Entrevista | María Zaragoza Escritora, ganadora del Premio Azorín

María Zaragoza: "De alguna forma, en un conflicto la cultura es lo primero que peligra"

La escritora María Zaragoza, ayer en Alicante.

La escritora María Zaragoza, ayer en Alicante. / HECTOR FUENTES

Quiso crear una historia de ficción sobre salvadores de libros y se encontró con una realidad fascinante. Unió ambos mundos y con el resultado, La biblioteca de fuego, ha ganado el Premio Azorín.

¿Qué tal el día Premio Azorín más uno?¿Qué tal el día Premio Azorín más uno?

Pues me he levantado casi como me acosté, sin darme cuenta de lo que ha pasado. He dormido poquísimo y estoy un poco sobrepasada por todo lo que ha sucedido. Pero que todo lo que haya que asumir sean alegrías.

Tiene ya otros premios como el Ateneo Joven de Sevilla. ¿Por qué se presentó al Azorín?

Si te digo la verdad, porque hacía muy poquito que había terminado de corregir la novela. Yo soy la tutora de Narrativa de la Fundación Antonio Gala y a veces mando a los chicos premios y becas interesantes. Vi el Premio Azorín y me pareció una señal. Yo vivía en Campo de Criptana cuando era pequeña y adolescente a la vuelta de la esquina donde está la placa del sitio donde se alojó Azorín en marzo de 1905. Además me había pasado tanto tiempo con la novela que de alguna forma necesitaba soltarla. Y todo esto me pareció una coincidencia maravillosa.

¿Por qué el título La biblioteca de fuego?

Pues es una doble razón. La primera es que muchos de los libros que componen una biblioteca muy importante que está en el libro son salvados del fuego, nacen de esa hoguera que no fue. También porque la protagonista toma la decisión de formar esa biblioteca en el mismo momento en el que ella se siente renacer.

¿Cómo eligió este tema para la trama de su novela que tiene como base un hecho real?

Yo realmente empecé queriendo escribir una aventura sobre rescate de libros y crear una sociedad secreta que se dedicaba a ello. Pero al empezar a documentarme, descubrí a los bibliotecarios y archiveros que participaron en el rescate del fondo bibliográfico y artístico español durante la Guerra Civil. Empecé a encontrar historias maravillosas, como el Ángel de los Libros, un bedel de la Universidad Central que al ver que usaban los libros de la biblioteca para rellenar los huecos de las trincheras pues se metía, a riesgo de que le pegaran un tiro, a rescatar los libros. Tuve que fusionar la historia que a mí se me había ocurrido, que era fantástica, con la historia que realmente sucedió con los personajes que estuvieron allí, aunque solo saco a unos cuantos. Lo que me gustaría es que sirviera para que la gente sienta curiosidad por este tema.

¿Y no ha pensado en hacer una trilogía?

A ver, me interesan más que las trilogías, las cosmogonías, historias que suceden en un contexto semejante con protagonistas que se cruzan de un libro a otro. Hacer un universo. Eso quizá me lo plantee, pero realmente creo que lo que he hecho es recoger personajes que son los que a mí me han interesado por unas razones o por otras porque hicieron una cosa muy característica y concreta que definía mi otro interés, que era mantenerse humanos en tiempos inhumanos.

La historia sobre la protección del arte durante el nazismo o la Guerra Civil es más conocida pero no la de los libros.

En la novela, un personaje dice que la literatura es como la hermana fea de las Bellas Artes porque para saber qué hay dentro de un libro hay que molestarse, abrirlo y leerlo. Y no entendía por qué parecen entonces tan peligrosos: es lo que primero que intentan censurar o quemar, cuando para que generen ideas la gente tiene que leerlo. Por eso me parecía importante hablar de la gente a la que le importan los libros y salvaguardar la integridad de esos volúmenes.

«Mi novela reivindica la cultura de los libros y la gente que la ama y la defiende incluso a veces por encima de su integridad»

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Eslava Galán dijo que era una novela «perfecta».

Yo, la verdad es que no sabía qué decir porque además me daba especialmente respeto. Cuando vi que estaba en el jurado de repente me di cuenta de que lo sabe todo de la época y de que si tenía un fallo lo iba a pillar. Me quedé muda. Fue de lo más emocionante de la noche.

¿Diría que su novela es una reivindicación de la cultura?

Bueno, creo que es una reivindicación de la cultura de los libros, en concreto, y de la gente que la ama y la defiende por encima de todas las cosas, incluso a veces por encima de su propia integridad. No somos conscientes de que sin los cuatro locos que creen que hay que salvar los libros en una ciudad en la que están cayendo bombas , ahora mismo no tendríamos muchísimas cosas que son maravillosas y forman parte de nuestro tesoro y nuestro patrimonio. Eso pasa en todas las guerras. De algún modo, en un conflicto la cultura es lo primero que peligra. Lo normal es salvarse uno mismo. Lo que yo digo es antinatural. 

Tras recibir el premio comentó cómo le había impresionado una persona en Kiev que se preocupaba por un Velázquez que hay en la ciudad. Es cierto que parece frívolo, pero ¿qué hubiera pasado si durante el nazismo o la Guerra Civil se hubiera destrozado ese patrimonio que consiguió salvarse?

Pues que los goyas y los velázquez del Museo del Prado hoy no estarían donde están colgados, entre otras cosas. 

Ha salido en los medios el testimonio de una pareja de actores en Kiev que estaba preparando un estreno y que ahora sigue haciendo recitales de poesía y pequeñas actuaciones. ¿En qué medida puede ayudar la cultura en momentos tan críticos como este?

En realidad , la función del arte es consolar el espíritu. Es para lo que existe. No puedes decir que tiene una utilizad material, y eso es difícil de entender en un mundo tan materialista como este, pero curar el espíritu aunque sea durante cinco minutos me parece importantísimo y cuanto más duro es el momento es más necesario.

¿Cree que la cultura da muchas veces más miedo que las bombas?

Supongo que depende de a quién. A quien le da miedo que el resto de la gente se cultive no suele estar a tiro de las bombas.

¿Cuáles son los escritores con los que María Zaragoza defendería una causa?

Llevo muchos años fascinada con Margaret Atwood, que es un referente literario y en otros muchos sentidos también por su activismo. Es una señora mayor a la que he visto en estos momentos manifestándose por Ucrania en las redes. Stephen King también es una persona con la que tengo bastantes puntos en común. Me hubiera gustado coincidir alguna vez con Almudena Grandes. A Fernando Marías le había dedicado la novela y tendré que cambiarlo porque ya no lo va a leer. Con él siempre defendería la generosidad. Y con Antonio Gala, al que considero mi padrino desde que fui becaria de su fundación, porque siempre defiende la independencia.

Un miembro del jurado comentó que ve novela convertida en serie. ¿Le atrae esa posibilidad?

A ver. Cuando escribo nunca pienso en ningún otro formato. Es verdad que escribo cosas muy diversas, pero normalmente para mí la historia que estoy contando está escrita para ese formato. Yo pienso en novela. Ahora mismo, hoy, para mí sería muy difícil sacarme ese concepto de la cabeza. Tendría que hacerlo otro. Pero me parecería bien, sobre todo porque me ilusiona que se conozca esta historia, no tanto mi novela como lo que hay detrás.

¿Vive de la literatura?

Vivo de la lo que tiene que ver con la escritura. Hago desde artículos hasta guiones, documentos de marketing o corregir para otros. Vivir exclusivamente de escribir a día de hoy, no… Es complicado, pero bueno, tampoco me importa, todo lo que hago lo hago con mucho gusto. Todas son cosas creativas y es lo que interesa, la creatividad en todas sus formas.

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