El turismo rural se deshincha: pierde la ocupación de la pandemia y se queda al 50 %

Los clientes que buscaron mayor protección y tranquilidad durante la crisis sanitaria apuestan de nuevo por los destinos de playa

Dos clientes desayunan en el hotel Masía la Mota de Alcoy.

Dos clientes desayunan en el hotel Masía la Mota de Alcoy. / Juani Ruz

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Fue como el sueño de una noche de verano. Los alojamientos rurales de la provincia de Alicante vivieron su época más dorada coincidiendo con la pandemia, cuando los turistas, buscando protección y una mayor tranquilidad, llegaron a abarrotar los establecimientos durante las campañas estivales. Superada la crisis sanitaria, sin embargo, el sector se ha reencontrado con su cruda realidad, con una ocupación que en este mes de agosto apenas supera de media el 50 %. De ahí que los empresarios reclamen a la Generalitat la puesta en marcha de un plan que combine la promoción con medidas de apoyo e inversión.

El sector del turismo rural en la provincia de Alicante siempre había tenido sus épocas de mayor ocupación coincidiendo con las fechas navideñas, la Semana Santa y los puentes festivos, mientras que en verano la actividad funcionaba a medio gas, debido a la fuerte competencia de la costa. Pues bien, la situación cambió de manera radical con la irrupción de la pandemia, dado que fueron muchos los que optaron por buscar destinos más tranquilos y con menos aglomeraciones, viendo en los alojamientos rurales una opción idónea. Eso propició que la actividad del sector se incrementara de manera exponencial, hasta rozar el lleno durante dos veranos consecutivos.

La ocupación, sin embargo, ya empezó a resentirse el año pasado, con el fin de las restricciones, y se ha terminado de deshinchar este verano, en el que apenas se han podido llenar la mitad de las cerca de 4.500 plazas disponibles, lo que está generando unas pérdidas superiores a los cuatro millones de euros

Así lo señala la presidenta de la asociación Turismo Alicante Interior, Indira Amaya, gerente además del hotel Masía La Mota, en la Font Roja de Alcoy, quien destaca que, en términos generales, los alojamientos se encuentran al 40% entre semana, con repuntes de hasta el 70% los fines de semana. «La realidad -indica- es que la ocupación que tuvimos en pandemia era una ocupación robada, y ahora nos encontramos con que la gente ha regresado a la playa y nosotros hemos vuelto a nuestra normalidad».

Y es en este punto, subraya, donde está el reto, en el objetivo de incrementar durante esta época del año la actividad y, sobre todo, fidelizar a los clientes. «Tenemos una buena cantidad de establecimientos, actividades, productos y servicios para albergar y atraer turistas, pero no conseguimos llenarlos del todo como sí sucede en la costa, que termina saturada», indica.

Reunión

Estas cuestiones, precisamente, han sido analizadas en una reunión mantenida recientemente por representantes de esta asociación con la nueva consellera de Innovación, Industria, Comercio y Turismo, Nuria Montes, a la que le transmitieron la necesidad de impulsar una política turística más enfocada al interior, y que ponga un especial énfasis en la promoción. Indira Amaya destaca que «es absolutamente prioritario hacer visible el producto generado en esta zona. Hay que poner en valor lo que tenemos aquí, con una oferta muy variada y de calidad, pero para eso es absolutamente imprescindible que se nos conozca».

Y no solo eso. El sector también reclama políticas dirigidas a facilitar la actividad e inversiones que permitan un desarrollo turístico respetuoso con el medio ambiente, involucrando a los jóvenes, favoreciendo la protección de los espacios naturales y contribuyendo a combatir la despoblación. «Insisto en que la zona tiene un potencial extraordinario para convertirse en un destino turístico magnífico, pero nos hace falta apoyo a través de un plan específico», argumenta la representante del sector. 

Y destaca, en este sentido, la sensibilidad mostrada por la consellera. «Nos ha emplazado a una próxima reunión en la que estarán presentes asociaciones y entidades vinculadas al turismo, porque se trata de un tema complejo que hay que abordar a medio y largo plazo», enfatiza.

¿Y qué es lo que piensan mientras tanto los propietarios de establecimientos? Antonio Serrano, del hotel Cases Noves, en Castell de Guadalest, afirma que está asistiendo a un verano decepcionante. Según sus palabras, «nosotros hemos venido funcionando bastante bien los meses de agosto, pero en esta ocasión apenas estamos alcanzando una ocupación del 60 %, y ya venimos de un junio y julio que han sido muy decepcionantes. Imagina que estamos a 15 de agosto y tenemos dos habitaciones vacías, lo cual es del todo inusual».

Lo mismo, señala, está pasando con los restaurantes de la zona, que registran una actividad muy por debajo de lo que es habitual para un destino de interior tan potente como es la Vall de Guadalest. La razón, subraya Serrano, es la fuerte competencia de la costa. «La gente -indica- está totalmente enganchada este año a la playa, y nos da la sensación, por lo que está sucediendo con la restauración, que a los hoteles que ofrecen pensión completa. La verdad es que para nosotros está siendo una campaña estival bastante desastrosa», indica.

En parecidos términos se expresa Jorge Terol, responsable de Casa El Pinar, en las afueras de Alcoy, que cuenta con una oferta diferenciada al disponer de apartamentos y de una zona recreativa para comidas y juegos. «El mes de agosto -indica- es bastante pobre en las zonas de la montaña. La gente, o se queda en las casitas, o se va en masa a las playas, y eso se refleja en las cifras de ocupación, que en nuestro caso apenas alcanzan el 30 %».

Así, señala que después de un final de primavera en que la actividad fue bastante notable, «con la llegada de la campaña estival nos hemos frenado en seco. Los clientes buscan una oferta de ocio más amplia, el mar, las discotecas, y nosotros lo tenemos muy complicado para competir». 

Al problema de la ocupación se le une otro que ya se está convirtiendo en endémico para el sector turístico en general, como es la falta de mano de obra. Así lo señala Indira Maya, quien destaca que hay algunos establecimientos que, de forma puntual, se han visto obligados a renunciar a llenar habitaciones al no disponer de suficiente personal.