El sistema de Vigilancia de la Mortalidad Diaria del Instituto de Salud Carlos III contabiliza desde mayo a septiembre de este año un total de 238 muertes atribuibles a las altas temperaturas en la provincia de Alicante, tres veces más que las registradas en 2021, cuando los fallecimientos por calor, un total de 84, se ciñeron a los meses de verano. Un dato que revela las terribles consecuencias de las olas de calor que se han padecido este año, con demasiadas semanas tórridas. Según los datos que recopila el sistema de monitorización MoMo, siete personas murieron por calor en mayo en la provincia; 14 en junio; 69 en julio; 123 en agosto y 25 en septiembre.

La mayoría de las víctimas mortales por calor, el 71%, son ancianos con más de 85 años aunque también hubo muchos fallecimientos en la franja de edad de 75 a 85 años (un total de 48 personas) y entre 45 y 64 años (33 decesos). Los más mayores sufrieron también más hospitalizaciones por pérdida de conciencia, síncopes o golpes de calor, atenciones por intoxicaciones alimentarias a causa del calor y deshidrataciones.

Las altas temperaturas agravan patologías como la hipertensión, la diabetes y las insuficiencias cardiaca y respiratoria; y causan infecciones de orina en todas las edades.

Médicos internistas y geriatras inciden en la necesidad de hidratación de los mayores, a quienes el centro de la sed ya no les funciona bien y hay que obligarles a beber agua cuando el calor es excesivo. También llegaron a los centros hospitalarios jóvenes que salieron a correr en periodos de mucho calor y que sufrieron rabdomiólisis, es decir, una destrucción de músculos que puede dañar el riñón, que requiere de suero intravenoso para normalizar las alteraciones de sodio y potasio.

Las peores fechas fueron en torno a mitad de julio y de agosto pero también son reseñables los picos de mortandad en torno al 22 de mayo, el 19 de junio y la primera semana de septiembre. Estas muertes, que afectaron más a mujeres (127) que a hombres (111), suponen la cifra más elevada de los últimos cinco años, superior incluso a 2019, un año en el que el arranque del verano fue especialmente intenso en calor en todo el continente europeo, en el que se registraron en la provincia 208 muertes atribuibles a las altas temperaturas.

Los efectos devastadores del cambio climático se recogen en el informe "Lancet Countdown", que incluye el trabajo de 99 expertos de 51 instituciones, entre ellas la Organización Mundial de la Salud y la Organización Meteorológica Mundial, y que valora cómo afecta a la propagación de enfermedades; a todos los pilares de la seguridad alimentaria y dispara las cifras de mortalidad pues los fallecimientos relacionados con el calor aumentaron un 68 % entre 2017 y 2021 a nivel mundial, en comparación con el periodo 2000-2004.

El texto recuerda que la exposición al calor extremo afecta directamente a la salud: exacerba enfermedades subyacentes y aumenta el riesgo de mortalidad en algunas de ellas, como las cardiovasculares y respiratorias, desenlaces negativos del embarazo o problemas de salud mental, incluidos el trastorno bipolar y la esquizofrenia; empeoramiento de los síntomas de demencia y mayor riesgo de suicidio.

La ola de calor deja noches imposibles para el descanso

La ola de calor deja noches imposibles para el descanso Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: EFE

Ancianos

El exceso de calor pone en situación de especial riesgo a quienes tienen más edad. "Este verano especialmente largo y caluroso ha tenido mayor mortalidad entre las personas mayores y también más morbilidad, es decir, complicaciones de enfermedades previas", explica la doctora Antonia Mora Rufete, jefa de Servicio de Medicina Interna del Hospital de Sant Joan, con atenciones a pacientes con falta de apetito por el calor, pérdida de peso y mucho cansancio.

"Hemos tenido pacientes diabéticos que han ingresado en coma hiperosmolar porque estaban deshidratados y personas con tensión alta o que padecen del corazón que toman medicamentos y llegaban con fuerte bajada de la tensión arterial"

Antonia Mora Rufete - Jefa de Servicio de Medicina Interna del Hospital de Sant Joan

"También hemos tenido pacientes diabéticos que han ingresado en coma hiperosmolar porque estaban deshidratados y personas con tensión alta o que padecen del corazón que toman medicamentos, a quienes no se les ha informado de que tienen que modificar o suspender el tratamiento (cuando hace mucho calor) y llegaban con fuerte bajada de la tensión arterial".

Asimismo, atendieron a más ancianos con fracturas de cadera o brazo tras caerse por pérdidas de conocimiento o síncopes por el calor. También insuficiencias renales agudas que requirieron de ingreso para la administración de líquidos intravenosos.

"Los ancianos tienen poca necesidad de beber agua y hay que estar recordándoselo"

Antonia Mora Rufete - Jefa de Servicio de Medicina Interna del Hospital de Sant Joan

La doctora destaca la importancia de que los ancianos estén bien hidratados, "tienen poca necesidad de beber agua y hay que estar recordándoselo", sin olvidar que casi todos sufren de insuficiencia respiratoria o cardiaca, y llegan al hospital con tensiones muy bajas. En la provincia más de 85.000 personas mayores viven solas, y no tienen a nadie cerca que les recuerde la necesidad de beber líquido cuando hace tanto calor.

Las personas mayores deben protegerse de las horas de más calor Pilar Cortés

El médico geriatra José María Gómez-Reino también insiste en la necesidad de dar consejos a los mayores para evitar el calor a toda costa, hidratarse todo el rato y adecuar los domicilios, bajar las persianas y refrescar la casa con ventiladores o aire acondicionado si disponen del mismo, además de salir a la calle pronto o cuando cae el sol.

"El calor acentúa patologías como la hipertensión, la diabetes y las insuficiencias cardiaca y respiratoria, que se descompensan por la deshidratación", señala.

"El calor acentúa sus patologías al deshidratarse. Patologías como la hipertensión, la diabetes y las insuficiencias cardiaca y respiratoria se descompensan"

José María Gómez-Reino - Médico geriatra

El geriatra constata que el "cambio climático existe", con veranos más calurosos y largos. "Hay que intentar concienciar mucho a las personas mayores, a familiares, cuidadores y residencias sobre la hidratación continua para evitar deshidrataciones. Que salgan con sombrero, ropa de colores claros y fresca, calzado adecuado. Y que eviten pasar en verano largos periodos al sol, además de tomar comidas sanas y frescas, ensaladas, platos que no sean pesados ni acentúen el calor".

"Faltan médicos de familia, especialistas y enfermeras, ese incremento de la población mayor va a necesitar muchos cuidados y no hay profesionales suficientes. A cinco o diez años vista va a ser un problema muy importante"

José María Gómez-Reino - Médico geriatra

Es fundamental que eviten el impacto del sol directo que causa erupciones cutáneas más comunes en personas mayores, tipo carcinoma basocelular o melanomas, dado que su piel es más frágil y lleva más años expuesta al sol.

Gómez-Reino augura un verdadero problema de salud pública a no mucho tardar por el envejecimiento de la población autóctona unido a la llegada de personas mayores del extranjero ya jubiladas. "Hay muy pocos médicos, cinco o seis geriatras en la provincia. Faltan médicos de familia, especialistas y enfermeras, ese incremento de la población mayor va a necesitar muchos cuidados y no hay profesionales suficientes. A cinco o diez años vista va a ser un problema muy importante".