Las Clara Campoamor de la provincia

Una comadrona, una locutora y una empresaria del mundo rural cuentan cómo fueron precursoras en sus entornos laborales, igual que la política impulsó hace 90 años la aprobación del voto femenino

Luisa Pérez, justo a las gestantes, impartiendo clase de Educación Maternal

Luisa Pérez, justo a las gestantes, impartiendo clase de Educación Maternal / INFORMACIÓN

Hace ahora prácticamente un mes, el pasado 1 de octubre, se conmemoraba el 90 aniversario de la aprobación del voto femenino durante la II República. En ese acontecimiento histórico desempeñó un papel trascendental la política, escritora y abogada Clara Campoamor, durante muchas décadas olvidadas y cuya figura ha sido ahora reivindicada. También es tiempo de reivindicar la valentía de otras mujeres que en sus entornos laborales fueron pioneras como estas tres de la provincia, que lo hicieron hace ya décadas.

Luisa Pérez, que ahora tiene 93 años, siempre quiso ser comadrona, oficio que inició a los 23 años tras graduarse en València. Por si eso no funcionaba también estudió Magisterio en Murcia porque «me gustan muchísimo los niños». Traerlos al mundo y encargarse de su educación da buena fe de ello. De la pedanía de El Rodriguillo salió con 18 años y cinco más tarde se instaló en Pinoso para ayudar a traer niños al mundo. Un gesto que le ha valido el cariñoso apodo de ‘Luiseta la Comare’ en el municipio del Medio Vinalopó.

Durante los 21 años trabajó primero como comadrona libre y luego con la plaza de Asistencia Pública Domiciliaria (APD), atendió muchos partos en Pinoso, Algueña y alrededores, donde se desplazaba con taxi, después con una Vespa y, más tarde, con un coche rojo: cuando los niños lo veían en la puerta de alguna casa, siempre decían: «¡Ahí está el coche de la cigüeña!»

Entonces los partos «los hacía la comadrona sola, si había alguna complicación, llamábamos al médico». Ser profeta en tu tierra no es tarea fácil pero esta nonagenaria mujer, puede presumir de «sentirse muy querida y apreciada en Pinoso».

La vida evoluciona y comenzó la Seguridad Social. «Las mujeres empezaron a ir a la residencia a dar a luz con su cartilla». Por circunstancias familiares se trasladó a Alicante, alrededor de los años 70, «donde obtuvo una de las escasas plazas de APD «y aún hice partos a domicilio en Alicante». En la capital de la provincia desarrolló su vocación y profesión en la Casa de Socorro, en Vistahermosa, el Hospital y el Centro de Salud de la calle Gerona.

Pionera en dar a luz la denominada ‘Educación Maternal’ que hoy atienden las matronas en las consultas de Atención Primaria, declara «haber pasado por todas las épocas y luchar mucho para que la labor de las comadronas no desapareciera, sobre todo, con la preparación al parto». «Siempre hemos atendido los partos y cuando había alguna complicación se avisaba al médico o íbamos al hospital».

María Bueno en el año 1959, en Radio Coral Emisora Sindical. información | INFORMACIÓN

Teresa Antón, junto a sus plantaciones en Elche / INFORMACIÓN

La segunda de esta terna es María Bueno, de 88 años. En unas ondas dominadas por voces masculinas, por primera vez en 1959 la voz de una mujer inauguró la recién estrenada «Radio Coral Emisora Sindical» de Crevillent. A sus 26 años, María Bueno ya estaba en la emisora. Pese a poder trabajar en un negocio familiar próspero de los años 60, decidió pasar un casting de voz cuando le comunicaron que necesitaban locutoras para este medio. Al instante «dije que sí y fui a realizar la prueba, a los días me comunicaron que había sido seleccionada y en casa aceptaron de buena gana este nuevo rumbo laboral».

Cuando llegó «tuve que aprender a poner el tocadiscos, regular el megáfono, conectar con Radio Nacional para los informativos, aquello era todo un mundo: las llamadas telefónicas, las dedicatorias de canciones y también hicimos un programa en el que las mujeres pedían una serie de consejos sobre belleza que luego yo le mandaba a Helena Rubinstein por carta y en el siguiente programa se respondían».

Mujer adelantada a su época, fue un ejemplo para una generación de féminas que no veía con buenos ojos el trabajar fuera de casa estando soltera y en un entorno masculino. Recuerda con humor cómo al principio de la década de los 60 «una vecina paró a mi madre y le recriminó que estuviera trabajando rodeada de hombres. Ella se rió de la ocurrencia de la vecina y, cuando yo me enteré, tan solo pensaba en cuanto camino quedaba por recorrer». Y, ni hablar de cuando decidió sacarse el carnet de conducir: «¡Aquello era inaudito!, en la autoescuela eran todo profesores y nosotras las primeras mujeres».

Luisa Pérez, justo a las ges-tantes, impartiendo clase deEducación Maternal. información | INFORMACIÓN

María Bueno en el año 1959, en Radio Coral Emisora Sindical / INFORMACIÓN

Hoy, a sus 88 años, inculca a sus nietos y nietas, al igual que lo hizo con sus hijos, la importancia de la formación y de la independencia económica, laboral y social de la mujer. Y ella, como pionera en la comunicación radiofónica, cree que es necesario «que las mujeres periodistas estén presentes en más puestos directivos y que se reconozca la valía de todas ellas que son muchas y muy buenas».

La más joven es Teresa Antón, de 64 años, quien lleva el campo en las venas. Toda su infancia transcurrió en el campo de Elche, ayudando a sus padres en las fincas. Para ella, el labrar, podar y regar formó parte de su juventud. Al contrario que mucha gente, decidió seguir con el negocio cuando heredó de sus padres las fincas que hoy regenta. Cuando se casó, ella y su marido, que también es agricultor hicieron de ellas y las que él tiene en propiedad su medio de vida, en la década de los 90.

Precursora de otras muchas, la evolución de la mujer en los últimos 20 años ha sido a pasos agigantados. «Las nuevas tecnologías han ayudado mucho, la mujer ya conduce y puede ir a llevar el género, la maquinaria ya es con dirección asistida y eso ha afectado para bien. Ahora las mujeres tenemos mucho más peso. Antes cuándo íbamos a llevar el género o a los semilleros era como: ‘¡una mujer trayendo el género! Muy tranquila, respondía: ‘somos un ser humano y podemos hacer el trabajo de la misma manera’».

Aunque ya ha recorrido mucho camino, sabe que hay que seguir caminando. Desde AMFAR en Elche, donde es la presidenta, ahora «estamos trabajando para que haya internet en el medio rural, sobre todo, después de la pandemia, para poder acceder al mundo online y poder vender». Al principio, «comenzamos haciendo cursos para aprender a manejar los ordenadores e Internet. Ahora las más mayores ya tiene móvil, mandan WhatsApps. Ahora lo vemos relativamente sencillo pero hace unos años era un mundo», afirma. Lo que no ha cambiado mucho, señala entre risas, es la intendencia de la casa y los niños, «eso sigue siendo de la mujer, que trabaja fuera y dentro de casa».

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