Hace ya muchos años que las viviendas de la pedanía ilicitana de Arenales del Sol lucen reivindicativas unas banderas amarillas con el lema «queremos servicios». El Ayuntamiento ilicitano lejos de preguntarse el porqué y tratar de interesarse por la problemática vecinal siempre ha escurrido el bulto rebajando el clamor popular y tirando balones fuera. Es evidente que Arenales necesita muchas mejoras, empezando por unas conexiones dignas con la ciudad, mejores frecuencias e itinerarios en las rutas de autobús y siguiendo por innumerables carencias en servicios, infraestructuras, dotaciones y sobre todo cariño; es de todos sabido que los alcaldes y concejales ilicitanos han optado históricamente por veranear en la población vecina de Santa Pola ignorando las bondades de los 9 kilómetros de magníficas playas que tenemos en Elche.

El lunes pudimos escuchar al concejal de Turismo, Carles Molina, argumentar ante la demanda de un concejal de la oposición afeándole la penosa gestión con los lavapiés, en el sentido de que eso son «cosas de conselleria» y que «la temporada de baño comienza el 1 de julio». Carles Molina, que será recordado por poner las boyas de delimitación de baño un 18 de julio o por conceder las licencias a los chiringuitos en pleno mes de julio, no tuvo reparo en salvar el cuello para embarrar a su compañero en València y director general de Turisme, Herick Campos, que sorprendentemente declaró ya en su día que «hemos tomado medidas extraordinarias para adecuar los elementos costeros que se vieron afectados por el temporal». Debe ser Arenales una playa olvidada para uno y para el otro.

Los vecinos de Arenales estamos muy cansados de que no se tenga en cuenta nuestras necesidades y peticiones. Arenales es una playa con muchas posibilidades de ocio y de disfrute, de descanso y de relax, pero es difícil veranear aquí con los problemas sin solución a los que cada año nos enfrentamos. En el asunto de los lavapiés, es sangrante observar que cada vez que hay temporal la mitad acaban destrozados, no hay más que observar su ubicación para entender la solución, algo que ya propusimos desde Contigo Elche, y fue retranquearlos y distanciarlos del mar. Esa sería una solución permanente y no los costosos parches que la administración local plantea: arreglo constante con el consiguiente gasto. Igual podemos hablar de la carretera de acceso a la pedanía, impracticable cada vez que llueve y que hemos denunciado en innumerables ocasiones y estamos esperando un estudio técnico al respecto sin éxito alguno.

Arenales necesita cariño en lugar de prepotencia, humildad frente a la altanería política que sólo se interesa por nosotros el día de la recogida de medallas con las banderas azules donde no cabe un político más en la foto. Necesitamos que nos escuchen, que nos atiendan y que se impliquen. Arenales merece mucho más de lo que los distintos políticos que han gobernado Elche le han dado.

Alejandro García Raduán es portavoz de la plataforma vecinal Defiende Arenales.