La histórica construcción que se esconde en la pinada de Aigües, que será convertida en un hotel de lujo

Se trata de la Torre Thador, palacete del conde de Casa Rojas -en manos de un inversor desde 2019-, que ya ha pedido autorización para convertirlo en un complejo hotelero de alto standing

Pasear por Aigües y preguntar por la Torre Thador es chocar contra un muro tan duro como el material que conforma la estructura del propio edificio. Solo los más devotos saben cuál es la denominación oficial de un inmueble al que se refieren como "la casa del conde", una antigua construcción envuelta en un halo de misterio. "Por lo visto, el conde estaba casado con una mujer que sentía un gran amor por él, pero el hombre era un golfo y la echó de casa. Debido a ello, el fantasma de una dama blanca aparece a veces por el lugar. Hay quien asegura haberla visto". Este es el testimonio de un joven del municipio, buen conocedor de la leyenda, y también, del ambicioso proyecto que hay pensado para el lugar.

Seres y apariciones del más allá, espectros... Historias para no dormir carentes de fundamento, pero lo cierto es que la localidad está poseída, aunque no por un espíritu, sino por una gran expectación. El motivo que hay detrás de esta gran agitación no es otro que el plan para reconvertir un recinto, una de las joyas arquitectónicas de esta zona, en un hotel de lujo. "No hay inversión que resista estos ritmos", lamenta el responsable de desenterrar esta finca del olvido. Sus palabras van en alusión a los trámites que hay que completar para que su idea pueda ser materializada.

Una broza de papeleos y procesos burocráticos tan espesa como la jungla de leña, troncos secos e invasivas piteras que se encontró cuando adquirió los derechos de la propiedad. Ahora, se repira un ambiente muy distinto en este paraje. Un pacífico ejército de olivos dan la bienvenida a todo aquel que visita Aigües, y en el horizonte de este inmenso mar vegetal, se alza una histórica edificación. La Torre Thador, otrora casa señorial de la familia Casa Rojas y núcleo de un complejo que llegó a ser un popular balneario que no resistió el paso del tiempo. El linaje de la nobleza fracasó y desde entonces ha ido rebotando década a década hasta llegar a las manos de un inversor que está cada vez más cerca de ver cumplido su objetivo.

Aún le queda camino por recorrer, aunque confía en que el ya dado sea el último (o al menos, el penúltimo) paso. Se trata de una aprobación definitiva de una modificación de las normas subisidiarias que ya ha sido publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Alicante, un documento imprecindible para elaborar una Declaración de Interés Comunitario (DIC) que permitirá que esta finca pueda tener actividad hotelera.

Ahora el balón está en el tejado de la Generalitat, que deberá dar su visto bueno, aunque las sensaciones son positivas. Eso es lo que transmiten desde World of holistic architecture, estudio responsable de la obra, siempre que claro, el Ayuntamiento dé luz verde una vez reciba el OK de la conselleria y tenga el plan de ejecución del proyecto, lo que traducido a la práctica, es un año de más espera.

Reacción del Ayuntamiento

Una vez se cumpla ese periodo, si todo va bien, se podrá comenzar a levantar un complejo hotelero sobre los restos de una casa noble cuyo entorno ya ha sido escenario de los primeros cambios que el municipio ha agradecido. El alcalde, Emilio Solbes, es consciente de ello y es el primero que da las gracias por los "muchos olivos" y por recuperar "una arquitectura que estaba perdida". El primer edil de la localidad no puede esconder su satisfacción al ver cómo las actuaciones desarrolladas hasta la fecha no solo han respetado el medio ambiente, sino que han "regenerado la zona". Solbes, al igual que el resto de vecinos, se relame ante el potencial de un proyecto que puede reavivar el comercio, la actividad económica, el turismo... en definitiva, insuflar vida a Aigües.

Lo único que pide es que la finca "siga siendo accesible" para que todos los vecinos la "sigan disfrutando" en sus paseos. Los responsables del proyecto aseguran que así será, aunque recuerdan que es una propiedad privada, por lo que, como es lógico, una parte será exclusiva para los clientes. En cualquier caso, su mensaje tiene otros destinatarios, en concreto, esas personas que visitan la zona en compañía de sus perros, pero que se olvidan de recoger sus excrementos.

Este incivismo empaña un paraje que invita a ser recorrido y que de hecho, es uno de los platos fuertes del proyecto. Así lo han subrayado las personas que hay detrás del mismo, que han destacado en los distintos documentos presentados que los objetivos están estrechamente vinculados a la naturaleza del lugar. Recuperar la flora, la fauna, los anfibios, como las numerosas iguanas que habitaban en este entorno. Un manantial tenía la culpa de ello; "por algo Aigües se llama Aigües", recuerda entre risas el promotor.

Por cuestiones que no vienen al caso, esta fuente de agua natural fue exprimida al límite hasta que se secó. Pero por suerte, la naturaleza siempre se abre paso y los encargados de la idea ya realizaron una prospección a 300 metros de profundidad en la que comprobaron que el agua, deseosa de recuperar el terreno que le arrebataron, no será un problema.

El líquido elemento será el pilar maestro sobre el que se construirá un hotel que se aprovechará del agua del manantial de la Cogolla y de la potable que suministra el propio municipio. Todo ello, para crear un circuito y "una red de lagunas" en las que no se desperdiciará ni un solo mililitro. Y todo, por medios naturales, ya que el agua será "tratada en fitodepuración", es decir, plantas absorberán las distintas bacterías y tendrán la misión de purificar el agua. Detrás de todo esto, hay una gran obra de orfebrería, moldeada al calor de la ciencia y de la ingeniería, que de momento solo está plasmada en papel, pero que se puede resumir a grandes rasgos como una ruta cerrada en la que el agua estará en constante movimiento del manantial al hotel y del hotel al manantial. "Todo enfocado a la sostenibilidad", tal como explican fuentes cercanas al proyecto.

"Un cocinero potente"

El agua será el hilo conductor de todo el recinto y protagonista en sus diversos espacios. Recepción, ermita, espá o restaurante, que se pondrá en marcha en lo que en su día funcionó como caballeriza y que se prevé que sea gestionado por un "cocinero potente para poner el lugar en el mapa". La idea es que tanto el establecimiento hostelero como el propio espá estén abiertos al público y no únicamente a los huéspedes del hotel.

El local de restauración será una de las principales piezas que conformaran un espacio que habrá que esperar para verlo en movimiento. Al plazo previsto de un año para que la conselleria dé luz verde, hay que sumarle los dos años de obras que serán necesarias para habilitar y edificar un complejo que esté a la altura de las expectativas. De momento, lo único que se sabe es que habrá cerca de 20 habitaciones, aunque el impulsor de la idea estudia ampliar esta capacidad de alguna forma, siempre respetuosa con el entorno, para que el proyecto pueda conquistar la cima de la rentabilidad.

Casa Rojas, los antiguos dueños de una finca que fue vendida en 2019

La familia del Conde de Casa Rojas abandonó en el año 2019 Aigües después de dos siglos vinculada a este municipio, donde levantó el emblemático Balneario y a quien perteneció en su día la mayor parte de la Pinada de Aigües.

Aquel año fue en el que se materializó una operación que supuso el ocaso del legado aristocrático en esta zona. Entre los siglos XIX y XX , la familia de la condesa Victoria Rojas Rosado, última representante conocida de la casa y tía abuela del exalcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, fue una de las principales terratenientes de la provincia de Alicante con grandes extensiones en Aigües, entre ellas varias de sus joyas, como son su pinada, uno de los grandes pulmones verdes de la provincia, y el Balneario, que fue construido por esta familia aunque antes de que esta transacción se efectuara, ya no pertenecía a la misma.