urbanístico y residencial, con falta de conservación o deterioro de las viviendas.
  • Déficits de equipamiento o de recursos comunitarios o socioculturales.
  • Existencia de infravivienda tanto de carácter vertical como horizontal.
  • Deficiencias en las vías y redes de comunicación.
  • Dificultades para la movilidad urbana.
  • Carencias en las redes de saneamiento o alumbrado publicado.
  • Falta de ordenación o degradación del espacio.
  • Persistencia de elevadas tasas de desocupación, baja tasa de actividad económica o fragilidad de las economías familiares.
  • Bajo niveles educativos, elevado índice de segregación escolar o elevado índice de absentismo escolar o de fracaso escolar.
  • Déficit de recursos educativos públicos para la población vulnerable de cero a tres años, en condiciones de calidad y de acceso gratuito.

¿Y ahora, tienen ustedes en mente alguna zona vulnerable?

La comunidad entera en el que se ubican las antiguas viviendas de protección oficial de los salineros, donde realicé mis fotos de campaña, cumple con varios de los puntos anteriores. No es el único barrio en Torrevieja que lo hace. Me adelanto a alguna posible acusación interesada aclarando que no trato de desprestigiar, infamar ni denigrar ninguna zona de Torrevieja ni a las personas que vivan en ellas. Mi intención es señalar la importancia de cuidar y proteger ciertas zonas que se encuentran descuidadas, para evitar un mayor deterioro y lo que ello conlleva.

Nadie quiere escuchar el concepto “vulnerable” ligado a su barrio o ciudad, pero mirar para otro lado no hará que la situación desaparezca. Es necesario conocer a nivel local cuáles son aquellos espacios que vienen definidos según el artículo 25.3 de la citada Ley. Existen, además, otras herramientas con las que obtener un diagnóstico real y ponerse manos a la obra, como los datos acerca de la renta municipal por distrito, sobre riesgo de pobreza, salud, etc.

Si queremos caminar hacia una sociedad lo más igualitaria posible, no podemos tener lugares de primera y lugares de segunda o tercera. Cómo de limpias y alumbradas están las calles, cómo de nuevos, bonitos y cuidados están los parques, cómo de lejos están las paradas de transporte público, las academias, los centros sociales, las bibliotecas, cómo de seguras son las calles ... Toda esa información habla de los barrios, pero también de las personas que habitan en ellos porque son parte y se identifican con ellos.

Permitir que una zona de la ciudad se encuentre en desventaja frente a otra es favorecer la desigualdad entre las personas que viven en una y otra parte. Cuanto mayor sea la desventaja entre los espacios, mayor la desigualdad entre las personas. Lo que es innegable es que hay lugares de esta ciudad que requieren de atención, de cuidados y mimos que llevan tiempo sin recibir. Estarán de acuerdo conmigo, al menos, en que toda persona pequeña de esta ciudad tiene derecho a jugar en su barrio en un parque limpio, cuidado y seguro.