Opinión

Cambalache

Archivo - Un trabajador palestino transporta un saco de harina de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) a un campamento de refugiados en la ciudad de Rafá, en el sur de la Franja de Gaza (archivo)

Archivo - Un trabajador palestino transporta un saco de harina de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) a un campamento de refugiados en la ciudad de Rafá, en el sur de la Franja de Gaza (archivo) / Europa Press/Contacto/Khaled Omar - Archivo

“Hace algún tiempo Enrique Santos Discépolo escribía un tango que lo tituló “Cambalache”. Y dentro de la información que uno tiene, siempre limitada y siempre muy particular, Cambalache es una de esas canciones que mejor describe el siglo XX, difícil, complicao y marrullero que queramos o no queramos nos toca transitar a todos …”. Eran los años ochenta cuándo Joan Manuel Serrat, subido a un escenario, hacía esta introducción a la versión que él hizo de Cambalache.

Un tango es una danza sensual, emocional y personal que conecta personas usando el baile como único medio de expresión. Cambalache no deja de ser un pensamiento triste que se baila, pero va más allá, también fue toda una declaración de intenciones, un compromiso social cuando vio la luz en 1934. Su letra refleja la tristeza de las sociedades uruguaya y argentina de la década de 1930 cuando ambos países estaban atenazados y exprimidos por unos dirigentes ineptos que llevaron a ambos países a una profunda crisis económica llevando hambruna y desesperación a las clases medias y bajas de ambos países. Pero es que además, con el paso del tiempo podemos comprobar que este tango tiene una letra atemporal; su letra tiene cabida en cualquier momento de nuestra historia pasada, presente y me temo que también futura.

Vamos a ver si podemos verificar la atemporalidad de Cambalache. Para eso les propongo que interactúen con su letra. Les voy a pedir que lean atentamente la letra del tango que a continuación redacto. Lo primero que tienen que hacer es cambiar siglo XX por siglo XXI. Y lo segundo, y al tiempo que leen, a ver si son capaces de poner nombres actuales de algún político, algún personaje público, algún que otro Rey, de algún dirigente mundial, de algún vecino o el suyo mismo a los que de forma genérica se mencionan en el tango. Aunque se entiende perfectamente a pesar de usar un lenguaje lunfardo, les ayudo explicando algunas palabras. Preparados; vamos allá:

- Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, / en el quinientos diez y en el dos mil también. / Que siempre ha habido chorros (ladrones), / maquiavelos (malignos) y estafa´os, /contentos y amargaos/, valores y dublé (persona falsa).

Pero que el siglo veinte es un despliegue / de maldad insolente, / ya no hay quien lo niegue. / Vivimos revolcaos en un merengue / y, en un mismo lodo, todos manosea´os

Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor / ignorante, sabio o chorro, pretencioso estafador / Todo es igual, nada es mejor, / lo mismo un burro que un gran profesor.

No hay aplaza´os (suspensos) ni escalafón, / los inmorales nos han iguala´o / Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, / da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos,/ caradura o polizón.

Qué falta de respeto, qué atropello a la razón / Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón / Mezclaos con Stavisky (estafador famoso) va Don Bosco y «La Mignón» (amante), / don Chicho (mafioso argentino) y Napoleón, Carnera (famoso boxeador) y San Martín (libertador de Argentina).

Igual que en la vidriera irrespetuosa / de los cambalaches/ se ha mezcla´o la vida,/ y herida por un sable sin remaches/ ves llorar la Biblia contra un bandoneón (variedad de acordeón).

Siglo veinte, cambalache problemático y febril.../ El que no llora no mama y el que no afana es un gil.

Dale nomás, dale que va / ¡Que allá en el horno nos vamo´s a encontrar! / ¡No pienses más, sentate a un la´o, / que a nadie importa si naciste honra´o.

Si es lo mismo el que labura/ noche y día como un buey, / que el que vive de las minas (propietarios), / que el que mata, que el que cura/ o está fuera de la ley.”

¿Ya?; ¡han puesto nombre a todos los mencionados, algunos muy fáciles ehhh!

Yo sí tengo que comentarles que mientras escribía la letra del tango, no dejaba de preguntarme qué hubiese añadido Enrique Santos para describir el acribillamiento del ejercito de Israel a civiles palestinos. Civiles palestinos que se agolpaban alrededor de camiones con alimentos, para tratar de saciar su hambre, la suya y la de sus familias. Seguramente lo tendría difícil.

Cambalache, si no lo han escuchado, si no lo recuerdan, escúchenlo. Desgarra el alma, la desgarra con saña cuando ves que nada cambia.