Opinión | El teleadicto

El profesor de latín

Aitana Sánchez-Gijón, en ’El corazón del Imperio’.

Aitana Sánchez-Gijón, en ’El corazón del Imperio’.

Es frecuente que en Ver-mú, que es como el 625 líneas del siglo XXI, el programa de Movistar en el que se adelanta la programación de los próximos siete días, María Guerra se refiera al padre de Pepa Blanes como el profesor de latín.

En semanas recientes tenía una percha estupenda con motivo del estreno de la serie El corazón del imperio, que se sepa, la única rodada en esta lengua en nuestro país (con Aitana Sánchez-Gijón encabezando el reparto).

A mí, cada vez que citan a Pepe Blanes Peinado, ahora jubilado después de una larga etapa dedicada a la docencia, además de darme mucha alegría, me aumenta la autoestima. Por una vez, no se asocia Alicante con un concursante estulto de Gran Hermano y sucedáneos ni con el enésimo aspirante seductor en La isla de las tentaciones.

Pepe Blanes es de los míos. Sabe latín (como decían nuestras madres, para definir a los que son más listos que el hambre, refrán que decían nuestras abuelas). Pero además, es una autoridad el mundo de las fiestas de moros y cristianos. Junto a otros como él, ha llevado a las de Elda a un lugar dignísimo, logrando el respeto y la admiración de todas las demás poblaciones que celebran este tipo de celebraciones, situándolas entre las más grandes.

La pandemia ha coincidido con el 75 aniversario de la refundación de estas fiestas, que ya se venían celebrando desde tiempos pretéritos, y de cuyos fastos Blanes es uno de sus puntales.

Cuando Pepa Blanes presentaba La Script desde su casa de Madrid confinada, al fondo siempre se veía una fotografía en la que lucía los colores de la comparsa de los Moros Musulmanes junto a su querido padre. Eso es llevarlo en la sangre.

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