Final de la Champions

La final de Bilbao: un cambio de paradigma para el barcelonismo

La historia la pueden hacer las jugadoras, pero la afición ya tiene su momento: cerca de 40.000 culés van a llenar las gradas

Antonia y su nieta Ona, en su domicilio de Sabadell, preparadas para asistir este sábado a la final de la Champions en Bilbao

Antonia y su nieta Ona, en su domicilio de Sabadell, preparadas para asistir este sábado a la final de la Champions en Bilbao / Jordi Cotrina

Laia Bonals

San Mamés aguarda. Espera para ser épico, para encontrarse con los cerca de 40.000 culés que van a llenar sus gradas en un desplazamiento histórico para llevar al Barça a la que puede ser su tercera Champions. Para ser el escenario de una noche irrepetible. La historia la pueden hacer las jugadoras, sí, pero la afición también tendrá su momento. San Mamés acogerá el clímax de un movimiento que ha cambiado la forma en que el barcelonismo ve el fútbol. No solo el mal momento que atraviesa el masculino o la entidad han redirigido a aquellos que sienten los colores azulgrana a apoyar a un equipo de época (que también). Es que hay algo que ha cambiado, que va más allá de las teorías o las fábulas. Este Barça engancha, crea afición y recupera seguidores azulgranas que venían sufriendo un proceso de desafección en el club.

A Ona no le importaba el fútbol. Nunca sabía si el Barça, ya fuera el de Xavi o el de Koeman, jugaba sábado o domingo. No tenía en mente esos colores que desde pequeña había visto en casa. El himno del Barça había resonado en su salón a través de la televisión desde que era pequeña. Sus padres y sus abuelos son de los que tenían asiento en el derruido Camp Nou y, cuando no podían ir, lo ponían en la televisión. El Barça era una cosa de familia, pero a ella no le llamaba especialmente la atención. Hasta que un día, como si fuera cosa del destino o de la casualidad, descubrió el femenino.

Su abuela, Antonia, que lleva más de 50 años como socia, veía ese desasosiego con ternura. A ella, con el paso de los años le estaba pasando lo mismo. "A mí ya no me engancha", confiesa. Cuando su nieta descubrió el femenino quedó atrapada. Seguía los encuentros, seguía a las jugadoras y se ilusionó con Bilbao. "Si llegan a la final, la yaya te lleva", le dijo Antonia. Cuando el Barça remontó ante el Chelsea, a Ona le hacían los ojos chiribitas.

Antonia no iba a faltar a su palabra. Consiguieron dos entradas y empezaron a planificar el viaje. Viendo los precios estratosféricos que se manejaban en la capital vizcaína se decantaron por los autobuses organizados por el club. Con todo cerrado, semanas después tomaron el tren desde la estación de Sabadell hasta la tienda oficial del Camp Nou. "Fuimos a la tienda y compramos la camiseta expresamente para ir a Bilbao. Ella quería la de Ona Batlle, ya que ella también se llama Ona. Pero con el nombre ya se disparaba el precio, que son caritas", confiesa entre risas, mientras esperaba a subirse al autobús para recorrer las más de siete horas por carretera que separan Barcelona de Bilbao.

"No sé si ganaremos o perderemos, pero seguro que lo vamos a disfrutar. Ellas van a por todas. Pierden un balón y van detrás, lo luchan, además de jugar muy bien. Hay un ambiente brutal, mucho mejor que en el masculino. Depende de qué partido, a mí me da miedo ir con mi nieta. Con ellas, esto no pasa", relata Antonia. Mireia y Natalia, y su grupo de 12 amigas, lo decidieron mucho antes de que el Barça se clasificara para la final.

Ona y su abuela Antonia se preparan para la final de Bilbao.

Ona y su abuela Antonia se preparan para la final de Bilbao. / Jordi Cotrina

"En septiembre del año pasado lo decidimos. Con las amigas tenemos un grupo con el que organizamos pachangas de fútbol. Salíamos de un partido y vimos que la final de la Champions era en Bilbao. Está cerca y nos quedamos con ganas de ir a Eindhoven. Miramos vuelos y encontramos por 70 euros ir y volver. Y sin pensarlo dos veces, los compramos", explica Mireia. Las más de 10 amigas que forman la pandilla se han ido enganchando a poco a poco al fútbol femenino en los últimos años. Algunas han dejado de lado el masculino para ponerse en la parte trasera de la zamarra a Mapi León o Alexia, mientras otras han sentido lo que es ser de unos colores gracias a ellas. Encontrarse, un hecho que cuesta que se dé en Barcelona, se dará en Bilbao.

"Yo era aficionada del Barça masculino, pero hace bastantes años que estoy descolgada. En el masculino hay cierta desgracia después de la época dorada de Pep Guardiola. Llegó a un punto que me aburría. Me desenganché y después vi el equipo femenino unos 3-4 años. Fue cuando Alexia ganó el Balón de Oro, que fue algo que tuvo mucha repercusión. Me aficioné a mirar partidos y a mí siempre me ha echado mucho el feminismo. Es bueno apoyarlas, ellas siempre lo dicen y al final te sientes parte de algo", añade Natalia. "Era una cita obligada", concluye.

Eso lo piensan muchos culés. Los que podrán estar en Bilbao y los que lo verán desde sus casas. Porque lo que ha conseguido este equipo es traspasar cualquier barrera. Este sábado, el equipo dirigido por Jonatan Giráldez estará respaldado por muchas Onas, Antonias, Mireias y Natalias. Por mujeres y hombres que se han enganchado a una forma de jugar y de entender el fútbol, que en San Mamés provocará una foto histórica que nunca nadie podrá cambiar. El fútbol femenino, y en concreto el Barça, ha demostrado que otra manera de hacer las cosas no es solo posible, sino exitosa. Bilbao es la cumbre, pero no el final, de un cambio en el barcelonismo.