Arrancan las catas para esclarecer los misterios de la muralla islámica de Elche

Constatar si es de época almorávide o incluso anterior, averiguar qué es lo que realmente se conserva y contextualizarla. Son los objetivos de unos sondeos que acaba de iniciar el Ayuntamiento de Elche en los restos de una muralla con más de 900 años de historia, entre el Palacio de Altamira y la ermita medieval de San Sebastián.

Estos trabajos servirán de base para la restauración y puesta en valor de los vestigios a cargo de la Conselleria de Cultura, que tiene 100.000 euros consignados para este cometido. Y todo gracias a una propuesta realizada por un particular de Elche que fue seleccionada en los Presupuestos Participativos autonómicos.

El estudio que se está acometiendo se centra en la zona de cimentación de la muralla y de las dos torres, visibles desde la ladera del Vinalopó, y también se extenderán a los restos que se conservan en zona del pasaje Avelino Rubio, en las inmediaciones de la Casa de la Festa.

Y es que, según los técnicos, la cimentación de este legado patrimonial que atesora la ciudad de las palmeras, desapercibido para muchos, coincide con la primera fortificación del periodo andalusí. Se habla a grosso modo de que su origen se remonta a la segunda mitad siglo XI o principios del siglo XII, lo que lo sitúa en la época almorávide.

Misterios por resolver

Sin embargo, como explicó el arqueólogo municipal, Víctor Cañavate, no hay una contextualización histórica que demuestre realmente que los restos son de esa época o si existen añadidos posteriormente. Es una hipótesis que se baraja, ya que algunos materiales añadidos (aparejos) que se ven en los alzados corresponden con la construcción del Palacio de Altamira, en 1557, es decir, de época renacentista.

A estas incógnitas que se pretende dar respuesta en los próximos meses se suma otro misterio. El arqueólogo municipal aseguró que ya el cronista Cristóbal Sanz señalaba que hay un antemural y una muralla unidas por torres. Con ello, lo que también se quiere demostrar con la labor de documentación que arrancará después de los trabajos de campo es si queda algo de ese si antemural que había delante del río y si pudo pertenecer a una época incluso anterior a la almorávide, esto es, a la época califal o taifal.

De este modo, durante las próximas dos semanas la muralla ilicitana que ha sido testigo de la evolución del casco histórico de la ciudad será el centro de las miradas de especialistas para primero, arrojar luz sobre sus orígenes y para que en un futuro pueda ser musealizada.