Riesgo de desprendimiento en una de las principales calles de El Campello

El Ayuntamiento recientemente ha renovado el vallado de una zona que lleva señalizada desde 2017

Vallado en la calle San Bartolomé, una de las principales arterias de El Campello.

Vallado en la calle San Bartolomé, una de las principales arterias de El Campello. / Aitor Soler

Vallas que ya forman parte del mobiliario urbano. Esto es lo que pasa en El Campello, concretamente, en la esquina de la calle San Bartolomé -una de las principales arterias del municipio. con la calle San Francisco, donde estos elementos de protección llevan colocados desde 2017.

Así se puede comprobar en el archivo visual de Google Maps, donde se puede constatar que hace siete años las clásicas vallas metálicas de color amarillo ya impedían el pasado y el aparcamiento en esta zona. Ha sido ahora, en 2024, cuando se ha producido un cambio sustancial, ya que este vallado ha sido reemplazado por otro de color rojo y blanco y de aspecto más robusto y compacto. Su denominación técnica es barrera New Jersey y su presencia ha alterado el paisaje del lugar y ha despertado la curiosidad de los vecinos.

Y es que las anteriores vallas se habían convertido en un elemento tan común que ya pasaban hasta desapercibidas. La instalación de las nuevas ha llevado a creer a algunos residentes que ha sido ahora cuando se ha delimitado la zona, que lleva señalizada desde mediados de la década anterior. No son pocos los que culpan erroneamente al Ayuntamiento por esta situación, pero lo cierto es que, tal como informan fuentes municipales, "el Consistorio se limita a vallar". "Es por la seguridad de los viandantes", sostienen desde la corporación, que remarcan que "corresponde a los propietarios arreglar el inmueble".

Daños en las cornisas de un edificio situado en la esquina de la calle San Bartolomé con la calle San Francisco.

Daños en las cornisas de un edificio situado en la esquina de la calle San Bartolomé con la calle San Francisco. / Aitor Soler

Esa es la opinión también de la dueña de un negocio situado en la base del edificio, que explica que el bloque lleva tiempo vacío. La propietaria del establecimiento lamenta que este abandono ("ni siquiera funcionan los timbres", indica) ha derivado en problemas relacionados con la red de suministro de agua que han afectado directamente a su local. Dada la ausencia total de vecinos, la mujer, que cruza los dedos para que no vuelvan a registrarse episodios de este tipo, se ha tenido que encargar de reparar estas averías sin más ayuda que la prestada por los técnicos de la empresa proveedora del servicio.

Su versión sobre el estado del edificio coincide con la información que trasladan desde la institución municipal y alerta que los balcones llevan años presentando signos de serio deterioro. Según su testimonio, el perímetro del edificio se valló después de unas fuertes lluvias que produjeron daños en las cornisas, cuyo desgaste es fácil de apreciar.