Entrevista | José María Pérez Sánchez Presidente de surinver y alcalde de Pilar de la Horadada

"No pierdo la fe en un plan nacional porque el agua no tiene color para el bien de todo el país"

Acaba de coger las riendas de una de las cooperativas agrarias más importantes de la Comunidad con el apoyo de la mayoría absoluta de sus 400 socios para reflotarla, y también ha revalidado la mayoría absoluta en la Alcaldía de Pilar de la Horadada

José María Pérez Sánchez, en la plaza de la Iglesia de Pilar de la Horadada

José María Pérez Sánchez, en la plaza de la Iglesia de Pilar de la Horadada / TONY SEVILLA

Loreto Mármol

Loreto Mármol

Cuando a sus 16 años murió su padre cogió las riendas de los cultivos. José María Pérez Sánchez, también alcalde de Pilar de la Horadada, es agricultor desde hace más de 40 años, y el relevo lo tiene asegurado en sus hijos José María, ingeniero industrial, y Sergio, administrador de empresas, para continuar con las tierras que la familia tiene a 4 kilómetros en el término de San Javier (Murcia). En total, 33 hectáreas con plantaciones de flores y 17 con hortalizas en invernadero. Pérez Sánchez afronta ahora el reto de presidir Surinver para reflotar una de las cooperativas agrarias más importantes de la Comunidad.

PREGUNTA: ¿Para ser agricultor hoy en día hay que ser de una pasta especial? 

RESPUESTA: Sin duda. Tienes que hacer un máster que ni en la universidad, aunque la sociedad no valora nuestra profesión. Todo cuesta un sacrificio y un esfuerzo. Hay que estar pico y pala, pero el que se mete al final sale. Solo tienes que currártelo. Uno luchando, trabajando y peleando consigue las cosas. Hay que lavar y guardar la ropa para cuando te hace falta. A mis hijos les digo que teniendo salud y ganas de trabajar todo se puede.

P: Ha decidido dar un paso al frente para reflotar Surinver. ¿Qué retos se plantean?

R: La cooperativa va a cumplir 50 años. Antes los agricultores se reunían en un bar, que era donde se cocía todo. Allí acudía el corredor ya con los precios, y los agricultores estaban con las manos atadas. Las cooperativas supusieron un boom. En los últimos meses muchos socios se habían ido porque habían perdido la confianza y la ilusión. Se estaba generando una noticia negativa. Esto es como la patata caliente, que se va hinchando y llega un momento en el que explota. Varios agricultores hicieron una reunión y hablaron con la presidencia. El presidente dimitió y se dio de baja en la cooperativa como socio. Fue entonces cuando pensaron en mí para un cambio y una regeneración. Di ese paso porque como agricultor y como alcalde de mi pueblo tenía que aportar mi granito de arena y mis conocimientos. No tengo una varita mágica. Me gusta escuchar y respetar, unir a la gente, pero yo solo no soy nadie. Necesito tanto a los agricultores como a los trabajadores de la cooperativa, clientes y proveedores. 

P: ¿Cuál es el principal problema?

R: La falta de agua es la inquietud del campo. Sin agua no hay agricultura. En un libro de Pilar de la Horadada se habla de que ya hace 600 años los campesinos tenían que emigrar para buscarse la vida porque se pasaban seis y siete años sin caer una gota, y era todo de secano. 

P: ¿Hay posibilidad de que se haga un plan nacional?

R: La fe nunca la pierdo. Hay opciones de que se haga un plan nacional. El agua no tiene color para el bien de todo el país. Pertenezco a la comunidad de regantes del Campo de Cartagena y al sindicato central de regantes. Políticamente se ha cogido el agua de escudo para ganar votos. El agua es de todos. Tendría que haber un plan hidrológico nacional. No quiero quitársela a nadie. Hay mucha cantidad que va al mar y que podría estar mejor distribuida. 

P: La Confederación Hidrográfica del Segura ha apelado esta semana a la cautela en el consumo.

R: Tenemos un sistema de agricultura en el levante que en ahorro es puntero no a nivel nacional sino mundial. Se riega con la cantidad de agua que se necesita y cuando se necesita.

P: ¿El agricultor cuenta con el apoyo de la sociedad?

R: No nos sentimos valorados, y quiero recordar que en pandemia el agricultor salía cada día con su mascarilla a cultivar para que la comida estuviera en las estanterías de los supermercados. También están los problemas con el Mar Menor. Nos han colgado el sambenito a los agricultores con los nitratos. Sin agua el campo muere, y esa es la inquietud que tenemos. Las desaladoras son un seguro, pero no la solución.

P: ¿Cómo se plantea el futuro del sector? 

R: Hay una incertidumbre constante. Las planificaciones hay que hacerlas con un año de antelación, y para eso se tiene que saber cuánta agua se va a tener. Además, nos exigen mucho para cultivar los productos y luego vienen de otros países que no cumplen todos esos requisitos. Pero el agricultor español está preparado para competir con todos.

P: ¿Cómo fue ese momento en el que decidió ser candidato a la Alcaldía?

R: Estaba en mi finca cuando en 2019 me propusieron ser candidato, y pensé que se habían equivocado porque yo soy agricultor. Al final decidí que me iba a ser gestor de mi pueblo, y gané con mayoría absoluta. He tenido un primer mandato muy difícil. Cuatro años en medio de una DANA, una pandemia y una guerra. En estas pasadas elecciones pasamos de 11 a 14 concejales.

P: ¿Qué objetivos se plantea en este mandato?

R: Me gustaría que la administración tuviera una velocidad más rápida. Hemos estado solucionando problemas que estaban atrancados desde hace 40 años. Hemos propuesto una casa de la cultura y un pabellón para las cofradías y nos queda pendiente el auditorio y el conservatorio. 

P: ¿Qué reto tiene en esta zona limítrofe con la Región de Murcia?

R: Tenemos el Hospital de Los Arcos, en Murcia, a 8 kilómetros y el de Torrevieja a 22. A uno se tarda en llegar ocho minutos y al otro 30. Que la sanidad sea una, que seamos todos iguales. Hay que ser prácticos y funcionales.