Opinión

Olvidadas, olvidados

Edificio en construcción de El Campello donde el pasado mes de junio se registró un accidente laboral. | PILAR CORTÉS

Edificio en construcción de El Campello donde el pasado mes de junio se registró un accidente laboral. | PILAR CORTÉS / miguelvilaplanam.v.

“Estamos peor, pero estamos mejor, porque antes estábamos bien, pero era mentira, no como ahora que estamos mal, pero es verdad” (Mario Moreno).

Quienes esperaban algo parecido a los felices años 20 están muy equivocados, hay muy pocos datos que puedan inducirles a pensar en que algo positivo pueda pasar de momento.

La salud laboral no son solo los accidentes de trabajo como algunos medios o entidades nos repiten una y otra vez, nada más lejos de la realidad.

En España, y por añadidura en Alicante, vivimos en una sociedad enferma y medicada; lo que no es de recibo es que seamos el país con más consumo de tranquilizantes del mundo por segundo año consecutivo o en el que se haya duplicado el número de trabajadoras y trabajadores que consumen psicofármacos, o que, sin ir más lejos, lleguemos a datos escalofriantes como que el que el 20% de la población trabajadora consuma a diario tranquilizantes, sedantes o antidepresivos.

Como en otras muchas circunstancias laborales las trabajadoras son las peor paradas con diferencia. De hecho, tanto la ansiedad como la depresión afectan al doble de mujeres trabajadoras que de hombres, este dato es muy interesante confirmando la relevancia del género como eje significativo de la desigualdad en la salud mental de las trabajadoras.

Todo lo anterior no es por casualidad y lo que más me duele es que a toda esta multitud de trabajadoras y trabajadores en contadas ocasiones se les relaciona su trastorno mental con el trabajo cuando hay estudios que demuestran justo lo contrario.

Cambiando de tema, tras veintisiete años de Ley de Prevención de Riesgos Laborales, en España y más concretamente en Alicante seguimos subiendo en cifras de accidentes de trabajo totales durante el 2021, en accidentes de trabajo mortales se ha producido una ligera disminución, aún así en nuestro país cada día mueren la friolera de dos personas al día trabajando, algo totalmente vergonzoso e inaceptable.

Respecto a las enfermedades profesionales son casi invisibles y eso que producen seis veces más muertes que los accidentes de trabajo y que el cáncer laboral causa el 52% de las muertes de origen el trabajo según la UE, pues bien, se estima que siete de cada diez enfermedades de origen laboral no se reconocen. De hecho, en total, el año pasado de todos los partes notificados, 20.510, solo fueron declaradas menos de la mitad, blanco y en botella, si no se declaran no constan y, por lo tanto, no se pueden prevenir. Del cáncer laboral mejor no hablar, el año pasado se reconocieron en Alicante cuatro casos en todo un año, nadie murió por cáncer laboral reconocido.

En 2021, en España sólo se comunicaron 51 casos de cáncer laboral, 35 de ellos con baja, mientras la Unión Europea estima 10.000 nuevos diagnósticos anuales de cáncer de origen profesional en nuestro país.

Mi única esperanza es que la precariedad, la temporalidad y la altísima rotación en el trabajo se reduzcan casi en su totalidad con la imprescindible pero insuficiente Reforma laboral recién aprobada.

Y es una esperanza real, no se trata de lo que nos vendían cada año hasta ahora, es decir, falso optimismo, autoengaño, conformismo y buenas intenciones ya que la precariedad, la temporalidad y la altísima rotación son las principales causas de los accidentes de trabajo, como las altísimas cargas de trabajo y presión de tiempo, entre otras, son causas de los trastornos relacionados con salud mental laboral.

Mañana será otro día y sería muy importante que todas las personas perjudicadas física y mentalmente por ir a trabajar no cayeran, otro año más, en el olvido después de este 28 de abril.

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