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Paralizan la rehabilitación en el barrio Miguel Hernández para garantizar que no hay riesgo de derrumbe

Los técnicos de la Generalitat estudian cómo iniciar con garantías la fase constructiva de viviendas en el primer bloque que se está reformando. Se ha demolido todo el interior pero se conserva la fachada, considerada de interés patrimonial

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Barrio Miguel Hernández de Alicante Pilar Cortés

Los técnicos de la Conselleria de Vivienda y Arquitectura Bioclimática estudian cómo iniciar con garantías la fase constructiva de viviendas en el primer bloque que se está rehabilitando en el barrio Miguel Hernández de Alicante, donde se ha demolido todo el interior pero se ha mantenido la fachada, considerada de interés patrimonial. Esto ha provocado que desde hace unas dos semanas se haya paralizado la intervención. El método que se acuerde para continuar con seguridad con los trabajos se aplicará todos los demás bloques que se irán restaurando sucesivamente en el marco de un plan a largo plazo que afecta a 520 viviendas.

Las obras empezaron hace unos meses en un primer bloque de veinte pisos en la plaza de Yolanda Escrich y le seguirá otro edificio en la misma glorieta cuya licitación se prepara para iniciar los trabajos en 2023. La inversión en estos dos primeros inmuebles es de 3,4 millones de euros en una obra compleja pues se ha derribado la parte interior de viviendas de los años 50 "con un serio déficit arquitectónico y sin mejoras previas para construir nuevas viviendas manteniendo la fachada por su interés patrimonial", señala el secretario autonómico de la Conselleria de Vivienda, Alejandro Aguilar.

"Se ha derribado la parte interior de viviendas de los años 50 "con un serio déficit arquitectónico y sin mejoras previas para construir nuevas viviendas manteniendo la fachada por su interés patrimonial"

Alejandro Aguilar - Secretario autonómico de Vivienda

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El dirigente aclara que "no hay un acto de paralización con acta. Se ha entrado en la segunda fase de las obras. Comporta el derribo de la parte interior para hacer viviendas nuevas, con lo que se queda diáfano, aunque se deja la estructura y la fachada, y se está viendo como abordar la reconstrucción interior con seguridad. Es una obra de complejidad mayúscula debido a que los inmuebles no han sido rehabilitados con anterioridad y tienen una antigüedad considerable (años 50). Los materiales de construcción son precarios y hay que preservar la seguridad de los trabajadores y del barrio en sí. Han terminado los derribos interiores y hay que ver como seguir", reiteró. Afirma Aguilar que son cuestiones ordinarias en obras complejas cuya solución permitirá abordar la siguiente fase.

Insiste Aguilar en que la obra comporta complejidad y la idea es evitar cualquier riesgo de derrumbe "o cualquier otra situación que suponga el derribo de la fachada. Queremos abordar la segunda fase con total seguridad en el marco de una obra de estas características, en un barrio cuyo carácter constructivo dista de cualquier cosa que se pueda considerar dentro de las normas de habitabilidad". Se harán nuevas construcciones de pisos manteniendo la fachada y el número de viviendas pero "con ascensor, equipamiento, materiales adecuados y de acuerdo a las condiciones de habitabilidad actuales".

Regenerar todo el barrio

El objetivo es regenerar todo el barrio a largo plazo porque la situación es similar en todas las viviendas. Las fachadas son de interés patrimonial, señala el secretario autonómico, lo que impide su demolición y tampoco la modificación de elementos. Sí la rehabilitación pero manteniendo el estilo de la fachada. Vivienda mantiene los plazos para terminar el primer bloque, marcado para finales de este 2022.

Mientras tanto en el barrio hay quejas por el estado de las fachadas a causa de las humedades y en el interior también. Los vecinos creen que habría sido mejor derribarlo todo y volverlo a construir. Esta semana, en la calle Federico Mayo, se cayó el techo en una estancia de un cuarto piso donde vive una mujer con una niña pequeña, sin heridos, quedando la cubierta al aire tras la retirada de escombros. Uno de los operarios que trabaja en el barrio señaló que el peso del techo de escayola enganchado al cañizo que llevan las cubiertas de los inmuebles en este barrio provocó que se viniera abajo. "En estos edificios antiguos no hay forjado sanitario y la humedad sube por las paredes", afirmó. Será reparado y los albañiles también sanearán, dijo, la parte más baja de la fachada, muy deteriorada por la humedad.

El presidente de la asociación de vecinos Sol d'Alacant, Lisardo Gabarre, afirma que en general "las actuaciones se deberían agilizar, no tanto protocolo". También indicó que una pareja joven ha okupado el próximo inmueble que se va a rehabilitar, que aún no ha sido desalojado. Gabarre, que cifra en unos 40 los okupas en el barrio, asegura que "el problema es que la Administración pública no gestiona las viviendas como las tiene que gestionar".

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