Elche trabaja en un inventario de edificios del centro con valor histórico y artístico para su protección

El Ayuntamiento quiere frenar la demolición sistemática de inmuebles y busca una solución de común acuerdo con los dueños de un bloque del Carrer Ample para evitar su desaparición

Una vista aérea de  edificios del  centro de  Elche, donde se quieren proteger construcciones con valor histórico y artístico.

Una vista aérea de edificios del centro de Elche, donde se quieren proteger construcciones con valor histórico y artístico. / Áxel Álvarez

María Pomares

María Pomares

Más rehabilitaciones y menos derribos en el centro de Elche. Incluso cero demoliciones, a poco que el edificio presente un valor histórico o patrimonial. Ese el objetivo que se ha marcado el Ejecutivo local, con el alcalde, Pablo Ruz, a la cabeza. Hasta el punto de que, hasta que finalmente pueda ver la luz el catálogo de protecciones de Elche, si es que algún día ve la luz, el Ayuntamiento ha empezado a trabajar en un inventario de inmuebles para garantizar su protección

Edificio de nueva construcción

Un paso que podría parecer una mera declaración de intenciones si no fuera porque en estos momentos está sobre la mesa el derribo del edificio situado en el número 10 del Carrer Ample para construir once viviendas, trastero y local comercial, con un aparcamiento de por medio. Proyecto con cuyos propietarios el equipo de gobierno ya ha iniciado una ronda de conversaciones para tratar de que, en lugar de derribar y levantar un edificio de nueva planta, opten por una reforma que permita conservar la fachada y, en especial, las torres que coronan la construcción en la parte que da al Carrer Ample.

El edificio situado en el Carrer Ample donde se construirá un nuevo inmueble.

El edificio situado en el Carrer Ample donde se construirá un nuevo inmueble. / Áxel Álvarez

Taxativo

El alcalde, en este sentido, se muestra taxativo: «Con este Gobierno, y mientras yo sea alcalde, Elche no volverá a perder ninguna fachada histórica en el núcleo histórico aunque no esté protegida», sentencia.

No menos contundente es el concejal de Estrategia Urbana, Francisco Soler: «Hay edificios que, desde el punto de vista del alcalde y de este concejal, vale la pena conservar, y no es posible mirar a otro lado. Es verdad que los propietarios tienen unos derechos y hay que respetarlos, pero creemos que es posible llegar a soluciones compartidas», señala en este sentido.

Inversiones

El edil incide en que «es de agradecer que haya gente que quiera invertir en el centro de la ciudad, pero hay que mentalizarse de lo que tenemos, y hay que mentalizarse de que, si queremos tener una ciudad que preserve su historia y se revalorice, hay que invertir en esos edificios, como se hace en Madrid, en València o en Murcia». A juicio del responsable municipal de Estrategia Urbana, «lo más fácil es tirar un edificio abajo y hacerlo de nuevo, y sí, es rápido y el beneficio es inmediato, pero acabará siendo un edificio más que disminuye el valor a largo plazo y, lo que es peor, disminuye el valor del centro». 

El argumento en el que se apoya la nueva filosofía del Ayuntamiento es clara: «Hay que pensar en el futuro, pero sin menoscabar los derechos de nadie. Por eso, tenemos que incentivar la preservación de los edificios», subraya el concejal. 

Catálogo inicial

Con estos puntos de partida, la hoja de ruta que ha diseñado el Gobierno de Pablo Ruz se apoya en la elaboración de un catálogo inicial que permita tener identificados los edificios que pueden tener un valor histórico o artístico, con la vista puesta de forma especial en las fachadas, pero también en otros elementos constructivos, como pueden ser escaleras y otros detalles ornamentales que puedan tener esos inmuebles en el interior o en el exterior.

Con urgencia

Sin embargo, la cosa no va a quedar ahí. Ya se ha empezado a actuar de urgencia para impedir el derribo del edificio del Carrer Ample -que también da a la calle Pere Ibarra, al número 3-, con el fin de tratar de proteger la fachada. En un proyecto, a la sazón, que incluye aparcamientos, algo que, a priori, podría entrar en contradicción con la peatonalización de la zona y, además, en un área con terrazas muy consolidadas a estas alturas.

«Lo que estamos intentando es, de común acuerdo con los propietarios, buscar una solución que, sin menoscabar sus derechos, permita proteger la fachada», expresa Francisco Soler.

El edificio situado en el Carrer Ample donde se construirá un nuevo inmueble, con la heladería Illice ya cerrada por traslado.

El edificio situado en el Carrer Ample donde se construirá un nuevo inmueble, con la heladería Illice ya cerrada por traslado. / Áxel Álvarez

Calidades

La tercera pata en la que se apoya este plan estaría enfocada a las calidades de las construcciones que se puedan hacer a partir de ahora en el centro, partiendo de ese principio que es el de conservación. «Sabemos que puede sonar a utopía, pero es importante edificar con otro tipo de calidades para poner en valor el centro y que la gente no opte por irse a vivir a otros sitios, y, a partir de ahí, ver cómo se puede extender a otros barrios, porque el retorno va a ser muy superior», señala Francisco Soler, quien admite que el trabajo que hay por delante es «arduo», pero están dispuestos a trabajar a golpe de concienciación.

Nuevo proyecto

De hecho, esa labor de concienciación también puede acabar siendo fundamental a la hora de cambiar el proyecto previsto para el número 10 del Carrer Ample, donde estaba la heladería Illice, y cuyo estudio de integración paisajística y plan de participación pública acaban de salir publicados hace solo unos días.

El edificio en cuestión consta de un sótano con nueve plazas de aparcamiento y cuatro trasteros; una planta baja para un local comercial; tres plantas, con cuatro pisos en cada una de ellas, salvo en la tercera -con tres-; y un solarium privado y una zona común. 

Sin torres

Más allá de los problemas que podría ocasionar la construcción de un parking en esta zona, precisamente cuando aún sigue abierto el debate en torno al aparcamiento del Mercado Central, la nueva construcción, según consta en el fotomontaje que se incluye en la documentación que ha salido a participación pública, implica la desaparición de la actual fachada con las dos torres que caracterizan al edificio en estos momentos, y que es uno de los aspectos sobre los que más ponen el foco desde el equipo de gobierno.

Vista del centro de Elche, desde la basílica de Santa María.

Vista del centro de Elche, desde la basílica de Santa María. / Áxel Álvarez

«Para la valoración de la integración visual de la actuación objeto de este estudio en su ámbito paisajístico se ha realizado un fotomontaje que nos ayudará a evaluar dicho impacto visual, pero podemos establecer que no se bloquea ninguna vista relevante, ya que la altura permitida en la edificación objeto del presente estudio es similar a las existentes en las construcciones de la zona», se señala al respecto en el estudio de integración paisajística. «Los colores y texturas serán las predominantes en la zona, existentes en el paisaje y entorno, de este modo la cubierta de materiales cerámicos y la fachada con acabado pétreo y de mortero monocapa se sintoniza con los colores naturales que se encuentran en el entorno de clima seco mediterráneo y con las viviendas existentes», se añade.

Contactos

Por eso mismo, en la documentación presentada se entiende que, «con estas medidas, se consigue la integración paisajística de la actuación, que pasará a formar parte del propio paisaje de la zona», y se apostilla que «no existe ninguna limitación legal para autorizar la edificación que se describe».

Sin embargo, desde el Ejecutivo local parece que no piensan lo mismo. De ahí que ya se hayan activado los contactos con la propiedad para buscar esa solución consensuada que permita mantener la fachada, y, de paso, que empiecen a sentarse las bases de ese inventario de edificios que se deben proteger, mientras llega el catálogo de protecciones.

Anticipación

El objetivo final es poder conservar las fachadas y elementos constructivos con valor histórico y artístico desde ya y, para ello, consideran que es necesario anticiparse para que no se vuelvan a topar con proyectos como el que se plantea en el Carrer Ample. Más cuando aún hoy, tras seis años, el edificio Nuevos Riegos El Progreso, situado en la plaza de la Constitución, a escasos metros de este edificio que ahora se quiere derribar, sigue apuntalado, después de que en enero de 2018 la Conselleria de Cultura paralizara los trabajos de demolición del inmueble y, posteriormente, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana obligara a mantener en pie la fachada.

El edificio de Nuevos Riegos El Progreso, apuntalado desde hace seis años.

El edificio de Nuevos Riegos El Progreso, apuntalado desde hace seis años. / Antonio Amorós

Foco de atracción

Freno a los derribos sistemáticos en el centro histórico. Ésa es la filosofía del Gobierno local, insisten, sin entrar en lo que ha ocurrido en los mandatos anteriores con otros edificios. «Si fortaleces el centro, se harán grandes los barrios, porque el centro es un foco de atracción», concluye Francisco Soler.

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