El plurilingüismo en las aulas sigue siendo una utopía 5 años después de empezar a aplicarse la ley

Los expertos reconocen que el nivel de inglés del alumnado es aún muy bajo y que la ampliación de horas lectivas no es suficiente para mejorarlo. La Conselleria de Educación apuesta por reforzar la conversación de cara al próximo curso

Una clase del grado de Traducción e Intepretación de la UA, donde todos los alumnos llegan con un nivel muy elevado de idiomas.

Una clase del grado de Traducción e Intepretación de la UA, donde todos los alumnos llegan con un nivel muy elevado de idiomas. / Héctor Fuentes

R. Pagés

R. Pagés

Cantamos a voz en grito canciones chapurreando la lengua de Shakespeare, pero la gran mayoría de nosotros seríamos incapaces de decir ni una frase si nos preguntan de qué va la letra. Recibimos a miles de turistas al año procedentes de Reino Unido y, sin embargo, las pasamos canutas para comunicarnos con ellos. Y lo mismo cuando viajamos o cuando intentamos ver, leer o escuchar cualquier contenido en inglés.

Esta falta de competencia en un segundo idioma no afecta solo a quienes abandonamos las aulas hace años. También les ocurre a las generaciones vinientes, las que aún están en pleno proceso de aprendizaje. Siete de cada diez jóvenes alicantinos menores de 20 años reconocen que no entienden ni papa de inglés y sólo uno de cada diez lo habla bien, a pesar de que la Comunidad Valenciana lleva cinco años aplicando en las aulas la Ley del Plurilingüismo para mejorar el conocimiento de esta lengua entre niños y adolescentes. 

Las dificultades de adaptación del profesorado, la falta de horas para impartir más materias en este idioma o el peso que todavía tienen los sistemas de enseñanza más tradicionales, donde la gramática prevalece sobre la parte oral, son algunas de las causas por las que, según los expertos, el plurilingüismo continúa siendo una utopía en la gran mayoría de colegios e institutos de la provincia de Alicante y del conjunto de la Comunidad Valenciana.

«Pensamos que con que los niños den equis horas de inglés en el colegio, van a acabar siendo bilingües, cuando el aprendizaje de una lengua es un proceso mucho más amplio y más complejo», defiende Carla Botella, profesora de Traducción e Interpretación en la Universidad de Alicante y experta en Tecnologías aplicadas a la Educación.

La consellera Raquel Tamarit, reconoció días atrás que todavía hay que mejorar bastante el nivel: «Es cierto que en general en el país, no solo en la provincia, el nivel de inglés no es excesivamente alto pero es comprobable cómo han mejorado sobre todo en expresión oral los niños y las niñas», afirmó, tras lo cual defendió que desde la Conselleria de Educación se han hecho «importantes esfuerzos» para mejorar los resultados. Además, anunció que el objetivo de cara al próximo curso es reforzar todavía más la conversación, así como la contratación de profesores con más conocimiento de inglés.

Una clase de inglés en un centro educativo de la provincia.

Una clase de inglés en un centro educativo de la provincia. / David Costa

Estos esfuerzos también los reconocen los propios docentes y los directores de centros, tanto en Primaria como en Secundaria, donde aplauden algunas de las medidas puestas en marcha en los últimos años, entre las que destacan la contratación de auxiliares de conversación nativos. 

La opinión de los centros

«La Conselleria está poniendo muchos medios para formar al profesorado: nos paga estancias de hasta un mes en el extranjero para mejorar la competencia lingüística, reforzando en las plantillas los especialistas en Inglés,... pero después tenemos una serie de problemas logísticos y de organización que no te permiten desarrollar el programa como nos gustaría», explica Isabel Moreno, la presidenta de la Asociación de Directores de Infantil y Primaria de la provincia.

Entre ellos, la docente destaca que todavía hay maestros que no tiene las suficientes competencias para poder impartir más materias en esta lengua o que el sistema que regula la asignación de auxiliares de conversación en los centros, a su juicio, «no está acabado de pulir».

Moreno explica que estos estudiantes nativos trabajan en los centros «un máximo de 16 horas, con un sueldo que no llega a los mil euros y tienen que pagarse vivienda, manutención,...». A ello hay que añadir unos «trámites terribles para legalizar su situación» en el país, lo que este año ha provocado importantes retrasos el pago de sus nóminas o en tener cobertura sanitaria. «A muchos no les compensa o, si les sale otro trabajo, acaban renunciando». Cuando esto ocurre, «el centro ya no puede optar a otro auxiliar, así que pasas lo que queda de curso en blanco», lamenta. Por eso, considera necesario dar más flexibilidad y más garantías, además de incrementar el número de auxiliares. 

Toni González Picornell, el presidente de los directores de Secundaria, considera que el proyecto de plurilingüismo diseñado por Educación «de entrada está muy bien planificado», pero lamenta que, para que sea realmente efectivo, todavía hay mucho que mejorar. «Sigue faltando personal cualificado, de modo que se va implantando al ritmo de las competencias que tenga el profesorado de cada centro», con una exigencia mínima del B2 en inglés que, a su parecer, «se queda corta. Lo deseable es que todos tuviéramos el C1 para poder dar clase con más facilidad en determinadas materias», mantiene.

Los expertos abogan por dar más importancia al aprendizaje oral del inglés en las aulas.

Los expertos abogan por dar más importancia al aprendizaje oral del inglés en las aulas.

González Picornell destaca que uno de los niveles donde mejores resultados se están observando es en la Formación Profesional: «Los módulos —asignaturas— que se imparten en inglés tienen un lenguaje muy específico, muy concreto; por ejemplo, en Química o en Administración y Comercio, así que controlar este vocabulario es más sencillo a nivel oral y cuesta menos al alumnado». 

Enseñar más allá de la gramática

Todos los consultados creen que aunque la población más joven tiene ahora muchos más recursos para acceder a contenidos en inglés, gracias a internet o a las plataformas audiovisuales, «todavía nos da mucho apuro hablar en otro idioma, nos da vergüenza y no nos acabamos de lanzar», mantiene Carla Botella, que cree que éste es un freno importante tanto para los docentes como para el alumnado.

O, dicho de otro modo, la profesora universitaria cree que es un lastre que frena nuestro aprendizaje de otras lenguas frente a otros países y pone como ejemplo a estudiantes que llegan a la UA de intercambio: «Vienen de Estados Unidos, por ejemplo, y se lanzan a hablar en castellano casi sin saber, porque su sistema de enseñanza prima la parte comunicativa mientras que aquí nos hemos preocupado siempre más de la escrita y aún nos cuesta cambiar el chip».

A su juicio, para que el plurilingüismo sea una realidad más pronto que tarde, hay dos cosas que deberían ser esenciales: que el profesorado esté realmente capacitado y se sienta cómodo impartiendo sus materias en ingles; y que la enseñanza abarque otros ámbitos más allá de la lengua: «Hay que hacer una inmersión en otros ámbitos, como el cultural o el social, para que el idioma acabe calando y despertando el interés por aprender más».