No lo tendría del todo seguro, por aquello de la distancia. Pero toda duda que pudiera albergar se le despejó, de un plumazo, este pasado jueves, durante el pleno municipal del mes de septiembre del Ayuntamiento de Alicante. Todo un golpe de realidad que le sirve para corroborar las, seguramente ya, fundadas sospechas. El fuego amigo, en este camino hacia las urnas del 28-M, será tan dañino, por no decir más, como el ajeno, el que toca, el de los rivales políticos sobre el papel. 

Mientras Ana Barceló ejercía de portavoz del PSPV en las Cortes, el PSOE de Alicante se enredaba en el único punto del nutrido orden del día en el que no cabía errores. Y eso que la sesión fue larga (arrancó a las 9:30 horas y finalizó nueve horas después). Pero si el PSOE alicantino debía tener algo claro este jueves era la obligación de mostrar, exhibir, incluso alardear del apoyo incondicional a la candidatura de Alicante para acoger la sede de la Agencia de Inteligencia Artificial. Sólo había una oportunidad en el pleno, porque sólo el bipartito registró un texto de respaldo a la iniciativa que abandera la Generalitat Valenciana. 

Más allá de lo que se dijera en el debate previo, donde se vio que cabía la crítica a un texto que desde la primera línea se notaba que no había sido consensuado por los grupos, los nueve concejales del PSOE tenían que levantar la mano disciplinadamente cuando el presidente del Pleno y alcalde de Alicante, Luis Barcala, pidiera los votos a favor de la declaración institucional. Toda la Corporación municipal, desde Vox a Unidas Podemos, lo hizo al unísono, salvo los representantes del PSOE. Y eso que se respaldaba un proyecto que nadie puede dudar que tiene en su ADN, desde su origen, la impronta de Ximo Puig

Normal que esa votación, relevante por su simbolismo ya que no tendrá ninguna incidencia en la elección definitiva de la sede por parte del Gobierno de España, sentara a cuerno quemado en el Palau. Tanto que el PSOE de Alicante tuvo que justificar lo injustificable (la abstención) y evidenciar lo evidente (el apoyo a la candidatura). 

En la distancia, Barceló debió restregarse los ojos con fuerza al leer el titular de la noticia: «El Pleno de Alicante respalda la candidatura de Alicante... con la abstención del PSOE». Incluso se les escaparía algún pellizco. Nada era suficiente.

No será, eso sí, la última vez que lo haga, el pellizcarse para intentar escapar de la realidad, en el camino que le espera hasta las municipales de mayo de 2023. Salvo que ponga orden más pronto que tarde, este dislate, uno más para quien sigue la actualidad municipal socialista, formará parte de esa tónica habitual a la que se tendrá que enfrentar Barceló en breve, cuando sea proclamada oficialmente -si no salta una sorpresa galáctica- candidata a la Alcaldía. Y para poner orden puede que le sobre valentía, pero le faltarán apoyos. Tener encima a Ángel Franco, con ese imperativo de manejarlo todo, no ayuda. Tener al lado a Miguel Millana, relamiéndose aún por la oportunidad que cree haber perdido para ser alcaldable, tampoco. Y así un largo etcétera. Enfrente tendrá a Luis Barcala. Para esa batalla, ya se verá si le quedan energías.