Nuevos inquilinos en las playas de El Campello

Crece la presencia de cormoranes, un ave acuática con una gran capacidad de nado, en el litoral del municipio, atraídos por la mayor población de peces impulsada por la calidad del agua

Tres ejemplares de cormorán en una imagen de archivo

Tres ejemplares de cormorán en una imagen de archivo / Pixabay

La flota pesquera de El Campello tiene nueva competencia. Unos pescadores de élite han llegado al municipio y ya se encuentran faenando en sus aguas. Expertos en este arte, dominan como nadie la caza submarina, y están equipados con un sistema que les hace ser infalibles. ¿De quién hablamos? De las aves que pertenecen al género de los "Phalacrocorax" (un término griego que es la fusión entre las palabras "calvo" y "cuervo"), y que todo el mundo conoce como cormoranes.

Se trata de un tipo de pájaro cada vez es más fácil de ver en el litoral campellero y que está en "franca expansión". Así lo considera el director científico del Instituto de Ecología Litoral, Gabriel Soler, que afirma que esto se debe a la calidad de las aguas, lo que aumenta la población de peces, todo un reclamo para estas aves, que se dan un festín zambulléndose en un mar repleto de alimento.

"Ahora se protege mucho más su hábitat que antes", explica Gabriel Soler, que sostiene que "la protección del hábitat" está provocando que resurja el linaje de una familia de criaturas aladas que se divide en un sinfín de especies, alguna de las cuales, está catalogada como especie vulnerable. Así está considerada en el banco de datos de Biodiversidad e la Comunidad Valenciana el cormorán moñudo, pero es uno de sus primos cercanos, el cormorán grande, el que más se está dejando ver en la costa de El Campello.

A pesar de esto, se trata de un animal que, según explica Sergio Arroyo, miembro de Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA), "no cría en la provincia de Alicante", pero que, al igual que hacen tantos europeos enamorados de la Costa Blanca, pasan el invierno aquí por la suavidad del clima. Se trata por lo tanto de una especie invernante que si no lo está haciendo ya, muy pronto emigrará hacia el centro de Europa para pasar los meses más calurosos del verano a buen recaudo de las elevadísimas temperaturas que se alcanzan en nuestro territorio.

En el foco de la polémica

Estas aves quizá aprovechen su estancia en los países del viejo continente para quitarse de encima la sombra de la mala e injusta fama que les persigue y que tiene que ver con su "polémica capacidad pesquera" que (con el beneplácito de algunas entidades) le hace cargar con la culpa del bajo número de salmones y truchas en Asturias. De hecho, esta negativa imagen ya circula por todo el país y Arroyo asegura que en Alicante ya hace tiempo "se promovió que se disparara sobre ellos", una medida que "actualmente sigue en vigor", aunque tal como apunta Mario Giménez, integrante de la Sociedad Española de Ornitología (SEO Birdlife), hace falta una autorización para ello.

No es en la costa en la única zona donde se les puede ver, ya que a diferencia de los moñudos, el grande -que puede llegar a pesar cerca de seis kilos- no limita su presencia a los ancatilados, donde la superficie pierde la batalla contra el viento y el mar, y es un espécimen más "todoterreno" que puede vivir en embalses, balsas y otras aguas continentales, como en los azudes de Mutxamel donde se les puede ver "tomando el sol".

Así lo señala Jesús Santana, biólogo y profesor del Colegio Don Bosco Salesianos de Alicante, que apunta que la razón del aumento en el número de estas aves radique en el agua que sobra de la depuradora de Alicante Norte, situada a cinco kilómetros de la desembocadura del Río Seco, que les habrá conducido hasta mar abierto donde han descubierto el manjar que se esconde en la marea campellera, que vigilan desde los espigones.

Desde las rocas otean posibles presas, cuya población ha aumentado no solo por la calidad del agua, sino también por las fugas procedentes de las granjas marinas que se han implantado frente al litoral de El Campello. Así lo cree Miguel Ángel Pavón, también miembro de AHSA, que afirma que "se producen a menudo escapes de doradas o lubinas". "Esta abundancia de alimento es lo que explica esa mayor presencia de cormoranes", sostiene Pavón, cuya versión coincide en gran parte con la facilitada por Gabriel Soler.

Nadadores increíbles

Esta mayor oferta en su fuente de alimento está provocando que cada vez sea más frecuente ver la clásica postal con estas aves abriendo sus alas para secarlas al calor de los rayos de sol. Según especifican varias de las fuentes consultadas, los cormoranes realizan esta acción para recuperar la aerodinámica que les hace ser unos cazadores implacables bajo el agua. "Nadadores increíbles", es una de las definiciones que se pueden aplicar para una criatura que no tiene la grasa protectora que sí poseen otras aves que hace sus plumas más impermeables. Lo que a simple vista parece una desventaja es en realidad todo lo contrario, ya que al entrar en contacto con el agua, su peso aumenta y eso le permite hundirse más y explotar su "potente capacidad" de buceo.

"Amaestrados" en algunos países de Asia

Su privilegiada capacidad de caza y buceo no ha pasado desapercibida.

Tal como explica Sergio Arroyo, en China estas aves son «amaestradas». Se les ata una «argolla en el cuello» para aprovechar ese don que la naturaleza les ha dado. Ese aro va unido a una cuerda que controlan las personas e impide que puedan engullir los peces, que quedan atrapados bajo sus picos.

De este modo, los pescadores sacan el pez de sus fauces y le dan como «premio» uno más pequeño para que puedan seguir desarrollando sus labores de caza sin acusar el cansancio.