La emotiva y dolorosa experiencia de una joven de Elche con una compañera que tuvo en el instituto

La chica comparte en sus redes sociales una desgarradora historia que ha emocionado a miles de personas

Una persona en silla de ruedas junto a varios estudiantes accediendo a un instituto de la provincia en una imagen de archivo

Una persona en silla de ruedas junto a varios estudiantes accediendo a un instituto de la provincia en una imagen de archivo / INFORMACIÓN

Hay veces en que en la más negra oscuridad, esa que sólo la más cruel de las realidades es capaz de engendrar, brilla una luz. Pequeña, difícil de ver, pero que puede iluminar el más sombrío de los panoramas. Puede parecer una débil chispa, pero es el origen de un fuego fatuo que jamás se consumirá. Así es la llama que ha nacido entre las cenizas y escombros de una desgarradora historia que ha sido contada por una joven de Elche, que estuvo ahí para vivir en primera persona uno de esos momentos que dejan huella y que en esta ocasión ha dejado algo más: un hilo de esperanza al que merece la pena agarrarse. 

Ha sido en su cuenta de Twitter, bajo la identidad de @openpizzexual, donde la ilicitana se ha convertido en narradora de unos hechos que han emocionado a miles de personas. Así lo reflejan el número de reacciones y comentarios que ha generado su publicación, compuesta por cuatro tuits en los que se hilvana una historia a la que es imposible mostrar indiferencia.

Tal como indica en las primeras y últimas líneas de su relato, los acontecimientos se remontan 15 años atrás, a su época como estudiante de instituto. "Mi grupo de amigas empezamos a quedar con una compañera de clase, porque vimos que casi no se relacionaba con nadie", señala la autora al inicio de su publicación, donde aporta algunos datos que ayudan a conocer a la chica en cuestión: "Iba en silla de ruedas, y mientras el resto salía al recreo ella se quedaba dentro".

El solidario gesto de estas amigas cumplió su cometido y "al final se hizo una más del grupo y a medio curso ya salía con nosotras por ahí". Pero la situación no era sencilla, "sin entrar en detalles", la narradora de la historia comenta que la nueva integrante de la pandilla "sufría de hemorragias, a menudo internas, debido a su enfermedad".

Uno de estos problemas derivados de su delicado estado de salud propició que un día de verano recibieran una llamada de la madre de la afectada. "La habían ingresado", explica la autora del hilo, que añade que no se asustaron, ya que este tipo de episodios eran habituales y se daban a menudo. Pese a todo, no dudaron en ir a visitarla para hacerle más llevadera su estancia en el hospital.

Y fue entonces cuando la desgracia llegó sin avisar. "A los pocos días nos llamaron. Se había muerto", expresa la responsable de la publicación, que no esconde su dolor por el duro recuerdo de lo sucedido. Tal como ella misma relata, la trágica noticia les destrozó, y descompuestas fueron al velatorio. Allí, en un espacio gélido, reservado al más terrible de los silencios, encontraron el consuelo donde ningún llanto lo suele encontrar. 

"Una señora mayor vino directamente hacia mí, y se me abrazó llorando", cuenta la joven, que desvela que la mujer era en realidad la abuela de la fallecida. Visiblemente emocionada, la familiar les quiso transmitir lo contenta que estaba su nieta poco antes de que su vida se apagara. La causa de esta felicidad queda inmortalizada en un unas de sus últimas palabras, motivadas por una inmensa alegría, y que su abuela reprodujo para sus amigas: "¡Han venido mis amigos a verme al hospital!".  

"Gracias, porque sé que mi nieta ha muerto feliz gracias a vosotros", fue el sincero agradecimiento que la abuela dedicó a las amigas de su nieta. Las palabras de la mujer aún hacen temblar, década y media después, a su destinataria, tal como ella misma reconoce en el final de una publicación que habla de mucho más que la muerte y el adiós. Pese a la tristeza por el fallecimiento de una amiga, la historia también hace mención a la esperanza, que estará siempre ligada al noble y sencillo gesto que unas chicas tuvieron con una compañera de clase.